Por los días que corren, se publicó en el Diario Oficial de la Federación (30.IX.2024), el Decreto por el que se reforma, adiciona y deroga el artículo 2º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos. La novedad más importante, sin duda, de esta reforma constitucional, es que: “Se reconoce a los pueblos y comunidades indígenas como sujetos de derecho público con personalidad jurídica y patrimonio propio.” Se trata de una modificación constitucional que amplía considerablemente el reconocimiento de derechos de pueblos y comunidades indígenas. Ya habrá oportunidad de comentarla.
Viene a cuento mencionar la reforma constitucional, porque es un producto legislativo de un largo proceso de lucha y resistencia de los también llamados pueblos originarios, por su autonomía y defensa del territorio. Y esa lucha tiene como antecedente histórico muy importante, el Congreso Indígena de 1974. Este Congreso es referencia histórica obligada cuando se habla de la organización de pueblos y comunidades indígenas en México.
El Congreso Indígena se realizó del 13 al 15 de octubre de 1974 en la Ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, conmemorando los 500 años del nacimiento del gran defensor de los derechos de los indios, que fuera obispo de Chiapas, el fraile dominico Bartolomé de Las Casas. El lema del Congreso fue “Igualdad en la Justicia”. El evento no fue religioso, aunque estaba vinculado a la Diócesis de San Cristóbal, cuyo obispo era don Samuel Ruiz García, que había llegado a su sede episcopal a principios de 1960.
El Congreso en realidad fue por iniciativa del gobernador del Estado, Manuel Velasco y de una asociación civil. Pero se dieron cuenta que no era fácil hacer una convocatoria sólo a través del gobierno estatal y la asociación, y le pidieron al obispo Samuel Ruiz que convocara y ayudara en la organización, y aceptó. (1)
No se trató de una reunión improvisada. Los trabajos de preparación comenzaron un año antes, en las zonas, regiones y comunidades de los pueblos tsotsil, tzeltal, tojolabal y cho’ol, “para juntar la palabra sobre los problemas que más les afectaban” (2), dice Jorge Santiago. Este autor, que fue participante del mismo, agrega: “mil comunidades, que representaban 400 mil personas, participaron en la preparación de este Congreso, discutiendo la problemática de la tierra, el comercio, la educación y la salud.” (3)
Las comunidades hicieron pre-congresos, escogieron los temas y eligieron a sus representantes (delegados) para que participaran en la gran asamblea de octubre. En ella, “durante tres días denunciaron con ponencias en las cuatro lenguas el abuso en el comercio, la explotación del trabajo, el despojo de las tierras, la destrucción de su cultura, el aplastamiento y asesinatos impunes. Un diálogo entre los distintos pueblos mostraba la lucidez del análisis y el sufrimiento acumulado de años de opresión.” (4)
Las ponencias son documentos muy ricos sobre la realidad vivida en las comunidades indígenas chiapanecas; dice Santiago “son una expresión minuciosa de heridas, de afrentas, de un sistema establecido para la humillación y el despojo.” (5)
Mi maestro Genaro María González, que escribió poco después de celebrado el Congreso, expresó: “La voz de los naturales de Chiapas puede ser tomada como expresión de los indígenas de todo México. Clamor secular de injusticias.” (6)
Por cierto, don Genaro, por ser profesor de materias jurídicas, de la ponencia tseltal, destaca lo que tiene que ver con el Derecho, ya que los indígenas manifiestan que “no conocemos nuestros deberes y tampoco nuestros derechos, lo que hace posible que tanto ingeniero, como jefes de zona y autoridades judiciales se aprovechen de esta ignorancia. Asimismo caemos en las manos de licenciados sin conciencia que en vez de orientarnos, nos explotan más.” (7)
Del Congreso salió la idea de hacer una organización indígena. Esta no se logró de inmediato, pero se ha ido forjando aquí y allá, poco a poco, con las luchas de defensa y resistencia. También se habló de hacer un mercado indígena sin intermediarios y que el Estado creara una especie de departamento o secretaría de asuntos indígenas manejado por indígenas. Lo que sí se logró fue un periódico, que publicó más de 10 números en las cuatro lenguas del Congreso. (8)
