La comunicación con nuestras mascotas ¿está muy chiqueado? | Navegante por Mar Iby Corona Hernández - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Al hablar con nuestros perritos, es común que, incluso de manera inconsciente, usemos un tono de voz diferente. Este tono, conocido como lenguaje infantilizado, se caracteriza por un tono más agudo, una pronunciación exagerada e incluso gestos distintivos, y está presente en todos los idiomas.

En York, Inglaterra, Alex Benjamin y Katie Slocombe realizaron un estudio con 37 perros para investigar qué tono de voz les resultaba más cómodo. A través de altavoces, reprodujeron dos tipos de tonos: uno de conversación normal y otro infantilizado dirigido específicamente a los perros. Los resultados mostraron que los perros prestaban mayor atención al tono infantilizado. Este tipo de lenguaje es una variante del lenguaje infantilizado dirigido a bebés humanos, con la diferencia de que, al dirigirnos con un perro, evidentemente no buscamos que aprenda a hablar, por lo que no solemos exagerar las vocales. En cambio, utilizamos palabras específicas para cada perro, como en mi caso “vámonos”, aunque también pueden ser “paseo”, “juego”, “parque”, entre otras.

Normalmente, hacemos estas variaciones de manera inconsciente. Cuando hablamos a un perro como si fuera un niño pequeño, en realidad utilizamos un lenguaje infantilizado adaptado a perros. Al final, estas variaciones son una forma de empatía, ya que nos adaptamos a las capacidades lingüísticas del ser con quien nos comunicamos.

El estudio de Benjamin y Slocombe muestra que tanto lo que decimos como la forma en que lo decimos influye en que nuestros perros nos comprendan mejor; sin embargo, son necesarios más estudios para determinar si esto se debe a una cuestión innata o adquirida por la convivencia entre perros y humanos. Lo que sí podemos concluir es que la manera en que hablamos a nuestros perros facilita el entendimiento. Lo anterior podría deberse a que utilizamos este lenguaje desde que son cachorros, lo que los acostumbra a identificar que nos referimos a ellos cuando usamos ese tono, diferente al de una “conversación normal”.

Investigadores y expertos en conducta canina denominan este lenguaje como Naturalistic dog-directed speech. Este tipo de discurso se utiliza para referirse a mascotas en general, pero particularmente a perros. Jaume Fatjó explica que solemos usar este lenguaje debido a la relación paterno-materno-filial que tenemos con nuestras mascotas.

Es importante destacar que, aunque este lenguaje facilita la comunicación, no necesariamente fortalece el vínculo afectivo; no obstante, suele mejorar el bienestar emocional y el comportamiento de los perros, ya que, al igual que los niños, responden mejor a los tonos agudos y suaves cuando nos comunicamos con ellos.

Un concepto erróneo común es que los perros reaccionan de manera diferente a las voces de hombres y mujeres. En realidad, sus reacciones se deben más a experiencias pasadas que al género de la persona. La ciencia veterinaria deja claro que tratar de educar a nuestras mascotas con gritos y tonos de voz violentos no es recomendable. En lugar de fortalecer el vínculo de entendimiento, genera temor en el animal, lo que produce desobediencia y angustia. Los perros, al igual que las personas, buscan sentirse seguros y tener un punto de referencia en alguien a quien recurrir cuando lo necesiten, lo que no ocurre si nos temen.

Expertos en adiestramiento complementan esta idea al señalar que educar a nuestros perros desde el respeto y el cariño ayuda a que entiendan nuestros comandos como algo positivo, lo que resulta en una mayor obediencia. Claro que este tipo de comunicación no es suficiente, ya que, conforme nuestros perros crecen, empiezan a prestar atención a otros tipos de estímulos, como los visuales. Todas las personas que convivimos con un perro sabemos que la etapa de “adolescencia” canina es la más complicada, ya que es en este momento cuando comienzan a responder a más estímulos.

Por eso, a medida que crecen, debemos adaptar no solo su espacio, sino también nuestra forma de comunicarnos e incorporar más lenguaje no verbal, a menudo acompañado de juegos. No debemos olvidar que, aunque cada animalito es un universo, con diferentes tamaños, emociones y particularidades, siempre debemos educarlos y tratarlos desde el respeto y el amor.



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