El talismán perdido de Rafael Correa Cavazos | El talismán perdido por Valeria García Torres - LJA Aguascalientes
03/07/2024

El talismán perdido es el título de una de las obras del escritor aguascalentense Rafael Correa Cavazos. Publicada en la primera mitad de la década de los treinta, fue reimpresa después de más de sesenta años por el Instituto Cultural de Aguascalientes con el apoyo del Gobierno del Estado. Esto con el propósito, como se lee en el prólogo, de “resguardar las voces del pasado que hablan de momentos vividos en Aguascalientes y que forman parte de su historia”.

No te culpo, lector, si no has escuchado hablar de este libro. Lamentablemente, la literatura de nuestro estado es poco conocida, escasamente leída y casi nunca comentada. Esta columna nace del deseo de contribuir al rescate de estas obras y autores que, como el título del texto de Correa, son talismanes perdidos en la historia cultural de Aguascalientes. Agradezco el espacio que, tan generosamente, me brinda este distinguido medio LJA.MX.

Regresando al escritor que el día de hoy les presento, quizá su marginación del panorama literario se deba a su inclinación política. Fue, como se lee en la contraportada de El talismán perdido, “impulsor del movimiento liberal-democrático. Militante activo del Centro Antirreeleccionista de Aguascalientes, del que fue su secretario general en el estado. Fue el encargado de presentar a Francisco I. Madero en el mitin efectuado en la ciudad de México para difundir la causa revolucionaria. En 1910 secundó y difundió el Plan de San Luis en el territorio nacional, y en cada oportunidad distribuía hojas volante con los ideales de una nueva sociedad libre y democrática. Luego del golpe de Victoriano Huerta contra Madero movilizaba a la población con los volantes y en mítines callejeros la instaba a levantarse en armas y combatir al régimen usurpador”.

El Diccionario Histórico y Biográfico de la Revolución Mexicana establece 1893 como su año de nacimiento, mientras que el Diccionario General de Aguascalientes menciona que fue en 1890. En el prólogo a la obra, Carolina Castro Padilla indica que nació el 6 de mayo de 1890, hijo del segundo matrimonio de Salvador E. Correa con Isabel Cavazos. Agrega que desde muy joven inició en la labor periodística, siguiendo la tradición familiar. Fundó el periódico La Crónica el 9 de diciembre de 1911, publicación independiente de periodicidad semanal que usaba caricaturas hechas a base del grabado y tenía una orientación opositora al gobierno de Alberto Fuentes Dávila, lo que provocó que se abriera un proceso penal en contra del editor y que se clausurara el proyecto. Tras lo anterior, fundó La Época el 20 de junio de 1913, diario de tendencia huertista. Años después dirigió, de 1918 a 1923, el periódico El Triunfo, también de carácter sociopolítico. En este medio tuvo como colaboradores a escritores como Zeferino M. Mares y Antonio Acevedo Escobedo. Cuando triunfó la Revolución Mexicana se exilió voluntariamente en Guatemala, posteriormente fijó su residencia en la ciudad de México en donde transcurrió el resto de su vida. Se desconoce la fecha de su muerte. 

Otra de las razones que podrían haber suscitado su olvido en la historia literaria de nuestro estado es la sombra que sobre él cierne su medio hermano Eduardo J. Correa, escritor de Un viaje a Termápolis. En La historia regional desde las orillas literarias: Rafael Correa, tesis de maestría de María Guadalupe Montoya Soto, la estudiosa considera que el autor buscó manifestar una crítica a la sociedad aguascalentense al elegir como protagonista de El talismán perdido a la dueña de un prostíbulo (quien, al parecer, era pariente de su medio hermano). Por lo anterior, propone Montoya Soto, la novela fue ignorada en su tiempo y Correa Cavazos marginado del ámbito literario, porque rompe con la memoria que los hidrocálidos quieren guardar de esa época.

Estamos hablando del periodo de 1872 a 1925, 53 años que transcurren a lo largo de 192 páginas. Los principales temas de El talismán perdido son de carácter sociopolítico: la Revolución Mexicana en el panorama local y los problemas que enfrenta la mujer en la sociedad. Los lugares, hechos y personajes de la novela son conocidos por el lector, pues remiten al mundo real. Asimismo, los episodios de la vida de Rafael Correa subyacen en la narración. Así, la historia y la ficción se entrelazan.

¿Cuál es el argumento de la obra? Un talismán hecho por una bruja de Jesús María para el esposo de Margarita la O, la protagonista, marca el rumbo de la vida de los personajes, pues otorga fortuna a quien lo posee y desgracia a quien lo pierde. Este fondo sobrenatural pierde fuerza ante el retrato de las costumbres de la época. La sociedad aguascalentense es duramente criticada por su moral conservadora e hipócrita. Rafael Correa Cavazos expone la corrupción de las autoridades, el absurdo de la iglesia católica, la desigualdad sistémica entre las clases sociales y entre hombres y mujeres.

Asimismo, representa los brotes rebeldes contra el régimen de Porfirio Díaz, las sesiones clandestinas y los posteriores abusos, detenciones, asesinatos. Sin embargo, la lucha por el poder y la ambición desmedida no acabó con la dictadura porfirista. El autor, al final de la obra, evidencia el fracaso de la Revolución Mexicana. Desencantado, expresa cómo los ideales, que dieron vida a uno de los momentos más importantes de la historia de México, fueron perdiéndose progresivamente hasta quedar reducidos a nada.

Por otro lado, el aspecto más relevante de El talismán perdido es, en mi opinión, el papel del personaje principal: Margarita la O. Desde joven, por escaparse siquiera un poco de las imposiciones de género, tan estrictas en su época, sufre del juicio familiar y social. Presa de los infortunios a los que la somete el talismán, que está siempre a manos de un hombre, Margarita no tiene el control de su propia vida. Su destino va deformándose poco a poco hasta la caída final. Nacida de una “buena familia”, pasó a ser esposa y madre, de ángel de la casa, a mujer adúltera, luego ángel de la muerte, dueña de un prostíbulo, femme fatale y, finalmente, una antiheroína. La protagonista encarna todas las imágenes masculinas de la mujer plasmadas en la historia literaria. Pero como bien demuestra Rafael Correa, Margarita nunca tuvo capacidad de elegir. Las decisiones fueron tomadas por otros, los dueños del talismán.


La simpatía que el autor muestra ante su protagonista, genera empatía en el lector. Se entiende que Margarita sólo fue una víctima de su contexto, sufrió las injusticias de la sociedad de su época. El final de la obra la reivindica y defiende los valores liberales que tan apasionadamente pregonó Rafael Correa. Ese es, para mí, el valor de El talismán perdido. Hoy, a casi un siglo de su publicación, es impresionante lo actual que resulta. La sociedad aguascalentense no ha cambiado mucho, por eso es importante recordar nuestro pasado. Te invito a leer esta obra, si puedes encontrarla, la última vez que la vi fue en la biblioteca Enrique Fernández Ledesma. ¡Hacen falta más reimpresiones de obras locales! ¡Son casi imposibles de encontrar! Nos leemos la próxima semana con otro talismán perdido.


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