Narrar | Bajo presión por: Edilberto Aldán - LJA Aguascalientes
24/12/2024

Bajo presión 

Narrar

En La crisis de la narración, Byung-Chul Han reitera la diferencia entre información y narración, cumplen propósitos distintos, la primera dispersa a la comunidad y la transforma en consumidores aislados, mientras que el espíritu de la narración fortalece la unidad de un colectivo al permitirles compartir experiencias y construir una historia común, tiene el poder de “congregarnos alrededor del fuego para darnos sentido”.

Una idea similar está en el prólogo de La sangre de Medusa de José Emilio Pacheco: el escritor cumple la función de “iluminar cuestiones esenciales para la identidad de la tribu: quiénes somos, quiénes fueron nuestros heroicos padres, cómo llegamos adonde estamos, por qué creemos lo que creemos y por qué actuamos como actuamos. El autor no pronuncia sus propias palabras sino da únicamente su versión de lo que le contaron. No sólo es él mismo sino también es simultáneamente sus predecesores. Forma parte del tejido de su tribu. Proclama en voz alta lo que todos saben o deberían saber y todos necesitan volver a escuchar”, ese es el propósito de un narrador.

Los avances tecnológicos, las redes sociales, abrieron las puertas de la conversación pública prácticamente a todos, cualquier con un teléfono celular puede compartir su conocimiento, proponer un diálogo o compartir lo que le parezca bella y, claro, opinar sobre todos los temas posibles, ante la vastedad del universo, la mayoría hemos elegido la de manifestar una idea propia sobre los hechos y personas, también en muchos casos, intentar imponer nuestra visión sin importar la veracidad o los fundamentos de esa percepción.

Byung-Chul Han describe estos tiempos como una Infocracia, donde los mecanismos de control son digitales y distribuyen información que degrada la democracia, lo que el filósofo surcoreano describe como un sistema a veces es simplificado como críticas a los conceptos aislados, como la transparencia, cuando lo que el filósofo señala es que el entorno digital modifica la realidad para transformarla en datos totalmente transparentes y por ello insignificantes, lo mismo ocurre con la información, lo que el filósofo critica es que esos fragmentos no aportan sentido y sólo buscan la atracción de la sorpresa.

La única manera de combatir las noticias falsas, sostiene el filósofo, es cohesionar esos fragmentos de información mediante la narración.

Quienes desean informarse enfrentar un océano de distracciones, para que al público le llegue una noticia relevante, antes tendrá que enfrentar la oferta de mentiras y estupideces con que muchos medios de comunicación (y personas, obviamente) compiten por su atención: polémica entre influencers, revelación de un escándalo de la farándula, aseveraciones disparatadas, manifestaciones a las que nos unimos para mostrar que somos buenos, carnadas para el morbo… y mucha violencia.

Con tal de atraer a la audiencia, los medios replican prácticas publicitarias sensacionalistas, como los ciberanzuelos (clickbait), titulando la información de la manera más sensacionalista posible, con énfasis en la provocación de emociones negativas, ya sea que impulsen al usuario a enterarse como medida precautoria o lo inciten a expresar su opinión en una atmósfera polarizante.


Los hechos noticiosos no saben del calendario, millones de cosas que nos importan y afectan ocurren minuto a minuto en el país y en el mundo, sin embargo, durante la temporada decembrina, por la celebración de las fiestas, los medios de comunicación padecen por la incapacidad de  narrar y suelen exagerar cualquier hecho para no perder a su audiencia, mejor aún si es una declaración, ya que así se le puede dar continuidad buscando reacciones y oponiéndolas.

Donald Trump rendirá protesta como presidente el 20 de enero, por sus amenazas contra México, sin duda será un reto a afrontar para el gobierno de Claudia Sheinbaum, pero generar revuelo y miedo porque Trump declarará a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, obligar a la presidente a manifestarse sobre el asunto para enseguida buscar la opinión de la oposición sobre las declaraciones, destacando las que generan confrontación, es una pésima práctica periodística que en nada abona a informar.

En su conferencia diaria, la presidenta subrayó algo que los medios estamos olvidando, pidió Claudia Sheinbaum “cuando hay una información, que se vaya a la fuente original de la información” para explicar la entrevista de Trump y subrayar que si bien indicó que va a definir a los cárteles como terrorismo, pero nunca habla de una intervención en México. Ante la tregua noticiosa de las fiestas, lo que veremos en los días siguientes es una ola de declaraciones a favor y en contra, traducidas en bites, clips, post, que únicamente lograrán convocar al desinterés, porque es la eterna pelea entre el oficialismo y la oposición que no genera ningún cambio; el escenario en el que la clase política está acostumbrado a escenificar sus escándalos, incapaz de generar un discurso atractivo para la ciudadanía, cómodos en la polarización en la que sólo se defienden intereses partidistas, lejos de la construcción de la conversación necesaria que motive a la participación ciudadana, esa historia que merece ser narrada por los medios, al menos eso es lo que yo creo y siempre he dicho a mis compañeros y colaboradores, nuestra obligación es contar historias, narrar.

Coda. Feliz Navidad y fiestas que celebren. Mis mejores deseos: ánimo, salud y democracia.

@aldan


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