Orquesta Sinfónica de Aguascalientes
Bruckner en el cierre de la cuarta temporada de la OSA
Anton Bruckner nació el 4 de septiembre de 1824 en la pequeña población de Ansfelden, una comunidad que no pasa de los 15 mil habitantes, en aquel tiempo, hace doscientos años, era un pueblo rural cuya sencillez se hacía presente en sus pobladores, y claro, Bruckner no es la excepción, no obstante su sencillez, incluso humildad, su música representa un poder majestuoso, en su música hay una fuerza sobrehumana, es como si el poder divino se hiciera presente en su lenguaje musical, y es que Bruckner no era sólo una persona profundamente espiritual, eso no basta para describirlo y entender la fuerza descomunal de su música, era un hombre de profundas convicciones religiosas, católico convencido y practicante que solía dedicar sus obras “a toda la gloria de Dios”, sólo desde este ángulo, desde su perspectiva religiosa, podremos entender la grandiosa elocuencia de su obra completa.
El mundo de la música, especialmente Viena, seguía saboreando el exitoso estreno de la última de las nueve sinfonías de Beethoven cuando Anton Bruckner vino al mundo. Beethoven murió cuando el joven austríaco tenía sólo tres años de edad, sin duda el año de 1824 queda en la historia como un año de grandes aportaciones a la música, el estreno de la “Coral” de Beethoven, y el nacimiento de Anton Bruckner justifican la importancia para la música de ese año.
Todo el mundo de la música ha recordado este año 2024 que está a punto de terminar, estos dos sublimes acontecimientos sucedidos en 1824, hace doscientos años y que han dejado marcada la siempre inconclusa historia de la música, la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes presentó durante este año algunas de las nueve sinfonías, digamos, oficiales, de este humilde nativo de Ansfelden y organista en el monasterio de St. Florian, ya más tarde en la ciudad de Linz. Para el cierre de la cuarta y última temporada de 2024, el maestro Revueltas programó la Sinfonía No.6 en la mayor WAB 106, eso de WAB es el catálogo de la obra de Bruckner, en alemán Werkverzeichnis Anton Bruckner, que al traducirlo al español significa, Catálogo de la Obra de Anton Bruckner , y el número 106 se refiere a que está dentro de la nomenclatura de las obras orquestales de este gran compositor, que abarca de los números 96 a 109, de hecho, todo el catálogo de la obra de Bruckner, con su complejo criterio de clasificación, es tema de profundo estudio, como también lo es el catálogo Hoboken de la obra de Haydn, pero eso es otro asunto.
Y ya que hablo de la obra de Haydn, originalmente se había programado para este cierre de temporada, una de las Sinfonías de Haydn, la 96 si no me equivoco, pero finalmente el maestro Revueltas decidió que sería solamente la sexta de Bruckner, una sinfonía que, dependiendo del tempo del director, dura un poco más de 60 minutos, lamentablemente se continúa con la tendencia de iniciar los conciertos tarde, este del pasado viernes 22 de noviembre, día de Santa Cecilia, inició a las 20:45 horas, es decir, 15 minutos después de la hora programada, 20:30 horas, y esa es una de las cosas, entre otras, que debemos agradecerle al maestro Ildefonso Cedillo, que en las dos ocasiones que le tocó dirigir como huésped, fue celosamente respetuoso del tiempo, y eso habla de disciplina, la OSA era famosa por esa disciplina, empezando desde la puntualidad con la que inician y terminan los ensayos, y claro, también los conciertos, durante la gestión del maestro Enrique Barrios, ojalá recuperáramos la buena costumbre de ser puntuales.
La sexta de las sinfonías escritas por Bruckner, pertenece a un período que los grandes musicólogos y estudiosos de la música de Bruckner han calificado como la “Tetralogía Mayor” cuatro sinfonías compuestas en tonalidades mayores a diferencia de lo hecho anteriormente que eran sinfonías en tonalidades menores, esta tetralogía inicia con la Sinfonía No.4, y se extiende hasta la séptima, favorita del Papa Juan XXIII; por cierto, esta sexta está escrita en la mayor y por su carácter profundo, reflexivo y humanista, algunos musicólogos la han denominado la “Sinfonía Filosófica”.
Salimos con un buen sabor de boca después del concierto, interpretar dignamente a Bruckner no es cualquier cosa, y finalmente creo que el resultado fue satisfactorio, si acaso con el inconveniente de que algunas personas, por fortuna pocas, siguen aplaudiendo entre los movimientos, lo que de verdad resulta molesto, lo hemos comentado anteriormente, se interrumpe el flujo natural de la música con ese necesario silencio entre movimientos que debe ser respetado porque finalmente es parte del discurso musical. Una persona sentada cerca de mí, a un par de butacas, me observó con mal disimulada curiosidad al terminar el segundo movimiento, el Adagio. Sher feierlich (Despacio, muy solemne), supongo que como yo no aplaudí, daba por hecho que no me había gustado, y al terminar el tercer movimiento, el Scherzo Nicht Schnell – Trio Langsam (no rápido, lento), me imagino que no resistió la tentación y me preguntó: “¿no le gustó?”, le respondí con una sonrisa que pretendía ser amable, que sí, que me había gustado mucho, mientras esta persona aplaudía con singular alegría, preferí omitir cualquier comentario, creo que no era el momento para una catequesis para cuando asistimos a un concierto.
Termina así la cuarta temporada, pero la OSA prepara ya seis funciones para el ballet el Cascanueces de Tchaikovsky, una grandiosa tradición navideña, por ahí nos veremos en el Teatro Aguascalientes, si Dios no dispone lo contrario.