- Samuel de la Riva, comerciante y presidente de Feos MC, lidera un motoclub con más de 26 años de historia en Aguascalientes
- El motoclub combina pasión por las motos con apoyo social, ayudando a niños y adultos mayores en situación vulnerable
- Para pertenecer a Feos MC, los prospectos deben cumplir con un reglamento estricto que incluye kilómetros rodados y compromiso grupal
El sonido de los motores y la sensación de libertad sobre el asfalto definen el mundo de Samuel de la Riva, comerciante y presidente del motoclub Feos MC, con más de 26 años de historia en Aguascalientes. Samuel comparte su historia, desde sus inicios como motociclista hasta su liderazgo en una comunidad que no solo celebra el motociclismo, sino que también se dedica a apoyar causas sociales.
“Mi gusto por las motos surgió de un amigo muy cercano, quien también era mecánico. Después de su fallecimiento, decidí cumplir el sueño de tener una motocicleta y adentrarme en este mundo. Hace ocho años que comencé, y desde entonces no he parado”, relata Samuel, mientras explica cómo llegó al motoclub Feos MC por recomendación de un vecino que también compartía su pasión.
Ser parte de un motoclub como Feos MC no es simplemente portar un parche; es un compromiso que se construye con esfuerzo, tiempo y kilómetros recorridos: “Para pertenecer, pedimos seis meses de prospección y al menos 1,000 kilómetros rodados. Esto asegura que quien se une lo hace con seriedad y respeto por el motoclub y sus valores”, explica Samuel.
El parche, símbolo de identidad biker, tiene un significado especial: “Cada elemento del parche refleja tu nombre, el motoclub al que perteneces y la ciudad que representas. El proceso para ganarlo es riguroso y, si no cumples con el reglamento o el consenso del grupo, no se te entrega. Es un símbolo que se gana, pero también se puede perder”, comenta.
Además, el motoclub sigue un código de prioridad: primero la familia, luego el trabajo y finalmente el motociclismo. Aunque las reuniones son parte esencial de la dinámica, hay flexibilidad para quienes enfrentan compromisos personales.
Más allá de las rodadas y el compañerismo, Samuel destaca el impacto social del motoclub: “Nos enfocamos en apoyar a niños de escasos recursos, con cáncer o que han sufrido accidentes, así como a adultos mayores. Ver la sonrisa de un niño al subirse a una moto no tiene precio. Es una experiencia que no se compara con nada”, afirma emocionado.
En su vida como motociclista, Samuel también resalta la conexión con la libertad y la desconexión del mundo cotidiano. “El motociclismo es otra vida, otra realidad. Al rodar, disfrutas del aire, la carretera y la vida misma. Es una sensación única que todos deberían experimentar al menos una vez”, asegura.
Con historias de camaradería y anécdotas memorables, como el concurso del “Rey Feo” en la feria local, Samuel de la Riva combina su pasión por las motocicletas con un compromiso social y comunitario, dejando huella tanto en el pavimento como en el corazón de las personas que toca con su labor.