Bajo presión
Cerrazón
Este miércoles el Senado desaparecerá los organismos autónomos, no han importado los reclamos de la oposición, la academia y las organizaciones de la sociedad civil, la soberbia del oficialismo ha cerrado cualquier oportunidad de diálogo, quienes se lamentan por la falta de contrapesos que implica la destrucción de estas instituciones tienen diversos y contundentes argumentos, todos ellos son desviados o minimizados con la falacia de la austeridad republicana y actos no comprobados de corrupción.
La sordera del oficialismo es autoritaria y opaca la didáctica política, que no se le engañe al pueblo bueno con los cuentos de los conservadores, como ellos son diferentes, bastará con cambiar el nombre a la Secretaría de la Función Pública a Anticorrupción y Buen Gobierno para que, ahora sí, se cumpla en toda la extensión el combate a la corrupción, bandera en la que se envuelve la Cuarta Transformación y no se cansa de repetir como pretexto para sus acciones.
La administración de Claudia Sheinbaum Pardo está ocupada en resolver las urgencias de la agenda política, como el triunfo de Donald Trump en las elecciones de los Estados Unidos y la amenaza de aplicar aranceles, así como la aplicación de la estrategia de seguridad para los primeros 100 días, han conseguido que la presidenta delegue a otras voces el responder por los cambios en la administración federal, a la titular del Ejecutivo le basta festejar con una sentencia breve los pasos hacia las reformas constitucionales y esa es la línea que otros siguen, con mayor vehemencia, con un discurso polarizador y arrogante.
Desde que se anunció la desaparición de los organismos autónomos, el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) ha intentado prevenir al gobierno de los problemas que generaría su desaparición, recientemente dirigió su llamado al Senado, con la intención de incidir en la votación de esta semana. El comunicado mezcla argumentos con súplicas, ni modo, a ese nivel ha bajado el intercambio el oficialismo, este organismo señala lo siguiente:
- El CONEVAL no es un órgano constitucional autónomo y no existen funciones duplicadas con el INEGI.
- Al desaparecer y trasladar las funciones de medición de pobreza y de evaluación de política social al INEGI, se pone en riesgo la credibilidad de cifras fundamentales para la política de desarrollo social, la delimitación de zonas de atención prioritaria para los programas sociales, y la generación de evidencia oportuna y pertinente para el diseño de los planes de la nueva administración.
- No se ha definido cómo se pasarán las funciones del CONEVAL al INEGI, ni se ha definido el modelo que garantice la calidad y objetividad la evaluación y monitoreo de políticas públicas.
- Piden que se consideren los plazos y presupuestos para cumplir con las actividades programadas para el año siguiente, entre ellas la medición multidimensional de pobreza 2024.
- Solicitan que se brinde certidumbre y respeto a los derechos laborales de los cerca de 200 trabajadoras y trabajadores que integran el CONEVAL.
- Finaliza el Consejo solicitando una interlocución con el Poder Legislativo.
Nada de esto le importa a los senadores del oficialismo, con desdén se asegura que todo va a cambiar para quedar igual, que serán respetados los derechos laborales y que el compromiso con el combate a la pobreza asegura que se evaluarán mejor que nunca las políticas de desarrollo social.
La medición de la pobreza es indispensable para diseñar políticas públicas efectivas, en el país se cumplen ya tres décadas de este esfuerzo, desde que la CEPAL y el INEGI publicaron el estudio Magnitud y evolución de la pobreza en México, el primer paso para atender el fenómeno. El CONEVAL lleva 19 años a cargo de esta medición, si la erradicación de la pobreza es prioridad del oficialismo no se entiende la necedad en eliminar esta herramienta que ha permitido dimensionar en qué consiste la pobreza, hace 30 años sólo contábamos con la visión de la pobreza alimentaria y por la línea de ingresos, se nos impuso la horrible visión de que una persona en pobreza extrema es un muerto viviente; para lo que el CONEVAL ha funcionado es para ampliar las categorías de análisis del fenómeno para realizar una medición multidimensional de la pobreza, al añadir dimensiones como el rezago educativo, el acceso a la salud, a la alimentación, a la seguridad social, la calidad y espacios en la vivienda, los servicios básicos de la vivienda y la cohesión social.
El oficialismo ha insistido en que se duplican funciones y por eso ahora el CONEVAL se integrará con el INEGI, lo que el Instituto elabora, entre otros estudios, es la Encuesta Nacional de Ingreso-Gasto en los Hogares, insumo principal para que el Consejo desarrolle sus análisis y evaluaciones; la autonomía técnica del INEGI y el magnífico trabajo que realiza en el ámbito estadístico es un respiro en lo que a la credibilidad de las cifras sobre pobreza se mantengan en caso de absorber al CONEVAL, además en los últimos años el Instituto ha desarrollado diversas de investigación que lo convierten en algo más que el organismo encargado de los Censos, encuestas y los registros administrativos; con los estudios adecuados no es imposible imaginar que se mantenga la calidad de las evaluaciones del CONEVAL.
Si la confiabilidad de la información no parece ser un problema y dejando a un lado el resto de los puntos que el CONEVAL pide que se dialoguen, ¿en qué consiste la resistencia a que el INEGI absorba al Consejo? La idea del oficialismo de mandar al diablo a las instituciones para apoderarse de lo que quede. Cuando el INEGI no tenía autonomía total y dependía de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en más de una ocasión se retrasó la difusión de los resultados del Producto Interno Bruto por instrucciones del titular de la SHCP, lo mismo ocurrió con indicadores de empleo o la Balanza Comercial, antes no había un calendario de difusión que garantizara el acceso a esa información pública; no me consta que el INEGI haya modificado los indicadores por instrucciones del secretario, pero sí que se ocultaban los datos o se retrasaba la edición de los mismos.
La idea del oficialismo no es la de una simplificación administrativa que redunde en ahorros, sino la posibilidad de controlar qué se evalúa y, de acuerdo al resultado, cómo insertarlo en su discurso propagandístico.
Coda. ¡Lo que se mide se puede mejorar! Es el lema del CONEVAL; el del oficialismo es: Primero los pobres; para el primero se requiere rigor técnico, para el segundo, basta repetir el cuento hasta el agobio.
@aldan