Orquesta Sinfónica de Aguascalientes
Strauss, Bruch y Dvorak en el segundo concierto de temporada
La orquesta es el instrumento del director, él es el responsable de cómo se escuche la orquesta, de él depende el curso que habrá de tomar la sesión musical, por eso es necesario y refrescante que todas las orquestas del mundo trabajen eventualmente con directores huéspedes, el número de conciertos que le sean encomendados a un huésped dependerá de cuántos conciertos tenga una temporada, de esta manera, el director se enriquece con una orquesta que no es la suya, y la orquesta también es beneficiada con un director invitado conociendo diferentes formas de trabajar, y diferentes criterios de abordar un repertorio que posiblemente ya le es familiar a una orquesta.
Para el concierto del pasado viernes contamos con la participación del maestro Ildefonso Cedillo como director invitado, y que al mismo tiempo es principal de la sección de violoncellos de la OSA para dirigir un programa muy atractivo, iniciando con la Obertura El Murciélago de Johann Strauss Hijo, después una belleza llena de intimidad y profundo recogimiento espiritual, el Kol Nidrei, Op.47 del compositor alemán Max Bruch, una obra para violoncello solista con acompañamiento orquestal, -hay también, por cierto, una exquisita versión para piano y cello, muy recomendable la ejecución de Mischa Maisky en el cello y Martha Argerich en el piano-, en este caso, contamos con la participación del maestro Fernando Gómez, integrante de la Sinfónica de Aguascalientes. El concierto termina con un manjar del lenguaje sinfónico, la Sinfonía No.8 en sol mayor de Antonin Dvorak.
El maestro Cedillo es un gran músico, muy completo en su perfil musical, y no me refiero sólo a su trayectoria, eso es otro asunto, sino a sus posibilidades reales en el amplio e inagotable horizonte de la música, no sólo es un extraordinario violoncellista, sino que ya ha demostrado sus facultades como director, asunto nada sencillo, por supuesto. Notamos desde el inicio de la Obertura El Murciélago la disciplina con la que trabajó, seguramente durante la semana de ensayos, eso es algo evidente en el concierto, el nivel de exigencia que el maestro impuso a sus compañeros de trabajo también se notó en el concierto, la OSA se escuchó diferente, con renovado entusiasmo, vamos, rejuvenecida en todos sentidos, la intensidad, la profundidad, el celo con el que se aborda la obra que está en el atril, son cosas que de repente dejamos de escuchar en los conciertos de cada semana, es en casos como este, cuanto se tiene en el podio una batuta que tiene ideas claras, que sabe a dónde quiere llegar y que tiene el absoluto dominio del repertorio que le ha sido encomendado, que notamos las verdaderas posibilidades de nuestra orquesta y la grandeza que tiene esta entidad musical. Extraordinario trabajo, maestro Cedillo.
Especial atención merece el Kol Nidrei, Op.47 de Max Bruch, una obra que es la representación musical de una oración judía que antecede al Yom Kipur, o Día de la Expiación, no obstante, Max Bruch no era judío, él era un luterano practicante, pero se dejó seducir por el misticismo de esta oración llevándola al discurso musical recurriendo al violoncello como instrumento solista. Por otro lado, llama la atención que el solista fue uno de los miembros más jóvenes de la OSA, específicamente de la sección de violoncellos, el maestro Fernando Gómez, que al mismo tiempo es el alumno más avanzado del maestro Cedillo, ya comentamos que él es el principal de la sección de Violoncellos de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, el maestro Fernando Gómez hizo un trabajo excelente, limpio en su ejecución mostrando siempre una gran seguridad en su interpretación, y es que lo cierto es que el maestro Cedillo lo estuvo arropando en todo momento, le dio la certeza desde el podio que el solista necesita para trabajar con toda la confianza, no tempo al error al asegurar que parte del éxito del maestro Gómez se debió a la seguridad que con la batuta le inspiró el maestro Cedillo.
Para terminar el concierto disfrutamos de una deliciosa ejecución de la octava de las nueve sinfonías compuestas por el compositor bohemio Antonin Dvorak, ha habido cambios en la numeración de las sinfonías de este gran compositor, pero en la numeración actual, la Sinfonía en Sol mayor es reconocida como la octava, especialmente el Adagio, segundo movimiento de la octava, un manjar.
La entrada al Teatro Aguascalientes mejoró sensiblemente respecto a la semana pasada, pero sin ser, por supuesto, una gran entrada. La gran entrada la esperamos mañana viernes en el tercer concierto de la cuarta temporada con la sublime, majestuosa e inmaculada Sinfonía No.9 del genio de Bonn, Ludwig van Beethoven, sé que se ha convocado al Coro Amicitia que dirige el maestro Daniel Romo, están recién desempacados de un exitoso viaje a Barcelona, y ahora estarán en este tercer concierto de la OSA, tengo entendido que también estará el Coro de la Universidad de las Artes que dirige el maestro Alberto Adhemar Carbajal Campos, que además es barítono y estará cantando como solista en el concierto, me fue imposible conseguir el nombre de los otros tres solistas, a la hora de escribir las presentes líneas, miércoles 13 de noviembre a las 14:10, el Instituto Cultural de Aguascalientes no ha publicado los nombre de los solistas, no sé por qué no me sorprende, en fin, ya veremos.
Hasta donde tengo entendido, es una sola función, lo que no deja de sorprenderme considerando el poder de convocatoria de este monumento del sinfonismo universal, así que, por lo pronto, nos vemos mañana a las 20:30 horas en el Teatro Aguascalientes.