El café de los artesanos y el buen Rockdrigo | El banquete de los pordioseros por: Rodolfo Popoca Perches - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Escribo lo que ahora generosamente estás leyendo el jueves 19 de septiembre, justo el día en que se cumplen 39 años de aquel sismo que desfiguró el rostro de la ciudad de México, el 19 de septiembre de 1985, yo era estudiante de la carrera de Investigación Educativa en la Universidad Autónoma de Aguascalientes y recuerdo que tenía una clase a las 07:00 de la mañana, era un curso de regularización o algo así, ya no recuerdo bien; la maestra que nos impartía aquella clase estaba embarazada y recuerdo que esa mañana nos comentó que se sentía un poco mareada y se sentó en el escritorio e interrumpió la clase por algunos minutos, le preguntamos se necesitaba algo y dijo que no, que ya se empezaba a sentir mejor, a ninguno nos sorprendió considerando que tenía ya algunos meses de embarazo, y sin mayor contratiempo, continuamos con la clase. En aquel tiempo no había redes sociales y la comunicación no era tan inmediata como sucede ahora, pero de cualquier manera no tardamos en enterarnos de la desgracia que padecían los habitantes del entonces Distrito Federal y lugares cercanos a la ciudad, un terremoto había sacudido sin misericordia la gran urbe, muchos edificios colapsaron y había víctimas, muertos y heridos, además de las evidentes pérdidas materiales, poco a poco empezamos a ser conscientes de la magnitud de este lamentable acontecimiento y entre las noticias que nos llegaban, nos enteramos de la muerte de Rodrigo González, el Profeta del Nopal, él, el buen Rockdrigo, era una especie de portavoz de mi generación universitaria, o más que de mi generación, lo era del grupo de amigos con los que yo me juntaba, Armando Ramírez, Jorge Partida, Juan Pablo de Ávila (q.e.p.d.), Edmundo Gutiérrez, algunas buenas amigas como Leticia López, Alicia Medel (q.e.p.d.) y otros más, para nosotros Rockdrigo era un estandarte, sus canciones eran una especie de banda sonora de nuestros días en la universidad; unos meses antes, los días viernes 7, sábado 8 y domingo 9  de diciembre de 1984, el Rockdrigo se presentó en Aguascalientes, en el Café de los Artesanos, un café que estaba ubicado en la esquina de José María Chávez y Rayón, junto al periódico El Heraldo, el dueño era el Carepa, un chileno que huyó de su país ante las atrocidades de la dictadura de Augusto Pincohet y se estableció en Aguascalientes, ahí, en su café,  se presentó el Profeta del Nopal, y cantó algunos de sus grandes clásicos, si clásicos, cierto es que no es era un artista comercial que se difundiera en la radio, por supuesto que no y sus canciones nunca ocuparon los primeros puestos en los charts, vamos, tampoco era esa la intención de Rodrigo González, de hecho, lo debemos entender como la antítesis de la mercadotecnia y no buscaba que sus canciones se transmitieran en la radio comercial y que la gente llamara por teléfono para pedir Perro en el Periférico, nada más lejano de la realidad. Ese concierto que te platico fue grabado por lo que en ese tiempo era Radio Casa de la Cultura, yo tenía apenas unos meses de haber entrado como colaborador, todavía no salía al aire, estaba en una especie de período de capacitación. El concierto lo grabó nuestro director, el señor José Dávila, y los créditos aparecen en el disco, pero con un pequeño error, acreditan la grabación a Radio Casa de la Cultura, específicamente al señor José Ávila, así le ponen ahí en lugar de Dávila, pero bueno, todos sabemos que fue el “viejito” quien hizo esa grabación. Ese tipo de cosas es lo que hacíamos en aquellos tiempos en radio cultural, todas las temporadas de verano que la Orquesta Sinfónica Nacional ofreció en Aguascalientes, y muchísimos eventos del programa cultural de la Feria Nacional de San Marcos, como sabemos, la radio pública está muy lejos, años luz, de aquella radio inteligente trabajando para un público exigente y conocedor, y no el conformismo y facilismo con el que se trabaja actualmente en el área de radio del organismo de Radio y Televisión de Aguascalientes, y claro, tengo la satisfacción de haber colaborado durante muchos años con esa radio verdaderamente alternativa e inteligente, hecha por conocedores para conocedores. 

En efecto, Rockdrigo González, el Profeta del Nopal murió en ese terremoto el 19 de septiembre de 1985 sepultado en su departamento en la Colonia Roma, su primera grabación, publicada originalmente en cassette, ¿te acuerdas de los cassettes?, era una verdadera pieza de colección, un disco de culto para los verdaderos amantes del rock mexicano, se llamaba Hurbanistorias, así, con H al principio en lugar de estar en la palabra historias, así quiso el Rockdrigo que se llamara su disco, discazo de verdad, con aquellas canciones que eran una especie de himno para nosotros, temas como Rock en vivo, la fugacidad de un amor, decía la letra: “Nuestro amor fue un rock en vivo, dos tres manchas de tinta, un requinto de jazz fugaz e improvisado, una imagen en el aire de un pintor apresurado”, todavía recuerdo aquellas letras que saboreamos entre una y otra cerveza en el café de los Artesanos ubicado en José María Chávez 122, canciones como La balada del asalariado, Perro en el Periférico, Oh yo no sé, el rock del ET o la mi favorita, Metro Balderas, escuchábamos ese disco una y otra vez y leíamos a Gustavo Sainz, Parménides García Saldaña, por supuesto, a José Agustín, Víctor Roura, Federico Arana, en fin. 

Ya ves, el pretexto de la fecha para compartir contigo, amigo lector, aquellos años de mi juventud en compañía de verdaderos hermanos. ¡Salud por aquellos años y destapa el mezcal Armando!


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