Antes de que el Partido Acción Nacional diera a conocer los resultados oficiales, Jorge Romero se declaró ganador y reiteró su promesa de unir y renovar al partido, con una apertura total a los ciudadanos, con el propósito único de ganar elecciones, retener lo que hoy gobiernan y recuperar lo que han perdido. El nuevo dirigente nacional del PAN sabe que su triunfo es intrascendente para millones de personas y que sólo se trata de mantener la estructura partidista para el privilegio de algunos cuantos.
Yo soy 46, dijo Jorge Romero en referencia al porcentaje de electores que no votó por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, creyendo todavía que ese número de personas están representadas por la ideología de Acción Nacional, una derecha que ha perdido el rumbo, así como la conexión con los movimientos y causas que podrían representar oposición alguna al oficialismo.
Según el nuevo dirigente nacional, de lo que se trata es ganar elecciones y la prueba mayor para ellos será el 2027, año en que no sólo van a retener los estados que actualmente gobiernan sino que van a recuperar lo que perdieron, lo harán presumiendo en las calles los gobiernos que actualmente tienen para demostrar que los de la Cuarta Transformación no saben lo que hacen.
Jorge Romero se comprometió a que el PAN se irá totalmente a las calles, que basará su estrategia electoral en tocar puertas y presentarse como opción ante un oficialismo que le ha ganado en el discurso el compromiso con la gente y que, en los hechos, es decir, en el ámbito legislativo, ha demostrado que es incapaz de hacer entrar en razón al oficialismo en cualquier iniciativa que vaya en contra de la idea de República como la conocíamos antes de los caprichos de Andrés Manuel López Obrador.
El PAN llega al proceso de renovación de su dirigencia tras la peor derrota electoral en su historia, sin duda alguna, con el peor liderazgo para los blanquiazules, el de Marko Cortés que pasó de 11 a sólo 4 gubernaturas y tiene muy pocos legisladores y sólo Adriana Dávila, quien perdió contra Jorge Romero, se atrevió a decirlo, mientras que el nuevo dirigente, quien continúa la línea de dirigentes perdedores desde hace 20 años, fija la atención en un futuro que únicamente piensa en la confrontación como estrategia para conservar y recuperar el poder, sin observar cuáles son las necesidades del electorado.
La presidenta de la comisión de elecciones del PAN, Ana Teresa Aranda Orozco, previo a la elección de la dirigencia señaló que la gente está cansada del PAN de siempre y que lo que se necesitaba era un PAN diferente, un PAN que no estuviera hecho con los ingredientes de siempre, harina y agua, que se requería un PAN de fiesta, “del que se hace con huevos”. Huevos, de nueva cuenta un discurso machista en el que la política no se resuelve a través de ideología o representación de movimientos y causas, sólo a través de la confrontación, con un discurso que se basa exactamente en lo que le dicta el oficialismo, sin tomar en cuenta lo que la gente necesita o quiere.
Lo que Morena y sus parásitos han logrado posicionar en los electores es que este país vive polarizado, que todo se trata de la vieja lucha de clases, trasladado a privilegiados contra los pobres, esos extremos que disuelven una enorme cantidad de matices, que no toman en cuenta la reconfiguración de la forma de gobierno que ha establecido el oficialismo pero que en el discurso no toma en cuenta los datos duros acerca de la defensa de los derechos humanos o la estadística sobre la economía, porque todo se trata de percepción.
“Vuelvan a creer en la oposición” dijo Jorge Romero en su mensaje a la militancia panista, una disminuida militancia que apenas alcanzó el 50% de participación, una militancia que no ha sido tomada en cuenta desde hace décadas y a la que no representan los intereses de la dirigencia; sin una idea clara de lo que la oposición debe ser, difícilmente se logrará influir en la gente y todo prevé un desastre en la elección del 2027. Justo por no explayarse acerca de los temas fundamentales que se deben tocar en las siguientes elecciones, las causas y movimientos, además de las alianzas, quien esté al frente de Acción Nacional, mientras se mantenga la misma línea, es intrascendente.
Central
Como apunte, ni Adriana Dávila ni Jorge Romero visitaron Aguascalientes, a los candidatos que dicen defender la decadencia del PAN no les interesaron los más de 13 mil votos de la militancia aguascalentense, ni que haya sido el único estado en el que ganó la presidencia su candidata, ¿cómo entender este gesto?, de la única manera posible, en la reconfiguración del poder, se ha devuelto a los caudillos la obligación de defender el territorio, la República está en manos de quienes detentan el poder, de quienes pueden jalar las riendas del territorio más allá de las estructuras partidistas.
Que Javier Luévano y Paloma Amezquita hayan ganado de nueva cuenta la dirigencia del PAN estatal no es una muestra de la influencia de Marko Cortés o Jorge Romero sobre el panismo local, evidencia que a ese partido lo tiene comiendo de la mano la gobernadora María Teresa Jiménez Esquivel, de la misma forma en que ocurre en otras entidades federativas. Lo que estamos por ver, de aquí al 2027, es cómo los liderazgos locales resuelven en cada estado por sus intereses, navegando entre la polarización que hay en el discurso público.
Coda. Leslie Atilano, la regidora priísta, acaba de renunciar a su salario como secretaria general del PRI, no es que haya renunciado al partido, es una símbolo de lo que se puede hacer desde la militancia para generar lazos con los electores, trabajo en tierra le dicen, como el que hacen sin cargo alguno -Citlalli Rodríguez, por ejemplo-, desde las redes. Son tiempos nuevos de comunicación, de eso se trata.
@aldan