Mi experiencia en el servicio social “El futuro de los árboles en tus manos” | Ambientalistas Julieta Felix Díaz - LJA Aguascalientes
24/11/2024

Soy Julieta y estudio en el Centro de Enseñanza Media de la UAA, plantel Oriente, en el 2° semestre del turno matutino. Este semestre decidí comenzar mi servicio social y elegí hacerlo en el que lleva por nombre “El futuro de los árboles en tus manos”. Este fue el servicio que más llamó mi atención y la de mis amigos, básicamente por el nombre, pero no le dimos tanta importancia a qué íbamos a hacer en él, ya que sólo queríamos liberarnos del requisito. Ahora puedo decir con gran satisfacción que me alegra haberlo elegido y explicaré por qué. 

El servicio se realiza en la zona norte del Parque México, haciendo trabajo de protección de árboles nativos resilientes con el objetivo de lograr su supervivencia, ya que cada año la parte norte y oriente de este sitio es incendiada en épocas de sequía quemando todo y dejando solo alfombras negras cargadas de desolación. Pero la fuerza de la naturaleza es sorprendente, pues a pesar del daño, los árboles nativos (mezquites, huizaches, gatuños, varaduz, tronadoras, mimbres) vuelven a surgir de debajo de la tierra, demostrando su capacidad de sobrevivencia y resiliencia. Lo que nos tocó hacer, y que el maestro Víctor Salazar viene haciendo ya de algunos años a la fecha a nombre de su asociación, Movimiento Ambiental de Aguascalientes A.C., de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y en colaboración con la PROESPA , es elaborar un cajete alrededor de los árboles (una zanja circular) y un arriate (muro de piedras en forma de pared para mantener el cajete) con dos objetivos: para que en caso de incendio el fuego no alcance el tronco del árbol y lo queme, y para que en temporada de lluvia allí se almacene algo de agua, porque las raíces de estas especies arbóreas son como esponjas, ya que retienen la humedad en ellas y por eso pueden sobrevivir los periodos de sequía. También aprendimos a podar estos árboles, además a trenzarlos y amarrarlos para favorecer su crecimiento. Dado que nos tocó realizar el servicio durante la temporada de sequía estuvimos llevando agua y regando algunos árboles que se plantaron el año pasado y antepasado, más de manera simbólica que para lograr su subsistencia, aun así, creo que lo agradecían.

A lo largo de este servicio hemos aprendido demasiado, más de lo que pudimos imaginar. Cuando lo elegimos, no pensamos que cambiaría nuestra manera de pensar y analizar las situaciones desfavorables que vivimos hoy en día y las consecuencias de éstas. Hemos aprendido que algunas de las razones más importantes por las cuales nuestro planeta se está deteriorando tan rápidamente son la ignorancia y el egoísmo del ser humano. Desde pequeños nos educan, nos dicen qué está bien y qué está mal, qué se debe hacer y qué no se debe hacer, y conforme vamos creciendo vamos implementando estos principios; sin embargo, debemos reconocer cuando esas bases están mal fundamentadas o mal expresadas o si entre ellas mismas se contradicen. Cuántas veces nos han dicho que hay que cuidar a la naturaleza y respetarla, pero también cuántas veces hemos visto cómo talan el árbol de nuestra cuadra o cómo muchísimos árboles son derribados para la construcción de un fraccionamiento. La mayoría de nuestras acciones se basan en lo que queremos, lo que necesitamos y muy rara vez pensamos en lo que necesitan los demás o cómo yo los afecto con mis decisiones.

Nos ha tocado, a mí y a mis compañeros, observar cómo gente desinformada y sumergida en su ignorancia llega a dañar y a quemar las zonas donde nos dedicamos arduamente a la restauración de los árboles nativos. Solemos creer que sabemos más que la mayoría, lo cual nos vuelve personas de mente cerrada y no nos permite seguir aprendiendo, ya que, debido a nuestra terquedad, nos quedamos estancados en lo que ya sabemos porque creemos que con eso es más que suficiente. Pero la verdad es que estamos en constante cambio, es por ello por lo que no hay que quedarnos solo con lo que ya sabemos, sino tener una mente abierta al aprendizaje y la información que nos pueden brindar otras personas.

Es por todo esto que admiramos la dedicación, el esfuerzo y la pasión con la que nuestro maestro trabaja, porque él lo hace de corazón, sin esperar nada a cambio; solo quiere ayudar y mejorar la calidad de vida de los árboles. Él no basa su trabajo en obtener beneficios propios, nuestro maestro basa su trabajo en lo que le apasiona y porque sabe que los árboles merecen vivir plenamente también. Y no solo eso, ya que a lo largo de este proceso nuestro profesor nos ha mostrado, inculcado y enseñado diferentes valores que hemos puesto en práctica, además de explicarnos varias acciones y técnicas que con arduo trabajo hemos implementado para la restauración de los árboles; por ejemplo, cómo hacer desde cero un cajete para proteger a los árboles de incendios, cómo amarrarlos correctamente para que crezcan derechos y fuertes, cómo desmamonarlos y quitarles las ramas que estorban en su crecimiento… pero, sobre todo, nos ha enseñado que con todo este esfuerzo y pasión con la que trabajamos podemos lograr grandes cambios a largo plazo. Sinceramente, esperamos que más gente sea parte del cambio y ayude a esta causa que beneficiará a muchas personas más, así como a las futuras generaciones por venir.


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