Reencarnar en Sichistlán | Cuentos de la colonia surrealista por: Alfonso Díaz de la Cruz - LJA Aguascalientes
14/11/2024

Aunque aún se encuentran divididas las opiniones, creencias y religiones sobre la veracidad y viabilidad del fenómeno en el resto del mundo, en el pueblo de Sichistlán -tierra mágica de ensueño- la reencarnación era una realidad hecha y derecha, y toda aquella persona que llegara al pueblo, ya fuera por migración o por nacimiento, tenía un total de 30 reencarnaciones, siempre y cuando no muriera en otro lugar.

A diferencia de lo postulado por las filosofías orientales que secundan la creencia, en Sichistlán nadie tenía que someterse a procesos de introspección y meditación para recordar los aciertos y errores de las vidas pasadas, sino que los recordaban una vez reencarnados. Los habitantes, además, estaban al tanto de los casos y familiares que atravesaban el proceso de reencarnación y esto, aunque pueda suponer un conflicto cultural para el resto de los individuos y sociedades, en la sociedad sichistlana era un concepto tan normalizado como el sol naciente o las lluvias traídas por las nubes. Se vivía, se sumía y se respiraba como si tal cosa, sin más.

Así pues, uno más o menos podía decidir a qué se dedicaría en su vida en turno y dicha vida se vivía, por tanto, por elección y no por una cuestión de recompensa, castigo o karma. En una vida eras juez; en otra, médico; en otra, pastor, y en alguna otra, profeta o caballero, dependiendo de los gustos de cada persona y la época en la que se tratara, puesto que 30 vidas, 30 generaciones, equivalen a un mogollón de años y lo que era normal y corriente en siglo XII, no lo era en lo absoluto en el XIX o en los tiempos venideros.

El problema se vino cuando la fama de Sichistlán trascendió sus fronteras y la gente de otros lugares comenzó a acudir al pueblo para morir y así tener la certeza de que ese último descanso no se convertiría en absoluto en el último. Mucha, muchísima gente comenzó a reencarnar en Sichistlán y, al poco, el pueblo se fue llenando de foráneos y terminó por perder su encanto, magia y folclor que durante siglos habían envuelto sus parajes.

Fue por ello y no por otro motivo que los oriundos -los auténticamente oriundos- decidieron invertir una vida entera para decantarse por la arquitectura y la ingeniera civil y, en conjunto con quienes en esa vida en turno fungían como magos, construir una inexpugnable muralla mágica que permitiera la salida, pero nunca más la entrada de alguien al pueblo.

De eso ya hace un par de siglos y no hay manera de saber si a la fecha el pueblo y sus habitantes se mantienen aún en pie.


Show Full Content
Previous Polifonía Universitaria presenta recital de música mexicana del siglo XXI
Next Esto es México | Orquesta Sinfónica de Aguascalientes por: Rodolfo Popoca Perches
Close

NEXT STORY

Close

Chicharito Hernández: Análisis de su gol de cara al Chelsea

07/11/2024
Close