Bajo presión
Historial Nacional
Ayudo a mi hijo a estudiar para su examen bimestral de Historia, le confieso mi sorpresa porque saltan de tema en tema, inicia con la definición de grupos étnicos y las minorías; preguntan sobre la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional; el tercer tema es el virreinato y el sistema de castas; para finalizar con la definición y propósito de la Historia así como las diferencias entre historia nacional, mundial y universal.
Una de las secciones enlista una serie de enunciados que deben ser calificados como Falso o Verdadero:
- La historia patria tiene como objetivo exaltar el pasado de cada nación para fomentar el sentido de pertenencia y el amor a la nación.
- Los sujetos históricos de la historia nacional son héroes y villanos, “buenos” y “malos” definidos por sus servicios prestados al Estado.
No pude evitar cierto disgusto con esas definiciones de la historia, en especial con la simplificación que define bandos a partir de los servicios al Estado. Mi hijo, que cursa primero de secundaria, me explicó que dividen en bandos a los participantes de cualquier hecho histórico para exaltar el amor a la Patria; con todo y que él entendía que la historia no es así, no pudo evitar que lo atosigara con las estrofas eliminadas del Himno Nacional, con lo del guerrero inmortal de Zempoala o la convocatoria a seguir la sacra bandera del bravo adalid; simplificar la historia en buenos y malos es una forma de olvido, así es como borramos a Santa Anna e Iturbide del himno; ¿qué va a hacer cuando le toque estudiar al joven soldado oaxaqueño que luchó por la no reelección y que después se eternizó en el poder?, ¿cómo va a comprender el movimiento revolucionario dividiendo en héroes y villanos? ¿para ser patriota hay que borrar a personajes de la historia de manera que se amolden a los buenos servicios prestados al Estado?
Después pensé en el cambio de régimen que estamos viviendo y los métodos de la Cuarta Transformación y preferí cambiar de tema, además ya vienen las vacaciones y tengo a la mano varios libros que no dudaré en usar para explicarle a mi hijo nuestra historia y lo que nos hace mexicanos.
Central
I read the news today, ¡oh boy! Carlos Gutiérrez reproduce en su columna un comentario de Templo Mayor del Reforma sobre el protagonismo de Arturo Ávila Anaya que ya tiene harta a la bancada de Morena; en su videocolumna, José Antonio Zapata señala que el diputado federal sufre del síndrome de Hubris, “un trastorno que se caracteriza por su ego desmedido, un enfoque personal exagerado, aparición de excentricidades y, sobre todo, total desprecio a las opiniones de los demás”. Yo acabo de dedicar un párrafo al vocero del oficialismo.
Me referí a Arturo Ávila por mentir para justificar la prohibición de los vapeadores, sacándose de la manga una millonaria cifra de muertos que el oficialismo había evitado con esa reforma constitucional. ¿Las menciones son una coincidencia?, no, el vocero de los diputados aprovecha cualquier espacio para promocionar los grandes logros de Morena y, de paso, presentarse como un adalid del oficialismo
Tanto Zapata como Gutiérrez finalizan sus columnas indicando que, por el comportamiento de Arturo Ávila, bien hace en quedarse en la Ciudad de México en vez de hacer política en Aguascalientes, porque así no contamina las formas que se desarrollan en la entidad. No coincido, tanto peligro hace ese tipo de propagandistas allá que acá.
Tampoco coincido en minimizar la inteligencia de Arturo Ávila, el morenita es sumamente astuto y se ha convertido en un excelente lambiscón del oficialismo, un actor que sigue al pie de la letra el guión que desde el cuarto de guerra le entregan para justificar las necedades del morenaje, incluso aquellas que tienen que ver con la violación de derechos humanos; esa actitud es igual de vil en el Zócalo que en la Plaza de Armas; su actuación no es desinteresada, sólo él se cree el discurso de que renunció a sus empresas para defender los ideales de la Cuarta Transformación, por como trata el oficialismo a sus hijos, pronto llegará la recompensa, ya sea en forma de un cargo o una candidatura (otra).
El método del vocero del oficialismo, ya lo he descrito en otras ocasiones, se basa en el engaño, la burla y la polarización. Difiero de Carlos Gutiérrez y José Antonio Zapata al considerar que Arturo Ávila no es suficientemente inteligente como para hablar de todos los temas y que por su protagonismo lo acusarán con Ricardo Monreal; como si eso importara al morenaje, la mayoría de los diputados no leen los dictámenes, sólo siguen instrucciones, no hay razonamiento entre ellos, sólo servilismo; por eso requieren de los servicios de Arturo Ávila, para que repita ante los medios el discurso justificatorio del servilismo legislativo.
No importa si es la desaparición de los organismos autónomos, la reforma al Poder Judicial o el presupuesto, los voceros del oficialismo (Arturo Ávila no es el único) van bien preparados con láminas y otros datos, si eso falla, cuentan con recortes de periódicos para desestimar al enemigo, porque así consideran al interlocutor; si se les señala algún error, de inmediato comienzan a gritar que se les está interrumpiendo; si se les entregan datos que contradicen lo que les investigaron, gritan o se burlan, convocan a los fantasmas del conservadurismo y llevan a otra parte la discusión; y mientras sus interlocutores presentan sus objeciones o información, sonríen a la cámara negando lo que los otros dicen. No falla, está muy bien medido el método, todo consiste en descalificar, la verdad no importa, se trata de anular a todo aquel que quiere presentar un argumento distinto que exhiba la servidumbre de los morenitas a lo que digan sus jefes de tribu; ¿alguien cree que Ricardo Monreal o Adán Augusto López van a coscorronear a tan buen sirviente?
El lopezobradorismo convertido en oficialismo, en aras de transformarse en partido hegemónico para un largo rato, sabe perfectamente qué hay que hacer para mantenerse en el poder, el primer paso: contar la historia, la de los “buenos” contra los “malos”; la de Arturo Ávila contra los conservadores corruptos.
Coda. No hay coincidencias, apenas escribí el primer verso de A day in a life me llamó la atención cómo finaliza esa estrofa: I read the news today, oh, boy / About a lucky man who made the grade / And though the news was rather sad / Well, I just had to laugh / I saw the photograph / He blew his mind out in a car / He didn’t notice that the lights had changed / A crowd of people stood and stared / They’d seen his face before / Nobody was really sure if he was from the House of Lords. Y sí, Arturo Ávila es un hombre con suerte, encaminado a que nadie dude de si vio su rostro en alguna parte, a la mejor en la Cámara, un político que va demasiado rápido y se salta los semáforos.
@aldan