Estrategia de detención de “blancos prioritarios” ha sido muy criticada y a pesar de ello continúa. Genera una dinámica de más violencia que en ocasiones se sale de control
El registro de homicidios justo después de la detención de un cabecilla de grupo delictivo habla de la falta de coordinación interinstitucional, lo que es clave para evitar ese tipo de oleadas, por lo que el llamado es a los tres niveles de gobierno para mantener e incrementar la colaboración, en especial en operativos de alto riesgo.
El catedrático de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Edgar Guerra, manifestó que la política de “blancos prioritarios” no es nueva, pues viene desde la llamada “guerra contra el narcotráfico” que emprendió el ahora expresidente Felipe Calderón, clarificó el sociólogo que esta estrategia ha sido muy criticada desde hace varias administraciones federales, y a pesar de ello continúa.
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Esta vieja estrategia, a decir del especialista, consiste en detener a los presuntos líderes de la delincuencia organizada, sin tomar en cuenta que los grupos delictivos funcionan bajo una “lógica sistémica”, es decir macro, pues al momento que desaparece una cabeza, de inmediato hay otra persona que lo sustituye de inmediato y siguen funcionando.
“Peor aún, cuando una cabecilla es eliminada en algún enfrentamiento, lo que se ha detectado desde hace mucho tiempo es que se dan guerras internas dentro de la organización por ocupar los puestos de mando o guerras entre grupos por apropiarse de los mercados o las rutas de trasiego, aprovechando el debilitamiento ante la detención de alguno de los líderes”.
Detalló que esta estrategia de “blancos prioritarios” más que abonar a la pacificación, lo que genera es una dinámica de más violencia que en ocasiones se sale de control, con consecuencias graves, y la duración y nivel de los enfrentamientos dependen de muchas variables que están dentro de la lógica de los grupos criminales y es inevitable.
Si bien el trabajo de investigación que realizan las autoridades es “quirúrgico” a la hora de las detenciones y tratan de que haya las menos consecuencias posibles, lo cierto es que no se puede garantizar tal situación.
“Esto no significa que debamos renunciar a detener a presuntos delincuentes e integrantes de grupos delictivos, pero sí seguir insistiendo que estos son operativos de alto riesgo, y como tal deben tener toda la responsabilidad y la preparación cuando se llevan a cabo”, expresó Edgar Guerra.