Bajo presión
Voceros
La instrucción fue confirmada en la conferencia matutina de la presidenta, “el INAI sí desaparece y entra una función en un área especial de la Secretaría Anticorrupción y de Buen Gobierno; y se mantienen los criterios que formalmente constituyeron al INAI, sin necesidad, pues, de estos grandes organismos, grandes gastos, viajes al extranjero”, de nada sirvió el esfuerzo de los consejeros del INAI por preservar, al menos, la Plataforma Nacional de Transparencia o participar en la elaboración de leyes secundarias para la protección de datos.
De acuerdo a Julieta del Río, comisionada del INAI, tuvo un encuentro fortuito en Zacatecas con Sheinbaum Pardo, en el que le compartió su preocupación por los vacíos de la iniciativa que desaparece al Instituto y la presidenta le pidió una tarjeta informativa con esos datos para buscar la forma de solucionarlo, una cortesía mentirosa porque desde hace meses se construye un discurso público, a través de los voceros del morenaje, para convertir en un espectáculo inútil la discusión de la extinción del INAI y otros órganos autónomos en la Cámara de Diputados.
La noche del miércoles, los diputados aprobaron la reforma constitucional para desaparecer los órganos autónomos, de nueva cuenta con una aplastante mayoría calificada: 347 votos a favor (Morena, PT y PVEM) y 128 votos en contra (PAN, PRI y Movimiento Ciudadano), la sesión continuará el día de hoy para, por la mañana, continuar con la la discusión en lo particular de la iniciativa, entre otros temas, la creación de un organismo descentralizado que asuma las funciones de la IFT y Cofece. Junto con la eliminación del INAI se desaparecen los 32 órganos estatales de transparencia.
Desde que López Obrador anunció la intención de extinguir al INAI, los comisionados de ese instituto se dieron a la tarea de divulgar para qué sirve, cuánto cuesta el organismo y algunas de sus resoluciones emblemáticas, a través de entrevistas, comunicados y con la construcción de un micrositio en su página.
Entre esas resoluciones emblemáticas, destaca el papel que jugó el INAI en los casos de corrupción como el del Odebrecht, Agronitrogenados, la Casa Blanca de Enrique Peña Nieto, la Estafa Maestra y la compra de certificados bursátiles por SEGALMEX; los voceros del oficialismo, de acuerdo a una estrategia bien definida, cierran los ojos ante estos ejemplos del actuar del INAI y mienten descaradamente, como hizo ayer el diputado morenita, Arturo Ávila, quien aseguró que la “reestructuración” de los órganos autónomos es un paso hacia la austeridad y la transparencia en el manejo del presupuesto público.
Voceros como Arturo Ávila, Julieta Ramírez o Israel Zamora aparecen en diversas mesas de debate para ir construyendo las mentiras que apoyen las reformas que no leen en la Cámara de Diputados, para así generar en la opinión pública la idea de que el oficialismo en el Poder Legislativo sólo cuida el legado de Andrés Manuel López Obrador. Estos personajes que hablan en nombre del morenaje repiten el mismo guión en todos los escenarios, comienza por descalificar al otro indicando que la oposición la conforman quienes desean que le vaya mal al país; con sorna, descalifican a los otros indicando que no leen, no estudian, las iniciativas; señalan a sus opositores por formar parte de una clase privilegiada que únicamente busca regresar a los privilegios y que formaron parte de gobiernos que eran “máquinas de generar pobres”, la misma táctica en todos los programas.
En el caso del INAI, las mentiras de los voceros son fácilmente aclaradas, cuando eso ocurre, levantan la voz, se ríen y aluden a la voluntad del pueblo que los hizo supermayoría, incluso cuando repiten esos argumentos en tribuna, como hizo Arturo Ávila, quien aseguró que los organismos autónomos “le cuestan al presupuesto público miles de millones de pesos, que son muy costosos pero que aportan realmente poco a la vida pública de nuestro país”. Si se dividiera el costo del INAI entre todos los mexicanos, sería de menos de un peso mensual y, en el presupuesto, los organismos autónomos representan apenas el 0.55% del gasto gubernamental.
Sobre lo que aportan a la vida pública, de nueva cuenta, en el caso del INAI son miles de beneficiados para obtener documentación (y justicia) ante la indolencia del IMSS, por ejemplo, además habría que mencionar de nuevo que sin la intervención del Instituto no se hubieran conocidos casos de corrupción del tamaño de Odebrecht, SEGALMEX o la Estafa Maestra; para eso también cuentan con una estrategia los voceros, se acusa a los comisionados del INAI de corrupción, de la misma manera que se hizo con las personas juzgadoras al señalarlos de cómplices del crimen organizado; en la tribuna, Arturo Ávila dijo que en el instituto había corrupción y despilfarro porque la Auditoría Superior de la Federación detectó gastos en cantinas, restaurantes de lujo, hospedajes en España y hasta un consumo en un centro de entretenimiento nocturno, por el caso de un comisionado que pagó su consumo en un table dance, saben los voceros cómo estigmatizar a quienes quieren aplastar, con una moralina blandengue que divide en buenos y malos, para enseguida elevar esos ejemplos a una intención de “poner fin al despilfarro y garantizar que cada peso del presupuesto se use en beneficio del pueblo”.
Hasta ahora, la táctica discursiva de los voceros del morenaje ha funcionado porque nadie les pone mucha atención, al final, un Poder Legislativo sumiso asegura que nada de lo que se discuta en la opinión pública va a afectar las instrucciones dejadas por López Obrador; ya se verá si en verdad es efectiva cuando llegue el tiempo de enfrentar a los grupos de poder del morenaje contra una decisión de la presidenta.
Coda. Cuando escucho debatir a los voceros del oficialismo, invariablemente recuerdo a Lichtenberg, dos aforismos en especial: “Jamás hay que creerle a quien asegure algo con una mano en el corazón” y “No son las mentiras, sino las observaciones muy sutiles y falaces las que interrumpen el proceso de depuración de la verdad”.
@aldan