“Un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo. La educación es la única solución”: Malala Yousafzai.
Estimado lector de este reconocido medio LJA.MX, con el gusto de saludarle como cada semana, quiero aprovechar y resaltar su disposición para poder dar lectura a este espacio, muchas gracias. En esta ocasión quiero abordar un punto de vista muy particular sobre la educación en cuanto hacia dónde avanza y es que, para entender el presente, pero sobre todo considerar el futuro, es necesario poder atender a la formación de los ciudadanos, y es que algo es claro y evidente, las condiciones en los sistemas de aprendizajes han cambiado, se han modificado drásticamente.
Desde el conductismo que describía Pavlov y Skinner hasta el constructivismo y cognitivismo de Piaget se han presentado cambios verdaderamente palpables, la educación se modifica con los ciclos sociales, aunado a la ventosa relación que tienen los gobiernos y la iniciativa privada para poder formar, forjar, desarrollar personas bajo las características esenciales de cada institución educativa.
Ciertamente las economías funcionan con la lógica del capital, comentario que ya he expresado en esta columna, no obstante, sucede algo; la propia industria genera su demanda en cuanto a los perfiles que necesitará para su operación y esquema de negocio. En tanto que a partir de ahí nacen las instituciones educativas que van a formar a esas personas para cubrir la demanda de la industria, comercio, etc. que se pretenda una entidad económica en un lugar en específico.
Existen algunos factores que ya se avizoran de un modo palpable, el primero es que existe una codependencia sobre lo que la industria, el comercio o la economía demande, no obstante, esta particular situación pone en una desventaja a las personas, ya que si la economía demanda un título profesional, entonces las personas tendrán que someterse a dicha condición, en Estados Unidos se ha normalizado que los jóvenes se endeuden hasta por diez años para poder pagar su universidad, para que de cuando concluyan tengan la posibilidad de acceder a un puesto laboral que les permita pagar la deuda, dato curioso. Sin embargo, si no entran en el juego o en la dinámica entonces estarán entrando a un campo de competencia menospreciado y con una paga inferior.
El acceso a una educación de calidad en México está profundamente marcado por las desigualdades económicas y sociales. Las escuelas privadas, generalmente mejor equipadas y con más recursos, tienden a preparar a sus estudiantes para posiciones de poder y éxito económico. En contraste, la educación pública en muchas zonas del país carece de los recursos necesarios, lo que perpetúa la pobreza y la exclusión social. Este fenómeno refuerza las estructuras del capitalismo, donde el acceso a una buena educación y las oportunidades económicas están estrechamente ligadas al poder adquisitivo de las familias.
Evidentemente existen instituciones académicas públicas y privadas que ofertan una enseñanza de calidad, el único detalle es que tiene sobre demanda, si son de gobierno, pues vendrán las palancas o los favores políticos, y si son privadas tendrán un costo elevado. Dejando en una condición desfavorable a quien no tenga acceso.
Un punto sumamente delicado es caducidad del conocimiento aplicado, se estima que lo que aprendimos tiene una variación o una modificación cada 5 años en el contexto postmodernista, de tal modo que cuando los universitarios vayan saliendo prácticamente lo que aprendieron estará caducando y poco les servirá para su vida diaria.
“La educación es lo que queda después de que uno ha olvidado lo que aprendió en la escuela”: Albert Einstein.
La proliferación de instituciones académicas de baja calidad se debe a la elevada demanda, bajo dicho precepto se está prostituyendo a la educación, se ha vuelto una industria de personas empleadas y desempleadas, con poco conocimiento práctico, pero resulta ser un modo impositivo de acceso a una mejor vida.
La inteligencia artificial y las nuevas tecnologías han desplazado a muchos docentes que no se pudieron actualizar, así mismo, las plataformas dan un sentido de avance educativo, pero resultan ser cajas negras de actividades poco vinculadas a la esencia de la enseñanza, siempre arguyendo que la educación está al alcance de todos.
Los párrafos anteriores aducen a la educación superior, pero basta que analicemos la educación básica para que observemos que ni es laica, ni gratuita ni es obligatoria, claro al calce de nuestra magna Constitución sí lo es, pero en México se vive en diversas realidades. Existen ciertas condenas para quienes van a temprana edad a la escuela, me refiero al tipo de comida o alimentos que a las que tienen acceso y que se comercializan, sin entrar a mayor detalle de que los niños que aspiran a educarse están a la dispensa de un sindicato que no decida levantarse.
Aunque se promueve la narrativa de que la educación es el vehículo principal para la movilidad social en el capitalismo, en la práctica, el sistema educativo mexicano no ha logrado reducir significativamente las brechas de desigualdad. La calidad de la educación a la que tienen acceso los estudiantes depende en gran medida de su contexto socioeconómico, perpetuando el ciclo de pobreza y limitando las oportunidades reales de movilidad social para las clases menos favorecidas.
Las esperanzas sirven para dar el primer paso.
Epílogo
Mientras dilucidamos los distintos clisés sobre la educación, quiero felicitar a Javier Rosas Reyes por su nueva encomienda en IAJU, tengo el gusto de conocerle y en verdad es un joven preparado, capacitado y con la mejor de las disposiciones, sin duda alguna hará un gran trabajo.
In silentio mei verba, la palabra es poder.