“Lo que pensamos que sabíamos, ha roto con lo que sabemos sobre lo que pensamos”.
Estimado lector, le saludo nuevamente de manera fraterna y atenta, en esta semana de transición presidencial, me permito escribir a manera de resumen una breve reseña sobre lo que fue un sexenio que generó la mayor disrupción de estado de los últimos 60 años, sin duda alguna existe una nueva configuración política. Morena lo tiene todo, posiblemente no como un gran acierto de ellos, sino por una oposición maniatada, reducida y despreciable.
Como filósofo expongo lo siguiente, como bien citaba Guy Debord en La sociedad del espectáculo: “Toda la vida en las sociedades donde rigen las condiciones modernas de producción se manifiesta como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que antes se vivía directamente, se aleja ahora en una representación”. Así ha sido el sexenio de López Obrador, un espectáculo.
Hoy quiero hablarles con el corazón y la razón sobre lo que ha sido el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Este periodo ha estado lleno de promesas de transformación, pero es nuestro deber evaluar con rigor y objetividad los resultados en áreas clave como la economía, la educación, la seguridad y la deuda externa. Como mexicanos, debemos cuestionar si se ha logrado cumplir con las expectativas y qué implicaciones tendrán estos seis años en el futuro de nuestra nación.
Uno de los aspectos más preocupantes del sexenio ha sido el desempeño económico. A pesar de los esfuerzos del gobierno por implementar una política de austeridad, la economía ha mostrado señales de debilidad. En 2020, el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo en un 8.3%, una caída histórica en gran parte atribuida a los efectos de la pandemia, pero también a la falta de estímulos económicos eficaces para reactivar el país tras la crisis (Banco Mundial, 2021).
El crecimiento económico durante el sexenio ha sido débil, y las proyecciones para 2024 no muestran una recuperación significativa. Según el Fondo Monetario Internacional (2023), el crecimiento promedio del PIB entre 2019 y 2023 ha sido de apenas el 0.6%, lo que contrasta con las promesas de López Obrador de dinamizar la economía.
A nivel de empleo, el gobierno ha promovido programas sociales, pero la informalidad laboral sigue siendo un problema estructural, afectando al 56% de los trabajadores mexicanos (INEGI, 2022). Estos datos reflejan que la creación de empleo formal, con derechos y seguridad social, ha sido limitada, lo que deja a millones de mexicanos en condiciones de vulnerabilidad económica.
El tema de la seguridad es uno de los más alarmantes de este sexenio. A pesar de que López Obrador prometió pacificar al país, las cifras de homicidios y feminicidios han alcanzado niveles récord. Desde el inicio de su mandato, se han registrado más de 190,000 homicidios y 948 feminicidios en 2022 (Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública [SESNSP], 2022). Esta cifra coloca a México como uno de los países más violentos del mundo, especialmente para las mujeres.
La estrategia de “abrazos, no balazos”, que promueve la no confrontación con el crimen organizado, ha sido ampliamente criticada. Si bien el gobierno ha intentado justificar esta estrategia para evitar más violencia, los hechos indican que el crimen ha seguido creciendo en varias regiones del país, con estados como Guanajuato, Michoacán y Zacatecas enfrentando índices de violencia inusitados (SESNSP, 2022).
La militarización del país, a través de la creación de la Guardia Nacional, tampoco ha mostrado resultados claros. A pesar de su promesa de reducir la violencia, la Guardia Nacional ha sido cuestionada por abusos de derechos humanos y la falta de un enfoque claro para desmantelar a las organizaciones criminales.
Finalmente, hablemos de la deuda externa. López Obrador ha defendido su política de no endeudar al país de manera excesiva, pero lo cierto es que la deuda pública ha aumentado. Según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP, 2023), la deuda pública de México se ha incrementado en más de 3 billones de pesos durante el sexenio, en gran parte debido a los efectos económicos de la pandemia. Esto ha llevado la deuda a representar el 50% del PIB, una cifra preocupante para las finanzas públicas a largo plazo. Una vergüenza absoluta
El problema de fondo es cómo se utilizarán los recursos para pagar esta deuda en los próximos años y qué impacto tendrá en el desarrollo económico. Las generaciones futuras podrían verse afectadas si no se implementan políticas fiscales que fomenten el crecimiento sostenido y la creación de empleos formales, que son claves para aumentar la recaudación sin recurrir a nuevos endeudamientos.
Lo que hemos vivido en este sexenio ha sido una mezcla de promesas incumplidas, realidades difíciles y un país que sigue enfrentando enormes desafíos estructurales. López Obrador llegó al poder con la esperanza de transformar a México, pero los datos nos muestran que en áreas como la economía, la educación, la seguridad y la deuda externa, el progreso ha sido limitado.
El dirá que tiene otros datos, pero la historia tarde o temprano le juzgará con disciplina draconiana.
In silentio mei verba, la palabra es poder.