Este fin de semana, varios cayeron en la trampa de la inocencia, dejándose engañar por algunas noticias que circularon en redes sociales con motivo del 28 de diciembre, el Día de los Santos Inocentes. En su connotación religiosa, este día conmemora la orden de Herodes, quien mandó matar a todos los niños menores de dos años para eliminar al rey nacido en Belén, por miedo a perder su trono. Sin embargo, pareciera que todos los días, muchas personas caen en el mismo engaño, sin necesidad de una fecha especial.
Nos chamaquearon cuando dijeron que con la 4T el litro de gasolina bajaría, que la corrupción terminaría porque un pañuelito blanco puso fin a ella, que el compadrazgo se acabaría y que los cargos públicos se asignarían por profesionalismo y no por vínculos familiares. Nos chamaquearon con la rifa del avión presidencial, las obras faraónicas como Dos Bocas, el Tren Maya y el AIFA, que, al final, no son más que elefantes blancos de un gobierno sin visión de futuro. Lo realmente grave no es que nos chamaqueen, sino que sigamos creyendo. Y no solo el bloque oficialista miente, todos los partidos y colores nos hacen pecar de inocentes: desde los montajes del gobierno de Felipe Calderón, especialmente el infame caso de Florence Cassez, hasta la supuesta alternancia fallida de Vicente Fox en 2001, cuando nos dijeron que el país estaba cambiando.
En 1993, con Carlos Salinas de Gortari, nos hicieron creer que quitar tres ceros al peso era una medida preventiva contra la devaluación, mientras el gobierno ya sospechaba lo que venía. También nos llamaron ingenuos con la lucha contra el narcotráfico, cuando uno de los principales estrategas terminó siendo sentenciado en Nueva York por ser un aliado de los cárteles mexicanos. Y así podríamos seguir, pero el punto es claro: en México, todos los días son Día de los Inocentes. No pasa un solo acontecimiento en el que no intenten vernos la cara, y ahí estamos, legitimando, creyendo una y otra vez.
Les quedó grande la yegua
Y a MIAA le faltó jinete. Siguen las quejas por el servicio de MIAA, el organismo operador de agua en el municipio capital, que no parece dar pie con bola en cuanto a la calidad del servicio. Varios fraccionamientos han sufrido cortes en el suministro de agua, y olvídese de que este problema sea exclusivo de las zonas al oriente de la ciudad; ya no lo es. Fraccionamientos como El Dorado, La España y Versalles (primera y segunda sección) también han comenzado a padecer los efectos de quedarse días sin agua. Y aunque hace unos meses se implementó una polémica reforma local que supuestamente permite suspender el servicio con la condición de notificar a los usuarios con anticipación, esa reforma parece ser una mera formalidad, pues los recortes siguen, pero las notificaciones brillan por su ausencia. Los ciudadanos tienen que “rascarse con sus uñas” para encontrar alguna explicación.
Por si fuera poco, para 2025 los hogares de la capital tendrán que pagar un 7% más en sus recibos. Todo esto se pudo haber evitado si en la administración pasada el proceso de municipalización hubiera sido más transparente y si se hubiera consultado a verdaderos expertos en la materia. Pero, claro, no fue así. No olvidamos que, a puertas cerradas y en reuniones privadas, el cabildo de ese entonces se reunía para decidir el destino del vital líquido, y en una sesión extraordinaria convocada con minutos de anticipación, se votó la creación de MIAA. Aquí están las consecuencias. Ahora solo queda esperar y ver si el tiempo le dará la razón al municipio, y si MIAA resulta ser el salvavidas que nos prometieron.
La falta de cultura vial
Cada vez circulan más videos en redes sociales mostrando a motociclistas haciendo piruetas o arrancones sobre el segundo anillo, además de conductores imprudentes realizando maniobras prohibidas. Sin embargo, parece que todos esperamos que Tránsito se encargue de solucionar estos problemas, cuando muchas de las responsabilidades de la vialidad también dependen de nosotros como usuarios. Dígame usted, cuando hay topes en las vialidades, ¿frena o se los pasa a toda velocidad en segunda? ¿Utiliza siempre el cinturón de seguridad? ¿Respeta el límite de velocidad? Si respondió “no” a alguna de estas preguntas, enhorabuena, está dando el primer paso para admitir que, como usuarios de movilidad en el estado, nos falta bastante cultura vial y que, más que quejarnos, debemos empezar a aplicarnos. Si no, por más reportes que reciba Tránsito Municipal, simplemente no se dará abasto.
¿Estamos listos para la prohibición del maíz transgénico?
Morena tiene planes de presentar en enero una iniciativa en la Cámara de Diputados con el objetivo de prohibir el consumo de maíz transgénico. Es cierto que este maíz ha sido señalado como causante de varios problemas de salud, pero, mientras tanto, el campo mexicano atraviesa una crisis tan severa que nos hace cuestionar si la oferta de maíz nacional será suficiente para satisfacer la demanda. Si la iniciativa no pasa, entonces podría resultar en un encarecimiento de los productos derivados del maíz. Así que, esperemos que los morenitos, en su afán de proteger la salud, también le echen un poco de coco y en su propuesta incluya apoyos directos a los productores de maíz (los más necesitados) para fortalecer este sector productivo. De lo contrario, podría ser otra ley que se quede en letra muerta, como tantas otras, y nos veamos aún más enredados en el dilema de alimentar a la población sin arruinar el bolsillo.
Asesinados por el Estado de Aguascalientes
Este sábado, frente al Congreso del Estado de Aguascalientes, en la plaza principal, no pasó desapercibido el montaje de 92 “tumbas” con la leyenda: “Asesinados por el Estado de Aguascalientes”. Esta manifestación fue organizada por grupos conservadores de la entidad para conmemorar el primer aniversario de la reforma que despenalizó el aborto hasta las doce semanas de gestación (hoy reducido a seis semanas). Los conservadores aseguran que estos 92 abortos en hospitales públicos son consecuencia directa del aumento en el tiempo permitido para interrumpir el embarazo.
Ahora bien, si su argumento principal es que más tiempo para abortar significa más abortos, la pregunta lógica es: cuando se reduce el tiempo, ¿se reducirán también los abortos? No es que estemos presionando para encontrar respuestas rápidas, pero en un año, veremos si esta hipótesis conservadora se confirma o si, como de costumbre, los resultados son algo más complejos de lo que se presenta en una pancarta.