Responsabilidad democrática | La Columna J por Roberto Ahumada - LJA Aguascalientes
03/07/2024

“No hay que pensar qué es lo que nuestro país está haciendo por nosotros, sino preguntarnos qué es lo que nosotros estamos haciendo por nuestro país”: John F. Kennedy. 

Estimado lector de este reconocido medio LJA.MX, gracias por su tiempo y atención para leer esta columna, quiero escribirle sobre la importancia de nuestro papel como individuos con respecto a la próxima jornada electoral, en estos tiempos no podemos ser ajenos a lo que le sucede a nuestro país, la lejanía social es peor que el incordio actuar de los políticos irresponsables.

Citaba Vladimir Lenin: “Hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas” y créame estamos en ese momento. La democracia no es únicamente salir a votar, ese es el primer deber que tenemos todos los ciudadanos ante nuestro país, no obstante, es evidente que existe la responsabilidad que, desde nuestra libertad, apuntemos, señalemos, juzguemos y participemos en toda aquella acción que implica el servicio público y las líneas políticas, no se puede dejar únicamente el rumbo de nuestra nación a la clase política, es algo que nos inmiscuye a todos. El problema es que cuando dejamos todo a los demás, cuando no somos conscientes de que somos inconscientes, estamos condenados a vivir en la barbarie, tal y como está viviendo y sufriendo este país. 

Aquella persona y supuesto ciudadano que no participa, no levanta la voz, no hace el mínimo esfuerzo por acceder a la conciencia de un bien común, no tiene derecho y postura moral para criticar incluso a los temerarios que gobiernan bajo ínfulas despóticas. El paraíso no es una consecuencia de la naturaleza, es la preservación de aquellos que entendieron que lejos de fuera de toda ideología, la tierra es de quien la trabaja y todo aquello que es desprovisto del interés individual tiene su impacto negativo en la realidad colectiva, la cual no demora en demasía en generar estragos a todas y a todos. 

En México es muy probable que hayamos tenido una transición de la democracia, la cleptocracia y la plutocracia, para estar muy cerca de la ineptocracia. Créame que no bromeo cuando hablo de estos términos. La radiografía del país es alarmante, preocupante y completamente desoladora. La cleptocracia es un sistema de gobierno en el que prima el interés por el enriquecimiento propio a costa de los bienes públicos. La plutocracia es una situación en la que los ricos ejercen su preponderancia en el gobierno del Estado. Para definir a la ineptocracia basta con exponer que ya ni siquiera es un sistema, es una dinámica en donde los menos capaces y los más ignorantes son manipulados por los más estultos en los actos de gobernar. 

“La indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida”: Octavio Paz.

Estas palabras llevan la invitación y la incitación a que salga a votar, a que no sea indiferente con lo que está pasando, no es necesario entrar en retóricas sobre cuál partido es peor o cuál le ha hecho más daño al país, estas palabras son para llevar a una reflexión sobre lo que está pasando, por lo que ya pasó y nadie hizo nada, ser espectador únicamente es redituable en la vida contemplativa en el bosque de Walden, aquel que citaba David Henry Thoreau. 

  • Ligeramente así es como está nuestro país: 46.8 millones de personas viven en pobreza en México, lo que equivale al 36.3% de la población total del país.
  • Aunque se registró una disminución de 5.1 millones de personas en pobreza, los mexicanos que viven en pobreza extrema se mantuvieron casi igual, con un leve aumento de 400,000 personas al pasar de 7.0 a 7.1%.
  • De enero a mayo, se registraron 15 082 homicidios en México y una tasa de 12 homicidios por cada 100 mil habitantes a nivel nacional.
  • 5 millones de personas, aproximadamente, no saben ni leer ni escribir. 
  • En México de cada 100 delitos que se cometen, solo 6.4 se denuncian; de cada 100 delitos que se denuncian, solo 14 se resuelven. Esto quiere decir que la probabilidad de que un delito cometido sea resuelto en nuestro país es tan solo de 0.9%. (INEGI, Coneval, Impunidad Cero).

En pocas palabras tenemos un país pobre, ignorante, injusto y verdaderamente violento. Es importante transformar nuestro metro cuadrado, lo es, pero definitivamente en la medida en que la sociedad se organice y entienda la responsabilidad que le ha sido conferida, resulta ineludible no hacer nada ante lo que está pasando. La responsabilidad democrática nos invita a levantar la voz, nos exhorta a construir un país ordenado y generoso, nos convoca a una causa común. 

Si no se siembra la semilla de la esperanza y de la voluntad, entonces algún día (no muy lejano) nos daremos cuenta de que estamos viviendo en la barbarie y los únicos culpables somos nosotros. 


“Cuando la esperanza se vuelve invencible la victoria final está asegurada”. Comencemos con la voluntad. 

In silentio mei verba, la palabra es poder.


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