El lunes, el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Juan Luis González Alcántara Carrancá, presentó su proyecto de resolución respecto de las acciones de inconstitucionalidad planteadas por legisladores de la oposición a la reforma del Poder Judicial, aunque considera que esta reforma atenta contra la independencia judicial y el principio de división de poderes, en el fondo, para quienes no somos conocedores de las leyes, la Constitución y argumentación jurídica, es una ofrenda para solicitar clemencia a la supremacía constituyente que se creen los legisladores de Morena; intenta, con apego a los caprichos del expresidente Andrés Manuel López Obrador, dar una salida a la crisis constitucional que está a la vuelta de la esquina mediante la dádiva de una alternativa que, a ojos del pueblo bueno, permita a todas las partes caer parados.
Dos son los temas claves que invalida el proyecto del ministro González Alcántara Carrancá:
- La figura de “jueces sin rostro” que busca resguardar la identidad de jueces en casos de delincuencia organizada.
- La elección de jueces y magistrados federales a través del voto popular.
La primera, la de los jueces sin rostro, insisto, es una distracción para la enormísima mayoría que no sabemos de derecho, que toma en cuenta la delgadísima línea que divide la protección a los juzgadores de la posible violación de los derechos humanos; es la segunda, con un tono evidentemente político, la que se presenta como una opcion al choque de trenes deseado por el oficialismo y la oposición.
Lo que propone el ministro González Alcántara Carrancá es que la elección popular se mantenga para los ministros de la Suprema Corte, magistrados electorales y los del Tribunal de Disciplina Judicial, y que no se realicen elecciones para jueces de Distrito y magistrados de Circuito.
La resolución del ministro de la Suprema Corte, desde que se dio a conocer, ya ha sido rechazada por el oficialismo, con énfasis en declaraciones de los hermanos Monreal Ávila, Ricardo y Saúl, aunque González Alcántara en un documento de más de 360 páginas proponga que su propuesta sea “el final de la crisis constitucional actualmente en curso y la vuelta a la normalidad institucional de las relaciones entre los Poderes de la Unión”.
Nada le basta a la soberbia del oficialismo, más allá de lo que pueda ser una salida, optar por un matiz, auxiliar a la presidenta Claudia Sheinbaum para que no se dé esta crisis entre poderes, ya el diputado Ricardo Monreal estableció que no se van a detener, que habrá elección de jueces y magistrados porque el ministro de la Suprema Corte “no tiene competencia para invalidar una reforma constitucional, viola el principio de legalidad, viola la doctrina, viola la jurisprudencia y asume un criterio totalmente caprichoso, arbitrario e ilegal. Por eso es normal, se veía venir cuando los jueces se atrevieron a emitir resoluciones de suspensión de la reforma”. El senador morenita, Saúl Monreal, descalificó la ofrenda de González Alcántara como un intento desesperado de los ministros, quienes sólo quieren desestabilizar el sistema judicial en México y, con mucha menos preparación, inteligencia y discurso que su hermano diputado, les aconseja que “mejor se preparen para la elección y que participen, que se adapten a la nueva normatividad y a la nueva época que está viviendo el país en materia judicial”, con la arrogancia que le da pertenecer a la casta que le da compartir apellidos con el exgobernador de Zacatecas y corcholata que sigue haciendo su luchita para ser candidato presidencial cuando se pueda, que en realidad es cuando lo dejen.
El jueves se discutirá este proyecto de resolución, requiere 8 de los votos de los integrantes de la SCJN, mismos que hoy no alcanzan porque las ministras Lenia Batres, Loretta Ortiz y Yasmín Esquivel ya se han pronunciado públicamente a favor de la reforma judicial. Por si fuera poco, para aumentar el dramatismo a esta novela, en paralelo a la resolución corre el rumor de que antes de la discusión, presentarán su renuncia seis de los ministros: Juan Luis González Alcántara, Javier Laynez, Alberto Pérez Dayán, Jorge Pardo, Alfredo Gutiérrez, y Margarita Ríos, seis de los ocho votos que se requieren, porque el séptimo,Luis María Aguilar, finaliza su periodo en noviembre; quienes no renunciarían son las cuatro ministras Norma Piña, Yasmín Esquivel, Lenia Batres y Loretta Ortiz.
Los Monreal y el oficialismo no han querido leer el mensaje entre líneas de Juan Luis González Alcántara Carrancá, porque políticamente esta ofrenda ofrece respetar lo dicho por López Obrador, que se modifique el “corrupto” Poder Judicial cortando las cabezas de los ministros de la SCJN, además, de votar a favor de la resolución, se estaría en concordancia con el corte de hacha de la austeridad republicana, se evitaría un gasto millonario en la elección de jueces y magistrados federales, además de liberar al INE de la organización de esos comicios, pero nada de eso será tomado en cuenta por quienes se abrogan la representación del pueblo, cuando realmente sólo ven por sus intereses partidistas y personales.
Hay salida, hay matices a considerar, pero ¿qué le vamos a hacer?, la inmensa mayoría somos unos ignorantes a quienes los discursos extremistas se llevan entre las patas, porque nos consideran incapaces de entender la discusión de altos vuelos en la que se cobija la lamentable competencia machista de medir a ver quién la tiene más grande.
Coda. No sé por qué, recordé unos versos de Jorge Luis Borges en su poema “El instante”:
Entre el alba y la noche hay un abismo
de agonías, de luces, de cuidados;
el rostro que se mira en los gastados
espejos de la noche no es el mismo.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.
@aldan