Hoy en día el mundo entero enfrenta problemas ambientales comunes que no respetan ningún tipo de frontera territorial; por ello modificar nuestras prácticas y conductas ambientales, las cuales deben ser analizadas desde el plano de nuestra conciencia epistémica para generar una toma de conciencia moral de nuestras obligaciones, asumir compromisos con el entorno natural y confiar en que esto ayudará a generar un cambio de actitud ambiental más responsable.
No prestar atención a los problemas ambientales, qué los ocasiona y qué se puede hacer individual y colectivamente para evitar su amenaza, puede interpretarse como un acto egoísta y como una omisión moral. El acto egoísta es resultado de pensar que mientras yo y los míos están bien, poco o nada importa lo que les pase a otras personas en otras latitudes del planeta; esto conlleva un acto de omisión moral, pues a pesar de saber que algo puede hacerse para evitar dañar a otros, no se hace nada.
Podría pensarse que gracias a los avances tecnológicos en el área de la comunicación e información (radio, televisión, internet) nuestra visión del mundo y nuestra solidaridad hacia los otros debería haberse ampliado; sin embargo, parece que, a pesar de estar informados de catástrofes ambientales que ocurren en otras partes del mundo y que éstas son una amenaza futura para nuestro planeta, se siguen llevando a cabo prácticas poco o nada ambientales; es decir, mientras no se viven en carne propia esas amenazas no las hacemos conscientes y, por lo tanto, no las consideramos un peligro que ponga en riesgo nuestra vida o la de nuestra comunidad, por ello prefieren ignorarse. Lamentablemente, la única manera de ponerles atención, es cuando se presentan directamente, o sea, en el lugar que se habita. Es así que el daño que los problemas ambientales están ocasionando, o pueden ocasionar, tanto personalmente como a otros, debe pasar a formar parte de nuestras responsabilidades morales ambientales y considerar éstas con una perspectiva global.
Cada uno de nosotros, por formar parte de esta especie en estos tiempos, hemos contribuido, consciente o inconscientemente, directa o indirectamente en la problemática ambiental, la cual sigue agravándose década tras década, es por ello que debemos estar conscientes de que, así como somos parte del problema, podemos también ser parte de la solución.
En suma, durante mucho tiempo se consideró que los problemas de índole ambiental deberían ser resueltos dentro de los límites locales y nacionales; sin embargo, cada vez resulta más claro que éstos tienen un impacto global y, por lo tanto, es necesario crear mecanismos políticos, empresariales y sociales que gestionen y fomenten el uso prudente y responsable de los bienes naturales de manera que todos nos comprometamos a cuidar y a hacer un uso consciente y racional de ellos.