Enredados | Bajo presión por Edilberto Aldán - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Durante esta semana y por largo tiempo, estaremos envueltos en una estéril discusión acerca de lo que implican los actos violentos de los grupos del crimen organizado, si son terrorismo o no, si el Estado debe tipificarlos como narcoterrorismo y si la administración de Claudia Sheinbaum está obligada a modificar su estrategia de seguridad para lograr resultados, en un brevísimo periodo, ante un problema que lleva décadas generando muerte en el país.

Diálogo de sordos porque no se intercambian ideas o propuestas, sólo se extreman opiniones, del lado del oficialismo se defiende que, al continuar la estrategia de Andrés Manuel López Obrador, se está logrando reducir la inseguridad, para demostrarlo se apoyan en las cifras revisadas por el gobierno anterior, que favorecen; mientras que la oposición, también anteponiendo al expresidente, niega que se esté combatiendo al crimen organizado y amenazan a la administración federal con acusarla ante instancias internacionales para que otros países puedan intervenir porque se están coartando los derechos humanos.

Esas dos posturas invisibilizan las acciones del gobierno de Claudia Sheinbaum, a lo que no ayuda el discurso presidencial por las fallas comunicativas de su administración. Ante la explosión de dos autos bomba municipios de Guanajuato, Acámbaro y Jerécuaro, la versión oficial fue que no pueden ser considerados como narcoterrorismo, sino que se trata de la disputa entre dos grupos delincuenciales que “no están disputando más que la venta de droga, la venta de hidrocarburo, y son dos grupos delincuenciales confrontándose entre ellos”, señaló Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, quien aseguró que las explosiones tuvieron como intención amedrentar a la autoridad y no tienen base ideológica o se fundamentan en la religión, por lo que no es terrorismo.

Más allá de la definición de diccionario, el artículo 139 del Código Penal Federal refiere que se considerará terrorismo si se emplean medios violentos “en contra de bienes o servicios, ya sea públicos o privados, o bien, en contra de la integridad física, emocional, o la vida de personas, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad o a un particular, u obligar a éste para que tome una determinación”. La presidenta Claudia Sheinbaum prometió que en la conferencia matutina del martes aclarará la posible contradicción entre la definición y los hechos, o la percepción que se tiene ante las explosiones, porque nadie puede negar que estas acciones criminales provocan en la población lo mismo que los actos terroristas.

Las aclaraciones y presentación de la estrategia de seguridad poco servirán ante la confrontación de los discursos que todo lo niegan. La presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, representa las voces que desde el oficialismo minimizan los hechos y aseguran que la estrategia ha dado resultados, justo porque se continúa lo realizado por López Obrador, porque Claudia Sheinbaum se reúne muy temprano con el gabinete de seguridad, se atienden las causas y se están ampliando los programas sociales, lo que no resuelve en el cortísimo plano los actos criminales, además la dirigente insiste en culpar de la inseguridad al gobierno de Felipe Calderón y que hay una campaña de la derecha para desestabilizar al gobierno federal.

Como si fuera su intención validar el complot, el presidente nacional del PAN demandó a Claudia Sheinbaum que cambie la estrategia de seguridad y tipifique al crimen organizado como narcoterrorismo, para que instancias internacionales puedan intervenir en territorio nacional, “México se encuentra en un estado de alerta, con la violencia desbordada, con sucesos de narcoterrorismo en buena parte del país, pero que se atreven a negar, una presidenta que continúa lo mal hecho del gobierno de López Obrador y con imposiciones autoritarias a través del Congreso de la Unión, donde están coartando los derechos humanos”, remató Marko Cortés evidenciando que el interés mayor del dirigente partidista, antes que las víctimas, es convencer al mundo que en el país se está instalando una dictadura y los mexicanos requerimos de la ayuda internacional para devolvernos a la idílica República en la que vivimos antes de la Cuarta Transformación.

La estrategia está funcionando y ya vivimos en un país mejor que Dinamarca, tampoco es deseable la intervención de otros países para devolvernos al paraíso de antes de López Obrador, lo que urge es desatarse de los discursos que sólo revelan el interés partidista, desde el oficialismo para asegurar que se mantendrán en el poder para así preservar los derechos de la nueva casta morenita; desde la oposición para regresar al tiempo en que la voluntad democrática de los ciudadanos sólo se expresaba durante las elecciones, sin pasar por la rendición de cuentas y la transparencia ante los actos de gobierno. 

Lo que queda claro es que ambos bandos están seguros de que, sin importar el nombre del régimen, lo necesario para mantener los privilegios de la clase política es preservar la forma de ejercer el poder en México, ya sea a través de un partido hegemónico o a la sombra de un caudillo.

Sí hay salida, la ciudadanía puede participar sin la compañía de los partidos, como ya se ha hecho en respuesta a la violencia criminal que se vive en Culiacán, donde la organización Ciudadanos Organizados por Sinaloa está recabando las firmas necesarias para la revocación del mandato del gobernador Rubén Rocha Moya. Ojalá.


Coda. Los cambios de funcionarios en algún cargo no son necesariamente la forma más eficiente para combatir y erradicar la violencia, la transformación de los cárteles de narcotráfico en crimen organizado que extorsiona y fomenta la trata de personas, que violenta y asesina a la población, pero la protesta ciudadana evidencia que los asesinados no son números, cifras a cotejar de acuerdo a los programas sociales, que las causas multifactoriales de la violencia obligan, primero, a pensar en los gobernados com  personas, historias que no pueden ser traducidas en simple estadistica.

@aldan


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