Bajo presión
Interregno
En la sesión en la que se designaría a la titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, al momento en que la senadora morenita Alejandra Berenice Arias emitía su voto, la bancada oficialista comenzó a cantar las mañanitas a Andrés Manuel López Obrador, cántico que concluyeron proclamando que era un honor estar con el expresidente; quien desde que abandonó Palacio Nacional no se ha manifestado sobre ningún asunto de la vida pública del país, no ha dado entrevistas, no ha emitido comunicados ni dado respuesta a las múltiples alusiones en que todos los días se les refiere; sin embargo, su sombra cubre cada segundo del transcurrir político del país, como la reelección de Rosario Piedra Ibarra al frente de la CNDH.
Vivir bajo la sombra de López Obrador es inútil para la oposición y el oficialismo, más grave, para quienes intentan entender la reconfiguración de la división de poderes en el país; mientras Movimiento Ciudadano, PAN y PRI insistan en intentar exhibir el maximato del expresidente al estar presente en todas las decisiones de gobierno, dejan de lado que siguen atrapados en la confrontación contra el líder de la Cuarta Transformación cuando deberían de ocuparse de diseñar estrategias para vencer a quien está construyendo el segundo piso y enfrentarán electoralmente en las siguientes elecciones, sin considerar que su obsesión los aleja de la ciudadanía que no está de acuerdo con esta reconfiguración de la República y a la que basta que les digan que tienen las puertas abiertas para sumarse a partidos que se distraen en confrontar al expresidente antes que ofrecer alternativas para representar movimientos y causas apartidistas, así como fortalecer la institucionalidad que nos protege como ciudadanos.
De nada sirve la sumisión a López Obrador con la que vive el oficialismo, en los hechos la sucesora del expresidente y encargada de su “legado” es la doctora Sheinbaum Pardo, a quienes las tribus morenitas le pelean esa legitimidad cada vez que pueden, como para demostrar quién es más digno de continuar la Cuarta Transformación, la reelección de Rosario Piedra Ibarra es un claro ejemplo de ello, antes de la votación, algunos senadores del oficialismo revelaron que el cabildeo a favor de la candidata Nashieli Ramírez provenía de Palacio Nacional y era la candidata de Claudia Sheinbaum, la presidenta queda debilitada cuando Rosario Piedra Ibarra consigue 87 de los 127 votos, no el Senado, al ciudadano de a pie le da igual que las candidatas mejor evaluadas fueran Nashieli Ramírez Hernández (15 puntos), Tania Ramírez Hernández (12) y Paulina Hernández Diz (11), que cuatro de los aspirantes peor evaluados, sólo consiguieron un punto, tres hombres y Piedra Ibarra, la serie de discursos con que los senadores justificaron en tribuna su voto a favor de la peor evaluada, no son seguidos por la mayoría de la gente, al final, lo que queda es que se atendió la voluntad de López Obrador, un presidente con que muchos están agradecidos porque supo posicionarse como un gran presidente.
No veo que al ciudadano de a pie le preocupe si Adán Augusto López Hernández intentó repartir cédulas de votación ya con un nombre tachado para obligar el sentido del voto de su bancada, tampoco le importa que algún senador haya filtrado información para revelar que siempre estuvo a favor de la presunta favorita de Claudia Sheinbaum, al final, Rosario Piedra Ibarra tendrá otro periodo al frente de la CNDH, por más análisis que se hagan de la molestia de la presidenta por la reelección, por más columnas que se escriban para exhibir de quién es la mano que mece la cuna.
El oficialismo se equivoca al intentar arrebatarle a la presidenta Sheinbaum la legitimidad de su posición como la continuadora del legado de López Obrador; la oposición yerra al continuar pegándole al enemigo invisible que es el expresidente; los que perdemos somos quienes no estamos en la lucha por el poder, quienes se quedan sin instituciones que nos defiendan ante los abusos de la autoridad, la violación de los derechos humanos, en este interregno en que se encuentra la República, ¿quién es el soberano?, ¿el fantasma del expresidente contra el que se vuelca la oposición o la mujer en el cargo a la que sus compañeros de partido siempre intentan restarle legitimidad?
Es posible que gane el dinero, por lo menos ese es el indicio que da la Rayuela de La Jornada, que en su edición de ayer publicó: “Y la historia dirá: el Senado tropezó, otra vez, con la misma piedra”, los medios al servicio del régimen dando su espaldarazo a quien paga los convenios, los mismos que le siguen hablando al círculo rojo, ahí tiene una ventaja el morenaje que se abroga el legado de López Obrador, la masa morenita no confía en los medios de comunicación, sólo le tiene fe ciega a su líder; en el otro extremo, la oposición seguirá haciendo el ridículo, incapaz de entender la importancia de combatir el debilitamiento institucional, que si Rosario Piedra Ibarra no debería repetir en la CNDH es por lo que han dicho múltiples asociaciones civiles: durante su desempeño como ombudsperson ha sido cómplice, por omisión, a múltiples violaciones a los derechos humanos,
Coda. La estrategia de abrazos, no balazos, no funcionó, dijo el todavía embajador Ken Salazar, en conferencia subrayó lo importante que era la seguridad para el pueblo de México y acusó a López Obrador de rechazar 32 millones de dólares de inversiones en materia de seguridad… Y, sabe qué, tampoco importa, ni siquiera que la SRE remitiera una nota diplomática por sus mensajes, al final, son las declaraciones de un ardido que dejó de estar en el círculo de López Obrador y está actuando igual que la clase política nacional.
@aldan