El “ejército fantasma” que engañó a los nazis y aseguró el éxito del desembarco de Normandía - LJA Aguascalientes
01/07/2024

  • El ataque realizado a través del Canal de la Mancha que empezó a torcer la Segunda Guerra Mundial hasta la claudicación nazi, tuvo una arista imprescindible para su éxito: el montaje de un ejército falso y tácticas de distracción para que las fuerzas alemanas pusieran sus ojos en Calais

El ataque realizado a través del Canal de la Mancha que empezó a torcer la Segunda Guerra Mundial hasta la claudicación nazi, tuvo una arista imprescindible para su éxito: el montaje de un ejército falso y tácticas de distracción para que las fuerzas alemanas pusieran sus ojos en Calais, debilitando el flanco normando, donde tropas canadienses, estadounidenses y británicas lanzaron la ofensiva real. Artistas, cinematógrafos, editores radiales y pintores, los héroes silenciosos de un engaño histórico.

El desembarco de Normandía, el asalto militar que inició el final de la Segunda Guerra Mundial -algo que se concretaría un año después-, conmemora su 80° aniversario. Sin embargo, detrás de la contraofensiva aliada en Europa hubo una maniobra de Inteligencia a gran escala, una carnada para los observadores nazis.

Después de utilizar estrategias de camuflaje en el Norte de África, donde el Ejército de Alemania fue sorprendido por los británicos, quienes consiguieron acercar tanques y cañones haciéndolos pasar por camiones comunes, el modelo fue replicado por Estados Unidos en las costas del Canal de la Mancha.

Convocando a milicias que provenían del arte, el diseño acústico y el montaje cinematográfico, y unas pocas tropas militares, la costa británica se transformó en la locación de un ejército falso, compuesto por tanques inflables, transmisiones radiales falsas para entregar información incorrecta a los nazis y un escenario con ruidos de cañones y aviones que no existían.

Dover fue el sitio elegido para llevar a cabo la operación a manos del 23° Cuartel General de Tropas Especiales de Estados Unidos, a 50 kilómetros de las costas francesas de Calais, donde los hombres de Adolf Hitler aguardaban un inminente ataque.

A sabiendas de que el führer esperaba el avance por Calais, basándose en la lógica de que ese era el punto de menor recorrido entre las costas francesas y británicas en el Canal, los servicios de inteligencia comenzaron el montaje de señuelos.

Para el ‘Ejército Fantasma’ fueron convocados mil 100 hombres que tenían la misión de simular que eran soldados estadounidenses. Durante esas semanas previas al Desembarco de Normandía, estos civiles utilizaron sus destrezas para actuar como militares.

Provenientes de escuelas de arte, agencias de publicidad y otros espacios creativos, tenían largos antecedentes en el rubro artístico antes de la guerra. Habían sido actores, escenógrafos, arquitectos o ingenieros.

Dentro de este plan había tres segmentaciones con especialistas: la del engaño visual, los encargados de señuelos acústicos y técnicos de radio.


Los primeros erigieron un ejército compuesto por tanques, cañones, aviones y camiones inflables, con lo que engañaron al reconocimiento aéreo alemán, que quedaba con la información de que un ejército estaba en preparativos para una invasión.

Los segundos, que estaba integrada por ingenieros de los Laboratorios Bell y estaban a cargo de la 3132 Signal Service Company, grabaron sonidos de ambiente militar, como aviones y camiones blindados; hicieron mezclas con sonidos como cadenas de vehículos y fuego de artillería. Todo esto magnificado por altavoces y amplificadores para que se escucharan del otro lado del Canal de la Mancha.

El tercer grupo estaba integrado por operadores de radio que crearon redes de tráfico falsas simulando ser radiotelegrafistas militares. Su entrenamiento para imitar el método de un operador verídico, que se comunicaban en código morse, hizo que no fueran distinguibles por los alemanes que interceptaron sus mensajes.

Esta combinación de señuelos elevó las alertas en Alemania, que confirmó su teoría sobre una invasión inminente en Calais.

Junto al montaje en la costa de Dover, también hubo un complemento de distracciones militares. Como la caída de cientos de maniquís paracaidistas que portaban explosivos en la zona donde, posteriormente, se concretaría el verdadero avance.

También una falsa declaración del entonces primer ministro británico Winston Churchill frente a la Cámara de los Comunes, donde anunciaba que se aproximaba “el primero de una serie de desembarcos”.

Horas más tarde, la Fuerza Aérea Real (RAF) dio marcha a la ‘Operación Titanic’, donde 50 aviones lanzaron tiras de papeles de aluminio que saturaron los radares alemanes, haciéndoles creer que se aproximaban decenas de barcos.

Mientras los ojos de los nazis estaban puestos en Calais, se lanzó la definitiva operación Overlord, las maniobras conjuntas de Reino Unido, Canadá y Estados Unidos en cinco puntos de playas normandas, dando inicio a una de las batallas más icónicas de la Segunda Guerra Mundial y que inició el camino aliado a Berlín.

Desde el Día D hasta el final de la guerra, el ‘Ejército Fantasma’ se desplegó en distintas ocasiones. Fueron 20 las operaciones en las que tuvo participación en Francia, Bélgica, Luxemburgo y Alemania, desplegando sus tácticas de engaño para conseguir la ventaja en el terreno y confundir a sus enemigos. 

80 años después, se rinde homenaje a los miembros del ‘Ejército Fantasma’, destacando la importancia de sus habilidades fuera del campo de batalla para lograr un engaño histórico en un momento en el que se necesitaba una inflexión, como finalmente se logró.


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