La poesía de Víctor Sandoval | El talismán perdido por Valeria García Torres - LJA Aguascalientes
03/12/2024

En 1999 Conaculta publicó, como parte de la serie “Lecturas Mexicanas”, la Poesía 1947-1999 de Víctor Sandoval. Este volumen, de más de trescientas páginas, compila la obra de uno de los mejores poetas que Aguascalientes ha dado a México. El prólogo de la edición es autoría de Benjamín Valdivia. 

Éste inicia su texto recordando lo que Vicente Quirarte dijo de la poesía del aguascalentense, cómo en ella se hace presente la “universidad de la provincia”. No obstante, Valdivia precisa que la obra de Sandoval busca un equilibrio que conduzca a la recuperación de lo ideal, de lo arquetípico: “El eje de toda la obra poética de Víctor Sandoval estriba, según me parece, en la tensión provocada por el rejuego de las fuerzas individualizantes y las totalizadoras”.

Asimismo, menciona que su literatura es una “literatura del nombrar”, en donde los adjetivos brillan por su ausencia y, en cambio, predomina la sustantividad. La apuesta de Sandoval, señala, es en favor de lo tangible: “la materialidad de las cosas que se vuelve el material de las palabras”. Sin embargo, en sus poemas cada objeto mencionado se transforma en símbolo.

Otro aspecto que Benjamín Valdivia destaca sobre la poética de Víctor Sandoval es la presencia constante de la guerra, desde sus primeros textos hasta los últimos. Aparece el tema de “la Revolución Mexicana como acontecimiento histórico específico; la guerra como liberación y opresión de los pueblos (según el caso), y la guerra interna del hombre con su pasado y su individualidad”. 

Para Valdivia, el interés del poeta en la guerra lo conduce a la aceptación del movimiento propio del mundo. En esa aceptación, indica, reside la verdadera revolución. Surge, entonces, la figura del héroe o heroína. Pues, “no es menor heroísmo haber escapado vivos de nuestro propio pasado que haber salido vivos de la guerra o sobrevivir al mundo de la Revolución Mexicana”.

Víctor Sandoval elige un heroísmo mítico y su poesía está, en gran parte, surcada por la panorámica de lo homérico: “todo instante es una guerra de Troya; mas todo instante es a la vez un regreso de la guerra: el cerco y el retorno son las claves contrarias que abren la misma puerta”. Dado que cada individuo se convierte en modelo único de su especie, la memoria de uno se vuelve la memoria de todos: “Pareciera que cada rostro es la fracción de un rostro colectivo”. Además, la memoria tiene un movimiento doble: olvidar y recordar. En esa operación olvidatoria, indica Valdivia, es necesario un vislumbre de lo nuevo y en ello reside “el carácter revolucionario de este poeta”.

En esta relación entre la memoria individual y la cultura, el poeta renuncia al pasado (“el recuerdo es una renuncia del pasado, pues se hace presente: revivir el pasado es matarlo”, dice Valdivia). Así, la cultura es dinámica, pues se supera y modifica. En ese sentido, “Víctor Sandoval no rechaza la tradición, sino que discute con ella; y la vence”. Esto se manifiesta incluso en la forma de sus poemas, dado que se desplaza de la estructura tradicional a una lírica muy personal.

Por otro lado, Benjamín Valdivia señala que “Sandoval ha vuelto sobre sus poemas una y otra vez” y “cada libro nuevo es la decantación y reordenamiento de libros precedentes”. El poeta busca un libro único y “habría que acercarlo a las búsquedas de Valéry: que toda la obra sea un solo poema”. Víctor Sandoval, resume Valdivia, es un poeta de detalle y precisión, en una poesía sustantiva de tono épico y constante epicidad.

El prologuista concluye: “La poesía de Víctor Sandoval parece acotar una predilección: la vida no es para adjetivarla; es para vivirla en toda su ardiente generosidad y quemante confusión, igual que los fuegos metálicos que se expanden y crepitan en el seno de las fraguas”.


LOS POEMAS

¿Por qué se escriben los versos?

¿Por qué salen los poemas

y se echan a andar

a trancos por las calles,

hablando a solas,

sin ver y viendo a todos?

¿Por qué andan sueltos,

como locos los poemas?

Por las noches te acompañan,

conversan,

en el insomnio

sueltan largos monólogos,

te inventan mundos y remordimientos,

recuerdos y temores,

la nostalgia de un amor lejano,

la música distante por la calle.

Toda la noche te acompañan

con un vino agobiante,

y borrachos, al alba, se despiden.

Víctor Sandoval


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