Bajo presión
Deliberación
Al inicio de la sesión en que se discutió la reforma al Poder Judicial, la presidenta de la Corte, Norma Lucía Piña Hernández, dijo que los ministros estaban conscientes del “peso histórico de la discusión, sabemos el eco e importancia que tendrán nuestras palabras; con la mano en el corazón le digo a la nación que en cada posición que los ministros adopten estará presente el juramento que cada uno pronunció cuando asumió su mandato: guardar y hacer guardar la Constitución”.
Al final de la sesión, así fue presentado por la mayoría de los medios, desde el Poder Legislativo, el oficialismo derrotó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la reforma al Poder Judicial se queda tal y como ya está en la Constitución. No se consiguieron los 8 votos para que los ministros determinaran la validez e invalidez de dicha reforma, el ministro Alberto Pérez Dayán insistió en que la Corte no tiene facultades para revisar el contenido de las reformas constitucionales, esta decisión de inmediato fue consignada como consecuencia de alguna maniobra con que la presidenta Claudia Sheinbaum lo presionó para que la reforma no fuera afectada.
La discusión duró horas y tuvo momentos difíciles, en especial durante las intervenciones de Lenia Batres, a quien el ministro Luis María Aguilar enfrentó señalando que no se encontraba en un mitin: “Yo voy a hablar con toda mesura, porque no creo que estemos en un mitin político para estar alzando la voz, tratando que las ideas se sobrepongan a las razones por el simple hecho de tener la voz más alta”.
A pesar de algunos enfrentamientos la sesión fue bastante pedagógica al demostrar que en la Corte las discusiones no son los debates políticos a los que nos tienen acostumbrados en las Cámaras de Diputados y Senadores, lo que hicieron algunos de los ministros fue deliberar, una sutil diferencia que no acostumbramos en el país.
La diferencia entre debate y deliberación radica en el enfoque, el propósito y el tono de cada uno, en el debate se presentan opiniones opuestas para convencer al otro, es una competencia y busca ganar. La deliberación, en cambio, es un proceso de análisis colectivo y colaborativo para llegar a un consenso, más que confrontación el tono suele ser reflexivo y busca el entendimiento mutuo, no es la defensa de una postura, es la búsqueda por alcanzar la mejor decisión.
La deliberación en México es poco frecuente, estamos demasiado acostumbrados a la confrontación, al debate politiquero en el que se levanta la voz y se rasga la investidura si es señalado por un dedo; si algo dejó la sesión de ayer es la sensación de que la elección de personas juzgadoras no es el mejor camino para encontrar individuos con capacidad de deliberar y administrar la justicia.
Coda. El placer más noble es el júbilo de comprender, escribió Leonardo da Vinci, líneas que me remiten a Spinoza: no juzgar, no deplorar, no indignarse, únicamente comprender.
@aldan