¿De verdad llegamos todas? por: Claudia Alonso Cuéllar - LJA Aguascalientes
15/11/2024

¿De verdad llegamos todas?

Al tomar posesión como la primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo dijo que “después de 200 años de la República y de 300 años de la Colonia, llegan todas las mujeres a conducir los destinos de la nación”, ya a partir de entonces ha anunciado reformas tanto legislativas como administrativas y operativas para mejorar las condiciones de las mujeres en el país. Habrá que analizar con todo detenimiento dichas promesas; primero, cuántas de ellas llegan a ser una realidad, pero sobre todo habrá que observar los resultados de su aplicación. 

Varias reflexiones se pueden hacer al respecto. La filósofa y poeta española María Zambrano, en su libro Persona y Democracia: la historia Sacrificial, retoma a José Ortega y Gasset, para señalar que “la vida humana no está compuesta de hechos sino de situaciones. Cualquier hecho histórico, como cualquier hecho de la vida personal, ha de ser visto para ser entendido, dentro de la situación en la cual aconteció”. Por eso, se requiere analizar el hecho histórico de que por primera vez el pueblo de México ha elegido como presidenta a una mujer. 

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) establece que poco más del setenta por ciento de las mujeres de quince años o más sufrió violencia en 2021, con un incremento de casi el cuatro por ciento respecto a 2016, siendo la violencia sexual una de las de mayor incremento, mientras que la violencia económica, patrimonial o discriminación fue la única que decreció un poco, en el mismo período.  A pesar de una tendencia a la baja, los aproximadamente dos feminicidios diarios que ocurren en el país siguen siendo una cifra alarmante que necesita de una estrategia y atención inmediata. La violencia contra las mujeres requiere de políticas públicas que no solo busquen disminuirla, sino erradicarla. 

Respecto a la situación económica, la brecha salarial es del 35 por ciento, en el trabajo de cuidados la remuneración es muy poca o casi siempre nula; la mujer sufre mayor violencia laboral y sexual en el trabajo, las dobles o triples jornadas no reconocidas ni remuneradas, y se mantiene la falta de oportunidades para llegar a puestos de mayor rango. 

Sobre el llamado “rompimiento de techos de cristal”, hay que resaltar que, si bien en otros países varias mujeres han llegado antes a puestos tan altos como la presidenta Sheinbaum, y otras sin duda llegarán, muchas no van a hacerlo, y a otras no les interesa llegar. No obstante, lo importante es que se establezcan las condiciones para que aquellas que sí quieran llegar y que tengan la preparación, puedan hacerlo.

El movimiento de las mujeres busca la equidad de oportunidades y el cese de las violencias de género, pero también es necesario respetar los sueños y las decisiones personales. Esto no quita que se tenga que trabajar y luchar por un “piso parejo” que requiere más que políticas de Estado, que, si bien resultan útiles y fundamentales en las conquistas de género, se requiere ir a la raíz de la situación: el cambio de un paradigma con una perspectiva de género comienza con la educación. Si bien no es total la responsabilidad del sistema educativo, es imperativa la voluntad y la participación ciudadana, más allá de todos los cursos de perspectiva de género o de deconstrucción de masculinidades que se puedan impartir.

Las personas necesitamos aprender a generar comunidad. Un cambio de perspectiva de un “yo” a un “nosotros”, en el que seamos capaces de generar diálogo y entendimiento, en espera de que autoridades, instituciones y organismos públicos fueran ejemplo de respeto y consideración a los derechos humanos y al libre desarrollo de la personalidad; además de tomar en cuenta la necesidad de generar espacios en los que la persona se pueda desarrollar y las mujeres puedan remontar la desigualdad histórica que le exige generar resultados como si lo hiciera desde la igualdad. 

Por ello es importante la visibilización de las situaciones de inequidad social, pues si bien es cierto que por carecer de instrucción o de recursos a una persona le es más difícil salir adelante, lo es también que la discriminación de género aumenta dichas dificultades, generando una desigualdad sobre la desigualdad. 


Desde la aplicación de los Mecanismos de Solución de Conflictos (MASC) se busca que estas desigualdades se aminoren por medio del diálogo. Es importante la difusión de los MASC como herramienta de cambio social y de generación de comunidad, a fin de que se utilicen cada vez más y la sociedad sepa que por medio de ellos se puede llegar a una igualdad en la sociedad; que las mujeres y las personas en general sepan que tienen opciones al diálogo y a generar acuerdos en una escucha respetuosa y por medio de una comunicación asertiva que permita generar condiciones de convivencia dentro de una cultura de paz. 

Es un camino largo que todavía tiene mucho por recorrer. Por eso la invitación es, siempre, a dar un paso a la vez que nos ayude a construir sociedades pacíficas que permitan el progreso, pero sobre todo la igualdad y equidad sociales. Por estas situaciones es que se puede decir que no es cierto que todas llegamos …aún. 

 

Mediadora y Conciliadora Privada del Poder Judicial del Estado desde 2013.

Presidenta de la Red de Mediadores, Conciliadores y Facilitadores Certificados en Aguascalientes, A.C.

@CirculoArtemisaArteyCulturaparalaPaz

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