Si en alguna ocasión tiene la oportunidad de subir a alguno de los pisos altos del edificio administrativo de la UAA, observará un panorama tranquilizador, un oasis en la urbe cubierta con cemento. Lo que verá será un paisaje dominado por el verde, un santuario para los árboles y otra clase de plantas, aparte de muchos animalitos, ardillas principalmente, porque la universidad es un lugar donde se cuida y apapacha a estos seres vivos, se les preserva, es decir, que aquí no se les persigue, quema, humilla, ningunea, elimina, tal y como ocurre en otras partes de la ciudad… A lo mejor los jardineros hasta les platican. Por ejemplo a la jacaranda que está en la Plaza de las Generaciones, frente a la Biblioteca Central, algún día de marzo alguno de estos apóstoles le dice: “Buenos días, preciosa. Este año estás más coqueta que nunca, con todas esas flores maravillosas que luces”. Y la jacaranda responde con su esplendor, obsequiándonos con su belleza.
Santuario… Aparte de la connotación eclesiástica, que aquí no interesa, he escuchado esta palabra para denominar lugares libres de persecución; protección de minorías, o de aquellos que “no son como nosotros” y que por ello son acosados, deportados, en particular en los Estados Unidos.
Lo más aproximado que consta en el diccionario de la Real Academia Española, es la tercera acepción de esta palabra, que aplica a Colombia, pero que me viene bien para lo que me interesa decir: “Tesoro de dinero o de objetos preciosos que se guarda en un lugar”. No es de dinero de lo que estoy hablando sino de esos objetos preciosos que son los árboles, y por eso asumo que la Ciudad Universitaria es un santuario para ellos. Vea si no este árbol.
Se me figura que el jardinero que lo protegió logró que a la hora de instalar la reja se hiciera ese giro de balconería para preservar la rama. Era más fácil cortarla que batallar con los perfiles, pero no: la rama fue respetada.
Digamos que la decisión fue tomada por una especie de defensor de los derechos arbóreos; algo así, algo que en rigor deberíamos ser todos.
Este árbol está en el crucero que forman las Avenidas Aguascalientes y Universidad. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected].