- Esta reforma nos ha obligado a volvernos más humildes y aterrizarnos en los dos pies. Tener contacto con la ciudadanía es lo mejor que nos puede ocurrir, afirmó la ministra
- La reforma al Poder Judicial provocó un cambio de paradigma que es también un proceso de democratización que permite una mayor participación y comprensión del trabajo del Poder Judicial
- La soberanía de la Constitución pertenece al pueblo, y el respeto entre los tres poderes está garantizado
La ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Loretta Ortiz, refleja una vida dedicada al Derecho, una pasión que la ha llevado a ocupar una de las posiciones más relevantes del sistema judicial mexicano: “Ser licenciada en Derecho es una vocación de servicio, de servicio para los demás, de servicio con la justicia”, expresó Ortiz, al recordar sus primeros pasos en la carrera jurídica. La ministra destacó que, para ella, el Derecho es mucho más que una profesión: es una herramienta fundamental para garantizar la justicia y el acceso a la misma para todos los ciudadanos.
Ortiz, quien recientemente celebró su tercer aniversario en la Suprema Corte, señaló que estar en esta institución representa el máximo honor al que puede aspirar un abogado: “Es un sueño cumplido, y más siendo mujer”, destacó con emoción. Con su nombramiento, se convirtió en la decimocuarta mujer en la historia del máximo tribunal, para, así, romper el techo de cristal en una institución tradicionalmente dominada por hombres.
Un compromiso con los derechos humanos y los tratados internacionales
Desde sus primeros años en el mundo del Derecho, Loretta Ortiz ha mostrado un profundo interés por los Derechos Humanos y los Tratados Internacionales. En su trayectoria, ha sido testigo de cómo las modificaciones a las constituciones y sistemas jurídicos, derivadas de tratados como el TLCAN y los acuerdos en materia de Derechos Humanos, han transformado la manera en que se administra la justicia en México: “Hace aproximadamente 20 años, nuestras constituciones, nuestros sistemas jurídicos, se han visto modificados por los Tratados Internacionales”, explicó Ortiz, al referirse a los tratados comerciales y de Derechos Humanos que han influido en la interpretación y aplicación del Derecho en México.
La ministra subrayó la importancia de cumplir con estos tratados, los cuales no solo modificaron la administración de la justicia, sino también su aplicación en áreas cruciales como el Derecho Ambiental. Este compromiso, afirmó, no solo es un mandato de la ley nacional, sino un deber ético que tiene que ver con los valores universales de los derechos fundamentales.
La relevancia de la Suprema Corte para los ciudadanos
Loretta Ortiz reflexionó sobre el papel transformador de la Suprema Corte en los últimos años, especialmente con respecto a su cercanía con la sociedad. A pesar de ser históricamente vista como una institución lejana y alejada de las realidades cotidianas de los ciudadanos, la Corte ha dado pasos importantes para acercarse a la población.
La ministra señaló que uno de los momentos clave fue la aprobación del matrimonio igualitario y otras decisiones que cambiaron la realidad jurídica y social del país: “El artículo primero de la Constitución establece que la dignidad humana es la base de los Derechos Humanos, y que estos deben ser garantizados sin importar sexo, edad, ideología, género, preferencias sexuales”, detalló Ortiz.
La reforma constitucional que incluyó la terminología de los Derechos Humanos, explicó la ministra, dejó claro que los derechos no son otorgados por el Estado, sino que son inherentes a todas las personas por el simple hecho de su dignidad. Para ella, esto significa que la Suprema Corte debe actuar como un garante de esos derechos, promoviendo una justicia que sea inclusiva y accesible para todos.
La división de poderes y el futuro del Poder Judicial
La ministra Loretta Ortiz también abordó la polémica reforma al Poder Judicial y las dudas que surgieron sobre la división de poderes en México. En este contexto, ahondó sobre el impacto de esta reforma: “El equilibrio de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial no está roto. No lo está”, y defendió la autonomía del Poder Judicial, al explicar que los tres poderes del Estado mexicano, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, tienen funciones específicas que están claramente delineadas en la Constitución. En este sentido, reiteró que, aunque los debates sobre la reforma fueron intensos, lo cierto es que la soberanía de la Constitución sigue siendo la base del orden jurídico del país, y que el respeto a los tres poderes sigue intacto.
Al respecto, la ministra hizo referencia al artículo 133 de la Constitución, que establece que la Constitución, las leyes del Congreso y los tratados internacionales ratificados son la ley suprema de la nación: “La soberanía de la Constitución pertenece al pueblo, y el respeto entre los tres poderes está garantizado”, afirmó Ortiz.
