En la OSA también somos solitas
El pasado domingo 20 de octubre se celebró el último de los tres conciertos especiales que tuvieron como escenario el Palacio de Gobierno con el más grandes orgullo cultural de nuestro estado, la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, oficialmente reconocida como Embajadora Cultural de Aguascalientes y en proceso está el nombramiento como Patrimonio Cultural del Estado, ignoro la razón por la que se ha entorpecido el proceso de nombramiento siendo que el Congreso del Estado ya votó a favor de este merecido reconocimiento.
Este último de los conciertos especiales fue una continuación del anterior en el que integrantes de la OSA participaron como solistas interpretando obras breves, o movimientos de algún concierto, esto sin duda es un importante ejercicio para que los maestros de la propia orquesta se fijen retos importantes, ya sabemos la calidad de la mayoría de los músicos, muchos de ellos ya han participado como solistas en diversas ocasiones y esto nos habla, por supuesto, del excelente nivel de los maestros. Muchos de ellos también son integrantes de diversos ensambles de música de cámara lo que les permite abordar repertorios diferentes a lo que semanalmente preparan con la OSA.
Para este tercer concierto y segundo con solistas de la orquesta se preparó un programa interesante, iniciando con la Obertura la Gazza Ladra, o la Urraca Ladrona del compositor Gioacchino Rossini, por cierto, es importante destacar el hecho de que este concierto fue dirigido por el maestro Ildefonso Cedillo, principal de la sección de violoncellos de la OSA. Después de la obertura, vinieron los solistas, en primera instancia, primero y segundo movimiento del Concierto para oboe en mi menor TWV51, (Telemann Werke Verzeichnis), es decir, obra 51 en el Catálogo de la Obra de Telemann con la participación del maestro Iouri Vodolazski como solista. Escuchamos después el primero, Allegro, de los tres movimientos que integran el Concierto para viola en re menor de Anton Hoffmeister, con la excelente participación del maestro Rolando García, me pareció muy convincente su interpretación.
Hubo en este momento un ligero cambio en el orden de lo que originalmente estaba programado, que era la versión para contrabajo y orquesta de Czadras de Vittorio Monti a cargo del maestro Jesús Romero, en su lugar se presentó la violinista Claudia Marcela Morales para interpretar Jewish Town, o Pueblo Judío de la película La lista de Schindler de John Williams, si bien es una obra que no exige un violín virtuoso, sí demanda una gran sensibilidad, que fue en lo que me parece que se quedó corta la solista, escuché una versión tibia, le faltó pasión, no obstante, hizo una interpretación decente.
Siguiendo con los temas judíos, se presentó después Fernando Gómez con su violoncello para ofrecernos una deliciosa interpretación de una pieza exquisita, rebosante de profunda sensibilidad, el Kol Nidrei de Max Bruch, es importante destacar el hecho de que a pesar de haber compuesto esta obra de perfil judío, el compositor Max Bruch definitivamente no era un compositor semita, él era luterano convencido, simplemente que Bruch gustaba de experimentar con material musical que podríamos considerar, digamos, exótico, esto le llamaba la atención profundamente.
Después de esto, ahora sí se presentó el maestro Jesús Romero con su contrabajo para hacer una extraordinaria versión del Czardas para contrabajo y orquesta de Vittorio Monti. No hace mucho que él mismo interpretó como solista el Concierto para Contrabajo de Serge Koussevitzky y la dirección del maestro Enrique Barrios, fue la temporada pasada.
El concierto terminó con la Fantasía para trombón de Abdon Lyra con la participación del maestro Anderson Rodrigues como solista, y por supuesto, integrante de la mejor sección de la OSA, de hecho, me atrevo a decir que los trombones de la Sinfónica de Aguascalientes están a la altura de cualquier sección de trombones que me digas de este país, es una delicia escucharlos.
Aunque estos tres conciertos especiales tuvieron un gran poder de convocatoria, Palacio lució lleno, no sólo las sillas dispuestas para el público, también las escaleras y los pasillos, incluso en la planta alta del inmueble, sigo pensando que este no es un buen escenario para conciertos, es muy incómodo, la acústica es muy mala y el continuo flujo de gente provoca frecuentes y desafortunadas distracciones. Estoy de acuerdo en que la OSA salga del Teatro en ocasiones especiales buscando, posiblemente, ganar público, pero creo que hay otras mejores opciones para este fin.
La cuarta temporada, y última del año en curso inicia mañana viernes a las 20:30 horas en el Teatro Aguascalientes, que hasta el momento sigue siendo la casa de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, el programa seleccionado es un tributo a los compositores locales, en este caso el maestro Arnulfo Miramontes, que aunque es de Tala, Jalisco, tiene una indisoluble relación con Aguascalientes, igual que Ponce, creció aquí y es, por esencia, un músico aguascalentense, y de este compositor que dirigió la OSA hace casi cien años, por allá de 1927, disfrutaremos dos obras, en primera instancia, la música para el ballet Iris, una obra que sin duda podríamos considerar un poema sinfónico por su elocuente carácter descriptivo por la puntualidad con la que retrata musicalmente la belleza de los atardeceres de Aguascalientes enmarcados por la imponente figura del Cerro del Muerto, símbolo entrañable de nuestra tierra, nuestra Sinfónica ya ejecutó hace algunos años esta maravillosa música.
En la segunda parte del concierto, disfrutaremos de la Sinfonía No. 1 de este mismo compositor, la dirección estará a cargo del maestro Román Revueltas, director titular de la OSA. Nos vemos mañana, si Dios no dispone lo contrario.