La politización de la justicia | Opinión por: Gregorio Zamarripa Delgado - LJA Aguascalientes
14/11/2024

A la fecha, después de la aprobación legislativa y la publicación de la reforma judicial, sigue el debate ahora en la parte operativa de la misma. En esta etapa, surge lo inédito en el tema: una vertiente poco o nada vista en el debate actual. Se trata, desde mi punto de vista, de la extensión a un escenario nuevo como es el ámbito político y, próximamente, electoral. Un terreno al que muchos conocedores y operadores del sistema de justicia temían que se llegara.

Esta politización de la reforma judicial se manifiesta no solo en las protestas o paros de los trabajadores del Poder Judicial, sino también de los juzgadores. Además de ello, dicha politización tiene lugar en otras novedades como el activismo social y hasta político de estos actores que no solo salen a protestar a las calles, sino que toman edificios públicos como las sedes de los poderes constituidos, Senado de la República y la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). También han cerrado el paso en fronteras como la de Ciudad Juárez con el Paso, Texas, igual acuden a convenciones de empresarios extranjeros, a eventos deportivos como el Gran Premio de Fórmula 1, en Ciudad de México, entre otros. Este activismo que, en su mayoría realizan los trabajadores, va tomando otros matices, ahora con los juzgadores, quienes han inventado la “otra mañera”, que, dicen, es para informar y dar a conocer su postura sobre la reforma judicial, tanto como ejercer su derecho de réplica.

Esta nueva etapa, que incluye el procedimiento de elección popular de los juzgadores, representa un hecho inédito. Más allá del proceso electoral en el INE, nos dirigimos hacia un período en el que se involucra al sector jurídico dedicado a la administración de justicia, es decir, a jueces, magistrados y ministros, en el ámbito federal, en un primer paso. Es en esta etapa donde sino aprendes rápido, te quedas al margen. Una etapa donde empiezan a matizarse dos vías: a) la de los que se oponen o resisten a dejar de lado la base de la carrera judicial tradicional, y b) la de los que se han decidió a entrar a la competencia, que se dicen dispuestos a adaptarse a los nuevos cambios. Estos afirman: estamos dispuestos a “reinventarnos”, y parten de la base de que “ser juez implica un servicio de cercanía con la gente. “Es la experiencia que nosotros vamos a vivir en esta elección: “saber decirle a la gente lo que hacemos y en beneficio de quienes lo hacemos” (Jueza Blanca Ochoa, el país, edición del domingo 26 de octubre, Zedryk Raziel).

En esta etapa, de elección, los juzgadores saldrán a hacer campaña político electoral, deberán hacer propuestas que seguro tendrán como bandera el cómo garantizar la independencia judicial, que es la esencia de la reforma, entre otras cuestiones sustantivas y de procedimiento donde la ciudadanía aprovechara para reconocerles o reprocharles resoluciones de todo tipo, controvertidas o no, sobre libertades a delincuentes y condena a inocentes. Su campaña, seguro se centrara en darrespuesta al reclamo y sed de justicia que sacude la sociedad mexicana. Ahora sí, sin la toga de por medio, podrán dar contestación a las imputaciones que les hacen desde los ámbitos de seguridad pública y procuración de justicia, de ser ellos culpables de tanta impunidad, por decir sólo algunos temas. Tendrán en sus manos, ahora sí, aunque no en el plano del poder judicial, sino social, de defenderse y dirigirse al ciudadano, explicando lo que hacen y cómo lo hacen. Tendrán mucha tela (casos) de donde cortar en su campaña electoral para llegar al cargo de jueces, magistrados o ministros.

Estaremos presenciando en este nuevo estadio histórico de la justicia mexicana, un escenario donde los juzgadores tendrán la oportunidad de intercambiar con la gente sus puntos de vista y hasta justificar sus resoluciones; sin embargo, considero más relevante aún la oportunidad que tendrán muchos operadores del sistema de justicia, tanto en ámbito interno como externo, de prepararse en un terreno del que buscaban mantenerse alejados, como el de la politización de la justicia. En cuanto pierdan el temor a la exposición pública, veremos a muchos no solo salir airosos de la campaña, sino, al convertirse en juzgadores, salir de su recinto a explicar y justificar sus actuaciones como medio de legitimar su actuación, arribando así un estadio político electoral donde pueden innovar, porque los estudiosos del derecho no solo están formados en esa materia, sino en áreas como filosofía del derecho, sociología, antropología, historia, entre otras materias, preparados además en argumentación lógica y jurídica. Creo, a mi modo de ver, que este sector, ayudará a oxigenar el ambiente político electoral mexicano, donde los veremos compitiendo no solo en cargos de juzgadores, sino también para otras funciones; ahora sí las agrupaciones de juzgadores ampliarán su terreno al ámbito político y electoral. Quizá cuando se pensó en la reforma judicial no se pensó en esta parte, pero el tiempo nos dará la respuesta de cómo evolucionará esta “sacudida” al sistema de justicia mexicano. Ojalá sea para bien del justiciable.


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