Sobre la cobertura mediática de la reforma al Poder Judicial, Ortiz expresó su sorpresa por el alto nivel de interés que generaron las sesiones del Pleno de la Corte, a las que, según comentó, incluso su hijo de 40 años ha comenzado a seguir: “Mi hijo, que es ingeniero, sigue las sesiones del Pleno de su mamá. Eso me sorprendió mucho, porque jamás pensé que alguien cercano a mí, y menos de mi familia, estuviera tan interesado en lo que hacemos aquí”, señaló. Para la ministra, esto refleja el cambio de paradigma que trae consigo la reforma judicial, un proceso de democratización que está permitiendo una mayor participación y comprensión del trabajo del Poder Judicial.
Reforma judicial: un mandato ciudadano
Una de las principales críticas que surgieron en torno a la reforma fue la percepción de que muchos trabajadores del Poder Judicial no fueron escuchados; sin embargo, Loretta Ortiz aclaró que los reclamos fueron escuchados, aunque la reforma no pudo adaptarse a todas las expectativas: “Hubo paro, y ese paro, para mí, no debió de haberse dado”, manifestó, al destacar que el acceso a la justicia no puede interrumpirse. Para Ortiz, el paro, aunque legítimo en su forma de expresión, fue un acto que afectó el derecho fundamental de los ciudadanos a acceder a la justicia.
Asimismo, destacó que la reforma fue aprobada por una gran mayoría en el Poder Legislativo, subrayando que fue respaldada por dos terceras partes de los legisladores y 17 entidades federativas, lo que da cuenta del fuerte mandato ciudadano que llevó a su implementación. La reforma, explicó, tiene el objetivo de hacer al Poder Judicial más transparente, accesible y eficiente.
El reto de acercar la Suprema Corte a los ciudadanos
Uno de los aspectos que ha cambiado con la reforma es el acercamiento de la Suprema Corte a la ciudadanía. Antes, la institución era vista como distante y lejana a los problemas cotidianos de la gente. Sin embargo, la ministra Ortiz se mostró confiada en que los esfuerzos para democratizar y hacer más accesibles las decisiones de la Corte están dando frutos.
“Esta reforma nos ha obligado a volvernos más humildes y aterrizarnos en los dos pies. Tener contacto con la ciudadanía es lo mejor que nos puede ocurrir. Para que nosotros emitamos resoluciones apegadas a la realidad, y para que la ciudadanía sepa que está siendo escuchada”, señaló la ministra. Además, explicó que la reforma permite un mayor contacto con la sociedad, a través de charlas y conferencias en las que los ministros ahora participan con mayor frecuencia, buscando una comunicación más directa y efectiva con la ciudadanía.
Nuevos mecanismos para fortalecer la justicia
Uno de los grandes avances de la reforma es la creación de un Tribunal de Disciplina, un órgano especializado que permitirá a los ciudadanos presentar denuncias sobre posibles vicios en el ejercicio de la función pública judicial. La ministra destacó que, por primera vez, se establecerán mecanismos formales para que la ciudadanía pueda denunciar casos de nepotismo, corrupción, tráfico de influencias, acoso sexual y otros ilícitos cometidos por funcionarios del Poder Judicial.
Este nuevo tribunal, según la ministra, representa un avance significativo en la transparencia y la rendición de cuentas: “Hasta la fecha no existe ningún órgano con esta capacidad de exigir responsabilidades a los ministros de la Corte”, señaló. La creación de este tribunal es un paso importante para fortalecer la confianza en la justicia y asegurar que se cumpla con los principios de ética y legalidad en el ejercicio del derecho.
El futuro del Poder Judicial y su relación con la ciudadanía
La reforma judicial impulsada por la actual administración ha marcado un antes y un después en la relación entre el Poder Judicial y los ciudadanos. Con el propósito de hacer más accesible la justicia y garantizar una mayor transparencia, esta reforma busca garantizar que los ciudadanos no solo sean escuchados, sino también protegidos de cualquier abuso dentro del sistema judicial.
Con la implementación de nuevos mecanismos de rendición de cuentas, la creación de instancias como el Tribunal de Disciplina y un enfoque renovado hacia la democracia y la inclusión, Loretta Ortiz se muestra optimista sobre el futuro del Poder Judicial y su capacidad para responder a las demandas de la sociedad mexicana.
El rol de las mujeres en el Poder Judicial
Finalmente, la ministra Loretta Ortiz compartió un mensaje de empoderamiento para las mujeres que aspiran a seguir una carrera en el Derecho, particularmente aquellas que sueñan con llegar a ser ministras de la Suprema Corte: “Que se preparen, que estudien, que pueden llegar a ser ministras de la Suprema Corte”, afirmó. En sus palabras, la clave del éxito radica en la dedicación y la pasión por la justicia.
La ministra recordó que, como mujer, ha sido testigo de los avances que ha logrado el país en términos de igualdad de género dentro del ámbito judicial: “Mi llegada a la Corte no fue fácil. Fui la decimocuarta mujer en llegar, pero eso ha sido un símbolo de lo que las mujeres podemos lograr en México si nos preparamos”, aseguró.