Ambientalistas
Una breve mirada a la noción de desarrollo
La semana pasada tuve la oportunidad de asistir como ponente al 29° Encuentro nacional sobre desarrollo regional en México, en el que presenté la ponencia intitulada “Una mirada a la noción de desarrollo desde la ética ambiental” y de la cual me permito compartirles algo de su contenido. En este trabajo lo que señalo primeramente es que el concepto de desarrollo contiene una carga semántica que conserva remanentes de la visión colonialista, misma que estaba asentada en una división del mundo en civilizado e incivilizado, asumiendo que prácticas como la esclavitud y la tortura eran justificables, apoyando esto en criterios religiosos, raciales y jerárquicos. Esta idea la respaldo en el trabajo del sociólogo Aram Ziai (2016), quien señala que a pesar de que el discurso Colonial es suplantado por el de Desarrollo y ya no se establece una diferencia entre “civilizados” e “incivilizados”, ahora se modifica eufemísticamente por los conceptos “países desarrollados” y “subdesarrollados” cambiando el discurso racial y de menosprecio cultural, por uno en el que el progreso industrial y científico mide el valor de las naciones y sus habitantes. Desde esta perspectiva, las “nuevas elites económicas”, curiosamente ubicadas en el hemisferio norte y varias de ellas formando parte de los antiguos imperios colonialistas, están dispuestas a educar y ser tutoras de los países del sur, con el objetivo de hacerlos socios comerciales y lograr, a través de esto, que asuman los ideales culturales y económicos occidentales. Con base en este criterio las posibilidades de los seres humanos para organizar su existencia se reducen nuevamente a seguir los pasos de Occidente, cuyo pasado inundado de violencia y destrucción ambiental se romantiza como un paso necesario para el desarrollo.
La idea de lograr un desarrollo de todas las naciones en la segunda mitad del siglo XX se convirtió entonces en la bandera de la cultura occidental y en una nueva forma de colonialismo moderno, pero a diferencia de los métodos del pasado, en los que se empleó el dominio bélico y violento de los territorios, la nueva estrategia ha consistido en crear lazos comerciales con los que se brinde apoyo industrial y tecnológico a los países en vías de desarrollado a través de créditos para su adquisición, introduciéndose con ello una nueva y sutil forma de vasallaje deudor amparado por las leyes de la economía neoliberal, sobreponiendo los intereses del capital corporativo privado por encima de los del Estado, es decir, de la población en general.
Para que esto sea posible, el modus operandi de los gobiernos en los países en vías de desarrollo, ha consistido en ofrecer oportunidades económicas y comerciales a empresas transnacionales para que se instalen en su circunscripción política a cambio de recibir beneficios y prerrogativas de diversa índole, como donación de terrenos, exención de impuestos por un determinado periodo, concesión para explotación de recursos naturales (agua, bosques, minerales, hidrocarburos), laxa regulación de sus emisiones contaminantes, explotación laboral, privar a los empleados de derechos sindicales, etc. Todo esto se presenta como un “mal necesario” que es ensombrecido por la bandera resplandeciente del desarrollo económico de la región, ya que a cambio se obtienen fuentes de empleo para la población, se contribuye al crecimiento del PIB y se participa activamente en el proceso de la globalización. Este proceso globalizador es impulsado por la Organización Mundial de Comercio, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y, a nivel regional con la promoción de áreas de libre comercio o mercados comunes que buscan anular aranceles e imponer un liberalismo comercial total.
La noción de desarrollo, como se presenta, hace referencia a un proyecto modernizador de cuño capitalista en el que la economía es la parte medular; sin embargo, esta idea ha venido matizándose con conceptos que amplían su alcance hacia diversos ámbitos como son el desarrollo sustentable, el desarrollo regional, el desarrollo social, etc., restándole peso a lo meramente económico, pero sin perder dicho matiz. El primer y más claro ejemplo de esto es el empleo que se hizo del concepto de desarrollo al fusionarlo con la noción de sostenibilidad en el Informe Brundtland (1987) unificando ambos términos en uno solo dando origen a la idea de Desarrollo sostenible, con la que se hace referencia a que debemos satisfacer las necesidades del presente sin comprometer las de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. Es así como entra en el escenario mundial esta ampliación o precisión de que el desarrollo no debe limitarse a cuestiones meramente económicas y tecnológicas, sino que es imprescindible tener presente en ellas el cuidado de los bienes naturales que son transformados en recursos para beneficio de nuestra especie, dado que estos no son inagotables, de ahí la preocupación y la responsabilidad que tenemos de cuidarlos y protegerlos.
Es importante señalar que este cambio conceptual y de abandono de las ideas colonialistas y sus prácticas, por el de desarrollo como nueva forma de convivencia internacional, no se da injustificadamente ni de golpe, sino que responde a una propuesta hecha en 1950 por el presidente de los Estados Unidos de América, Harry S. Truman, que en su discurso inaugural de su segundo mandato, en el Punto Cuarto, plantea sustituir el viejo imperialismo -la explotación para el beneficio extranjero- por un nuevo programa de desarrollo basado en los conceptos de un justo reparto democrático. En palabras de Fernández:
[este] es considerado de forma prácticamente unánime por los estudios del desarrollo como el hito político y mediático que pone en circulación el discurso desarrollista y le da impulso definitivo para instalarse como la nueva retórica dominante de las relaciones internacionales y de la geopolítica mundial (2023: 15).
En este escenario es en el que se inserta la noción de desarrollo regional, que de acuerdo con Torres (2013), es “un proceso de cambio cualitativo y cuantitativo en los planos económico, político, social, ambiental, tecnológico y territorial que suceden dentro de las unidades político-administrativas del territorio nacional” (p.41). Esto hace referencia a un dinamismo generador de constantes transformaciones en los núcleos poblacionales humanos con los que se busca integrar mejoras progresivas en los niveles de vida de las personas anexando los avances científicos y tecnológicos de su propio momento histórico.
El desarrollo regional, como su nombre lo indica, no avanza de manera uniforme, sino por regiones de manera paulatina, haciendo las adecuaciones necesarias que permitan ir integrando en cada una de ellas la infraestructura básica (caminos, tuberías para llevar agua potable y alcantarillado, energía eléctrica, mercados, escuelas, hospitales, iglesias, etc.), así como las estructuras jurídicas (reglamentos, leyes) y políticas (cámaras legislativas, secretarías gubernamentales) con las que se va consolidando su desarrollo. Debido al desarrollo alcanzado en algunas regiones, se conforman “nuevas metrópolis y aparecen conceptos como distritos industriales, polos tecnológicos, tecnópolis, sistemas territoriales de innovación, y otras formas de expresión organizacional del territorio regional y local” (Torres, 2013: 42). Con el auge de la tecnología computacional, basado en un avance y crecimiento inconmensurable de programas y aplicaciones (apps), seguidos de una gama muy amplia y de evolución constante de gadgets (computadoras, consolas de juego, tablets, teléfonos celulares, etc.), nos encontramos con el hecho de que este desarrollo ha afectado las formas tradicionales de comunicación (entrevistas y llamadas telefónicas personales), las cuales han sido desplazadas por encuentros y conferencias impersonales mediante mensajes de texto (WhatsApp, Telecom, etc.) o imágenes y videos (Facebook, Instagram, Tik Tok, X, YouTube, Zoom) provocando una gran despersonalización. A esto podemos agregar que los medios tradicionales de información (periódico, radio y televisión) han perdido valor, ya que ahora todo se consulta por internet.