Redes sociales y la sociedad del espectáculo | La Columna J por: Roberto Ahumada - LJA Aguascalientes
25/11/2024

La Columna J

Redes sociales y la sociedad del espectáculo

“Las redes sociales nos han alejado de los cercanos, y nos han acercado a personas que no conocemos”: Kurtz.

Estimado lector de este reconocido medio LJA.MX, con el gusto de saludarle como cada semana, quiero aprovechar esta ocasión para hacer una referencia a un tema que sin duda alguna ha marcado el ritmo social de las personas, las redes sociales se han convertido en el nuevo portal para entender la realidad y su respectiva interpretación, vivimos en una sociedad que ocupa y necesita el espectáculo para darle sentido a las acciones individuales.

En pleno siglo XXI nos encontramos sumergidos en el nihilismo pletórico de los sin sentidos, es decir, la gente cree que una noticia es real por el simple hecho de haberla visto en redes sociales, sé que suena irónico, ya que los algunos medios actuales carecen de certeza y existe una manipulación a conveniencia de los intereses del capital, no obstante, las redes sociales se han apoderado del ritmo social. Es increíble cómo la gente prefiere hacer una historia en Instagram sobre un atardecer en lugar de contemplarlo. Resulta paradójico el hecho de que prefiramos felicitar a alguien por su cumpleaños por Facebook a hacerlo personalmente, cada vez estamos más cerca de decir que conocemos a alguien por su perfil e incluso interactuamos con él a saludarle de manera directa en la calle. 

“La vanidad humana nunca se ha sentido mejor desde que existen las redes sociales”: Javier Sanz. 

La sociedad del espectáculo es una obra del filósofo francés Guy Deboard, en la cual se crítica a la sociedad moderna por regir sus relaciones en torno a imágenes, representaciones  y espectáculos, en lugar de experiencias reales y auténticas, la combinación del capitalismo con las redes sociales ha transformado la vida cotidiana, el consumismo y los propios medios fomentan una conciencia falsa y alienan a las personas de sí mismas, las aleja de su entorno, de la naturaleza, es por ello que las relaciones humanas cada vez son más digitales y menos humanas, importa lo que sucede en la pantalla aunque sea falso, pero no importa lo que pasa con la personas, con su sentido de existencia, de hecho este concepto resulta ser un vestigio para los nuevos conceptos.

Estimado lector, el promedio en el que una persona en México pasa checando sus redes sociales ha llegado a tres horas al día, es decir, en el lapso de un día volteamos a ver nuestro celular entre 300 y 400 veces para ver lo que está pasando en las redes sociales. El mundo ha cambiado en demasía, la distopía de Huxley no parece tan lejana, mucho menos la Orweliana, estamos en la antesala de la pérdida del sentido común. Las cámaras de eco de las redes sociales son un espiral en la comunicación y en su modo de construir una verdad, no una realidad, es una reyerta al intelecto y las acciones que trascienden en las personas, no se puede pensar en la libertad estando viendo historias de personas que no conocemos y que damos por hechas, es un espectáculo con la escénica neoliberal, la cual vitupera nuestra afección humana. 

Pan y circo es lo que toda sociedad demanda de un modo directo o indirecto, en el cauce de la vida se puede apreciar cómo el entretenimiento fomenta la esencia de un espectáculo, dicha dinámica se logra apreciar en las redes sociales, es el lugar, el tiempo y el espacio donde transcurre un sinfín de shows, incluso hay quien únicamente utiliza su red social para hacer ese tipo de contenido, no importa si en contenido tiene consistencia, importa si espectáculo, si lo es trasciende, se dispersa, se extiende, si no, simplemente se diluye. Los efectos virales desaparecen en cuestión de días, las tendencias no duran más de escasas semanas, es la combinación de la sociedad del espectáculo y la sociedad líquida. Fluye y se dispersa, desaparece, se evapora. 


La situación va más allá del bien y del mal, es, así existe, así posiblemente lleve a las personas al ostracismo existencial, o posiblemente el efecto tenga la capacidad de regular los síntomas atípicos a los cuales tienden las sociedades en decadencia, solo el tiempo lo dirá. El filósofo Lou Marinoff exponía más “Platón y menos prozac”, esta expresión alude a que las sociedades deben de comenzar a buscar un sentido de vida no en el espectáculo que se transmite en las redes sociales, sino en la metáfora que extiende la naturaleza en un paisaje, en un atardecer, no en la percepción que está al alcance de la mano que esposa y encarcela a la mente, sino en el cantar de un ave que levanta sus alas.  La vida social ya se ha transformado en una vida electrónica o ciber vida.

In silentio mei verba, la palabra es poder.


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