Me acuerdo que hace años alguien expresó su preocupación de que el denominado centro histórico estuviera vaciándose de personas, esto por el proceso de reciclaje de muchas propiedades, que dejaban de ser viviendas para convertirse en restaurantes, principalmente, pero también comercios, oficinas, o casas que de plano eran derribadas para convertir los terrenos en estacionamientos o edificios, de tal manera que una vez concluidos los horarios laborales, los lugares tendían a vaciarse de personas, de vida.
Pero esto no sólo ocurre en el centro -fíjese, por ejemplo, en la calle Victoria, en los alrededores de los mercados; aquello se pone de oprimir el corazón- sino también en otras zonas de la ciudad, tal y como se observa en esta imagen del crucero de las calles Sierra Fría y Monte Everest, en el fraccionamiento Bosques del Prado Norte donde no se observa ninguna alma; ninguna luz, ningún vehículo, nada, salvo los edificios cerrados. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected].