Fundado en 1910 en el vibrante distrito de St. Pauli en Hamburgo, Alemania, denominado como “el club más progresista del mundo”, el FC St. Pauli tiene una historia que va más allá de los terrenos de juego. Desde sus humildes comienzos como un club de barrio hasta su posición actual en la élite del fútbol local, St. Pauli ha sido siempre un bastión de valores como la solidaridad, la igualdad y la resistencia; su frase lo dice todo: “No es un lugar para homofobia, fascismo, sexismo y racismo”.
La historia de St. Pauli está entrelazada con la lucha por la justicia social y la defensa de los derechos humanos. Desde sus primeros días, el club ha acogido a los marginados y ha sido un refugio para aquellos que luchan contra la discriminación y la opresión, por eso sus aficionados son prostitutas, rockeros, poetas, punks, anarquistas y comunistas. Asimismo, “Los Piratas de la Liga” son el primer equipo de fútbol en tener un presidente abiertamente gay y militante de la causa LGBT+, el empresario Corny Littmann.
Su estadio, el Millerntor-Stadion, ha sido un lugar de encuentro para la diversidad y la inclusión, donde todos son bienvenidos sin importar su origen, género o identidad.
Pero lo que distingue a St. Pauli no es solo su historia, sino su compromiso continuo con sus valores fundamentales. A pesar de los desafíos y las adversidades, el club ha mantenido su postura firme en defensa de la solidaridad, la igualdad y la resistencia. En un deporte donde el dinero a menudo habla más alto que cualquier otra cosa, St. Pauli ha demostrado que es posible competir al más alto nivel sin comprometer su integridad.
La influencia del Che Guevara y Cuba en la filosofía del equipo es innegable. Estas figuras y movimientos han inspirado a St. Pauli a levantar la voz contra la injusticia y a luchar por un mundo más justo y equitativo. Desde su apoyo a causas sociales y políticas hasta su activismo en temas como el medio ambiente y los derechos humanos, el club ha utilizado su plataforma para promover el cambio positivo en la sociedad.
Cabe recalcar que el St. Pauli también se simpatizó, a lo largo del tiempo, con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en México, pero no todo es política, también se ha fortalecido la relación a través de la música y es que el club mantiene una relación fraternal con la banda, Panteón Rococó; quienes en una de sus giras por Alemania, se percataron de la filosofía de la institución, “ama Sankt Pauli, odia al racismo”. Es por eso que para el centenario del club invitaron a dicha banda a cantar Das Herz Von St. Pauli (el corazón de St. Pauli) hace catorce años: “Yo de St. Pauli. Yo soy un hincha. Antifascista de vocación. Y los colores de mi bandera, de Bleiben Mains, de la unidad, la calavera que significa que por dentro somos igual”, este es un fragmento de la versión interpretada por Panteón Rococó.
El regreso de St. Pauli a la élite del fútbol alemán es más que un logro deportivo; ya que con un resultado de 3 a 1 sobre el VfL Osnabrück, selló su regreso a la élite del fútbol alemán tras trece años en segunda división. Esto un testimonio de su resiliencia y su compromiso con sus principios. Mientras continúen defendiendo lo que creen, St. Pauli seguirá siendo un faro de esperanza en un mundo que a menudo parece carecer de ella.