Durante las manifestaciones de las y los trabajadores del Poder Judicial, Gabriel Hernández Solano, secretario adscrito al juzgado cuarto de distrito en Aguascalientes, alzó la voz sobre los riesgos que enfrenta la administración de justicia en México tras la reciente reforma que permite la elección de jueces de manera controvertida. Originario del puerto de Veracruz, Gabriel ha dedicado su carrera a la justicia, contando con una maestría en derecho penal y un profundo compromiso por mantenerse actualizado en un entorno jurídico en constante cambio.
Como parte de sus labores en el Poder Judicial, Gabriel Hernández destacó que su responsabilidad no solo radica en asistir a los jueces, sino en ofrecer propuestas de solución a los diversos casos que se presentan ante el juzgado: “La tarea de un secretario de juzgado implica revisar detalladamente el problema y la legislación aplicable, para elaborar un proyecto de sentencia que se ajuste a la constitución y a las leyes”, explicó.
Este proceso es fundamental para asegurar que las resoluciones sean justas y fundamentadas; sin embargo, la nueva reforma que propone seleccionar jueces mediante una tómbola provoca serias preocupaciones. Hernández Solano considera que esta decisión no solo amenaza la carrera judicial, sino que puede llevar a la aniquilación de la administración de justicia efectiva: “Se requiere de años de especialización y experiencia para manejar casos complejos. Asignar estas funciones a personas sin la preparación adecuada es un error grave”, afirmó.
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La situación se complica aún más al observar el desempeño de algunos ministros en la Suprema Corte, que ha sido objeto de críticas por la falta de conocimiento en temas jurídicos. Por ello, Hernández Solano advierte sobre las consecuencias de nombrar jueces sin la debida capacitación, lo que podría derivar en decisiones erróneas y, en última instancia, en responsabilidades penales. “El derecho es una disciplina que exige un dominio absoluto de las leyes y jurisprudencias para poder resolver los casos de manera adecuada”, sostiene.
Aunque Gabriel Hernández Solano es optimista en que muchas personas se animarán a ser jueces, reconoce que esto no garantiza la calidad en la impartición de justicia: “Es como quitar a todos los neurocirujanos y elegir nuevos a través de una tómbola. La experiencia es esencial”, afirmó con preocupación. Además, resaltó que la falta de independencia judicial de estos nuevos jueces, quienes dependerían del poder ejecutivo y legislativo, representa una amenaza aún mayor: “Estamos ante la antesala de la destrucción total del Estado de Derecho en México”, e hizo un llamado a la reflexión sobre el futuro de la justicia en el país, un sistema que está en riesgo no solo para quienes trabajan en el ámbito judicial, sino para todos los ciudadanos mexicanos.