Por otro lado, afirma Santiago, que el Congreso Indígena fue la “semilla”, para que en la Diócesis de San Cristóbal se descubriera “la necesidad de impulsar lo que llaman la teología de la liberación y tener un compromiso político con las causas sociales.” (9)
Dije que la reciente reforma constitucional en materia de pueblos y comunidades indígenas, tiene como remoto motivo el Congreso Indígena de 1974. Pero éste, no sólo es una referencia para reconocimientos de derechos en la Constitución y diversas leyes, sino que lo es de las luchas y resistencias de pueblos y comunidades indígenas en estos cincuenta años que tanto han logrado en experiencias de organización y ejercicio de autonomía a lo largo y ancho de México. Sólo por mencionar algunas muy relevantes: la Organización Indígena Totonaca (OIT) fundada en Huehuetla, en la Sierra Norte de Puebla, hace treinta y cinco años y que cuenta con un Juzgado Indígena desde hace más de veinte años; los municipios autónomos y Juntas de Buen Gobierno zapatista, organizados a partir del levantamiento del EZLN en 1994 en Chiapas; el sistema comunitario de justicia, de la Montaña y Costa Chica de Guerrero, Policía Comunitaria Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (PC-CRAC); la experiencia de policía comunitaria y de elecciones y gobierno por usos y costumbres de Cherán y pueblos que han seguido su ejemplo, en Michoacán; la Guardia Comunitaria para defensa del territorio de Ostula, en Michoacán también; la Organización de los pueblos de Morelos, en defensa de la vida y su territorio; etc. etc.
Hace unos días se reunieron en Ocosingo más de 700 delegados de comunidades indígenas chiapanecas, para conmemorar el Congreso Indígena realizado hace cincuenta años; acordaron trabajar unidos y con un plan en defensa de la madre tierra y el territorio. Los participantes reconocieron que las organizaciones sociales son herramientas para ayudar a tejer la nueva unidad de pueblos y comunidades en vista la defensa de la vida, la tierra y los territorios. Dijeron que los acuerdos de unidad que tomaron “nacieron y se alimentaron de los principios y valores de la palabra de Dios, de la historia del Quiptis ta Lacubtesel, (Nuestra fuerza para progresar) y la ‘unión de uniones que se inspiraron y apoyaron en los 23 acuerdos del Congreso Indígena celebrado en 1974 en San Cristóbal.” (10)
Dice Jorge de Santiago: “El Congreso Indígena fue un momento muy fuerte porque hizo nacer la decisión de los pueblos de organizarse para defenderse y encontrar solución a sus problemas: despojo de la tierra, falta de pago en las fincas, la no solución de demandas agrarias. El Congreso Indígena de 1974 es la raíz de muchos movimientos en las comunidades que todavía siguen.” (11) Ya en 1980 don Samuel Ruiz se dio cuenta de ese proceso de toma de conciencia y organización indígena que se estaba gestando, y así lo expresó en una entrevista: “la resistencia va a ser mayor y posiblemente surja aquí el aporte que estas comunidades puedan dar a la construcción de una sociedad mejor.” (12) El obispo de Chiapas no estaba equivocado.
Notas:
1 “Congreso Indígena hace 50 años en Chiapas despertó la conciencia de los pueblos”, entrevista a Jorge Santiago por Elio Henríquez, en La Jornada, lunes 7 de octubre de 2024, p.33.
2 Jorge Santiago S., “El Congreso Indígena de 1974. Buscando nuestras raíces.”
3 Idem
4 Idem
5 Idem
6 Genaro María González, “Nuestros indios nos acusan”, en Temas. Caminos para un mundo nuevo No.73, México, febrero de 1975, p. 23.
7 Ibidem, p. 20
8 Cfr. Jorge Santiago, “Historia de tres voces. Los caminos que se encuentran”, en Agenda Conmemorativa Frayba 2024, Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, A. C., San Cristóbal de Las Casas, 2024.
9 Santiago, “El Congreso Indígena…”, Op. Cit.
9 Entrevista por Elio Henríquez, Op. Cit.
10 “Chiapas: pueblos acuerdan acciones en ‘defensa de la tierra y los territorios’”, Nota de Elio Henríquez, La Jornada, 16 de octubre de 2024.
11 Santiago, “El Congreso Indígena…”, Op. Cit.
12 “Los Indígenas me enseñaron; entrevista a Mons. Samuel Ruiz, obispo de San Cristóbal de Las Casas, por Salvador D. Rodríguez, en Brecha No. 4, México, mayo-junio de 1981, p.32.