El pasado miércoles 11 de septiembre se celebró el concierto especial de música mexicana con motivo, evidentemente, de las fiestas patrias. Este concierto se realizó a las 20:30 horas, horario de los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, aunque no sé la razón por la que se ha hecho ya una mala costumbre iniciar 20:40, creo que quienes llegamos puntuales al concierto merecemos el respeto de iniciar a la hora señalada; este festín de la música mexicana se realizó en la sede actual de la orquesta, el Teatro Aguascalientes. Se registró una muy buena entrada, y es que el programa era muy atractivo, inició con Sones de Mariachi del compositor de Jalisco Blas Galindo, después el poema sinfónico Ferial de Manuel M. Ponce, y para terminar con la primera parte del concierto, disfrutamos de La Sinfonía No.2 conocida como la Sinfonía India de Carlos Chávez. Después del intermedio continuamos con la monumental Noche de los Mayas de Silvestre Revueltas con orquestación y cadenza de percusiones de José Yves Limantour, y para terminar esta sesión de música mexicana no podía faltar, por supuesto, el Huapango de José Pablo Moncayo.
Me parece muy interesante que se frecuente este tipo de repertorio sobre todo cuando se busca destacar el verdadero perfil de música mexicana, y es que ya basta de pensar que si hablamos de música mexicana tenemos que recurrir al mariachi, entre otras cosas, no descalifico este tipo de expresiones de música mexicana, pero no es lo único; México es tan diverso en su cultura musical como extenso es su territorio, y esa misma extensión favorece mucho el inabarcable panorama de lo que podemos llamar música mexicana.
Las obras seleccionadas para este concierto están todas impregnada de ese delicioso espíritu nacionalista, un lenguaje musical que nació en Europa a finales del siglo XIX haciendo surgir grandes escuelas nacionalistas como la rusa representada dignamente por el famoso Grupo de los Cinco, o la escuela Bohemia o Checa con Dvorak o Smetana, la española, entre otras más. A América llegó este lenguaje musical nacionalista a principios del siglo XX, y el nacionalismo consiste en hacer una propuesta musical con elementos propios del folclore de un país y mezclarlo con la música académica, y México es rico en argumentos en este rubro, y esta es la música mexicana de la que yo sí me siento orgulloso.
Pues bien, como te comentaba, el concierto inició con una de las obras más conocidas en este tipo de lenguaje, Sones de Mariachi de Blas Galindo, pero desde el inicio de la obra la escuché rara, no era lo que esperaba escuchar, mira, en realidad no se escuchó rara, las cosas como son, me pareció desfasada, oscura, opaca, se hizo evidente que el trabajo en los ensayos no fue suficiente, a la batuta del maestro Revueltas le faltó mucha autoridad, no obstante es un repertorio que se interpreta con alguna frecuencia y no tendría por qué haber este tipo de problemas, me pareció una ejecución sumamente insegura. Después de este desastre en la obra de Blas Galindo las cosas mejoraron y fluyeron de manera normal, es decir, el resto del programa no fue nada extraordinario, simplemente se cumplió decentemente con el programa y ya. Me quedó claro aquello que se dice de que nadie toca el Huapango de Moncayo como la Sinfónica Nacional, eso no lo dudo, pero tengo el recuerdo fresco de aquel primer concierto que dirigió el maestro Enrique Barrios ya como director titular de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, fue en aquella gloriosa temporada de los Stradivarius, con sala llena en cada uno de los nueve conciertos de esa primera temporada del maestro Barrios como nuestro titular en el año 2000, pues bien, aquel concierto de debut, el maestro cerró el programa con una sublime, monumental, y soberbia versión del Huapango de Moncayo, lo recuerdo con una claridad que me sorprende considerando mi mala memoria, y recuerdo que al terminar aquel Huapango, y con el Teatro Aguascalientes de pie ovacionando con entusiasmo la maestro Barrios, me quedé pensando justamente en eso, la OSA con esta batuta tiene argumentos para competirle a la Sinfónica Nacional al interpretar el Huapango de José Pablo Moncayo, pero ahora, el pasado miércoles 11 de septiembre, entendí que sí, simplemente nadie toca el Huapango como la Sinfónica Nacional.
Para el concierto de mañana se modificó el programa originalmente planeado, que a mí me parecía delicioso, pero al parecer el solista que iba a interpretar el Concierto para piano de Ravel canceló, y se cambió todo el programa que se completaba con la Pastoral de Beethoven, y el maestro Revueltas decidió reponer el concierto que se canceló por la lluvia hace unas tres semanas, con la Obertura The Wasps, o las Avispas del británico Ralph Vaughan Williams, después las Metamorfosis Sinfónicas sobre temas de Carl Maria von Weber del alemán Paul Hindemith y después del intermedio, la Suite Lemminkäinen, Op.22 de Jean Sibelius, sin duda, el más importante compositor de Finlandia, la dirección estará a cargo del maestro Román Revueltas, es un programa largo y difícil que ha tenido a los integrantes de la OSA metidos en el estudio de estas partituras.
La cita es mañana viernes 20 de septiembre a las 20:30 horas, espero que ahora sí inicie puntual, en el Teatro Aguascalientes, todavía la casa de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes. Ahí nos vemos si Dios no dispone lo contrario.