Después de la publicación del capítulo 11 me vi obligado a suspender esta serie de artículos críticos sobre la historia de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Al reanudarla considero conveniente hacer un recuento panorámico pero sintético para retomar el hilo y darle continuidad.
La historia
Toda historia requiere ubicarse claramente en el tiempo y el espacio en que se desenvuelve; ningún hecho humano puede comprenderse cabalmente si se trata en forma aislada sobre todo cuando se trata de acontecimientos de carácter social, porque se corre el riesgo de cometer errores y omisiones que la deforman.
Es el caso de la infortunada historia oficial de la UAA, cuyos antecedentes deben investigarse de manera sistemática sin imponer límites, pero también y sobre todo, sin imponer prejuicios y mucho menos intereses ajenos a la Institución.
Ideología
Uno de los factores esenciales en todo estudio social es la ideología, de la que se desprenden hechos determinantes en el desarrollo de toda clase de instituciones.
Conquista feudal
Las posesiones españolas en el continente Americano estaban a cargo del conquistador convertido en señor feudal que debía cubrir el requisito de ser nacido en España, razón por la cual recibía el calificativo de “Peninsular”; en cambio, sus hijos nacidos en América, llamados “Criollos”, no tenían ese derecho aunque fueran educados en Europa.
El feudo o latifundio europeo, en América, adquiere nombres diversos: haciendas, estancias, caballerías, etc., pero su integración es la misma: vasallos o campesinos acasillados que trabajan la tierra de sol a sol -la misma tierra que habiendo sido de ellos les fue arrebatada por los conquistadores- más los restos del sistema esclavista anterior en áreas de servicios. Sin recibir salario alguno, lo único que se les proporciona es el alimento y el vestido indispensables para continuar trabajando de sol a sol. Finalmente, se les mantiene analfabetas para evitar que se enteren de cualquier circunstancia que los libere de tan bárbara explotación.
La real y pontificia Universidad de México
Nuestra primera universidad fue fundada en el siglo XVI (1551) bajo los cánones de la Iglesia Católica, cuando hacía los últimos esfuerzos por evitar la sustitución del dogma por las novedosas materias científicas de la Revolución Industrial.
El liberalismo
Los criollos, obviamente, consideraban aquella situación injusta; y al enterarse dos siglos después (XVIII) de la nueva ideología liberal de la Enciclopedia francesa que deslumbró al mundo en 1789 con el lema de la Revolución Francesa “Libertad, igualdad, fraternidad” y la ejecución de la pareja imperial (Luis XIV y María Antonieta) para imponer el lema de la Democracia con la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano” (el pueblo al poder), despertó en ellos la necesidad de imitar el novedoso sistema político.
Muchos de aquellos criollos eran sacerdotes con acceso a toda clase de libros clandestinos debidamente ocultos en los seminarios -y posiblemente hasta en las bibliotecas catedralicias, incluyendo los masónicos- en donde estaban también a disposición de los seminaristas debidamente seleccionados.
Esta minoría de criollos constituía la naciente clase ilustrada: el clero y los propios hijos de los terratenientes abanderaron las guerras de independencia en las colonias españolas de América, integrando sus ejércitos con los indígenas que habían sido despojados de sus tierras por los conquistadores, bajo la promesa de restituírselas.
El feudalismo permaneció
La verdad fue que el sistema feudal continuó vigente en México, pues fuera de algunos intentos de restitución de tierras a sus propietarios originarios, la promesa cayó en el vacío.
Nos veremos la semana próxima.
Por la unidad en la diversidad
Aguascalientes, México, América Latina
Corrigiendo errores:
Debido a la urgencia a que solemos enfrentarnos los redactores de prensa para entregar oportunamente nuestra colaboración al área editorial, hay ocasiones en que no nos queda tiempo disponible para hacer la recomendable revisión serena de lo producido. Hay ocasiones en que confiamos en la tolerancia del lector para suplir o subsanar errores leves, pero las hay también en que es necesario corregirlos de manera expresa como en este caso:
En la colaboración de la semana pasada (segunda y última parte del artículo “UAA: 51 años… ¿de qué?”) cometí un error en el quinto párrafo antes de concluir, que dice: “Y tampoco puede considerarse Universidad sino institución oscurantista aquella en la que se expulse de la UAA a toda aquella persona que exprese públicamente su juicio crítico en relación con los actos reprobables de sus funcionarios.”
Como es evidente, debe omitirse el texto “de la UAA” porque lo que ocurrió en su lamentable origen podría no estar sucediendo en la actualidad; de hecho, la prensa ha informado que ya cuenta con instancias dedicadas a defender civilizadamente los derechos de los integrantes de la comunidad universitaria; esperamos que así sea. Gracias.
Nota. El título de “Cátedra” que lleva esta columna se debe, exclusivamente, al propósito de recordar la revista que publiqué entre 1975 y 1978 con la observación: “Órgano Informativo Independiente de la Universidad Autónoma de Aguascalientes”.