Baja calidad democrática por Norma González - LJA Aguascalientes
21/11/2024

En la recta final de la elección presidencial del 2024, es necesario hacer una breve caracterización del presente proceso electoral. Destacaremos algunos rasgos que dan muestra de la calidad democrática de la contienda.

De entrada, es necesario destacar que muchos de los competidores son personajes políticos donde ni su ideología ni partido de origen tiene relevancia alguna. El tremendo desplazamiento de muchos de los personajes que contienden, pasan sin ningún pudor de un partido a otro, sin que la ideología o la pertenencia partidaria les represente compromiso alguno.

Otro escenario es competir con algunas de las siglas, pero representar intereses o grupos de poder. Desde el poder se envía a competir por algún partido, para que una vez obteniendo la representación, sean piezas de los grupos que los mandó a competir.

El voto del ciudadano, que es el gran valor de la democracia representativa, se diluye ya que el ciudadano que vota por una opción o proyecto político a través de algún representante, en realidad en algunos casos, le está otorgando el voto a alguien distinto a lo que él cree que representa o a alguien opuesto a su elección ya que detrás de ese candidato está oculto a quien representa en realidad. 

El esfuerzo de muchos años por hacer visibles los problemas que enfrentan sectores vulnerables y llevar esa voz a los congresos y cabildos, hoy se convierten en una apropiación abusiva de los partidos, disponiendo de los lugares reservados a los sectores más desposeídos como personas con discapacidad, indígenas y minorías sexuales.

La baja calidad democrática se muestra también a la hora de observar los debates. Muchos candidatos no se percatan de lo que significa la responsabilidad del puesto para el que están compitiendo. Sin idea de los problemas en su distrito o municipio, mucho menos la forma de resolverlos.

Se sienten respaldados por el grupo al que pertenecen dentro y fuera del partido, y dan poca importancia a los asuntos públicos que en muchos casos son verdaderas tragedias en amplios sectores de la población. Ven a la vida pública como un botín, como una forma de ganar beneficios personales.

Esta descomposición de la vida partidaria es un mal estructural que enfrentan todos los partidos desde el momento en que recibieron cantidades impresionantes de recursos económicos. De ser entidades de afiliación voluntaria por principios y razones ideológicas, se convirtieron en agencias de colocación laboral que no les exige grandes responsabilidades. 

Otro indicador es cómo se asume la competencia política, ha pasado a ser de una confrontación entre visiones y proyectos a una guerra sucia en donde se muestran intimidades personales, ciertas o no, con un encono que en verdad alarma.


Nunca antes se había visto tanto nivel de confrontación entre las fuerzas políticas contendientes. Eso no le ayuda a nadie, no beneficia a nadie y por el contrario envilece la vida pública y el ejercicio de la política. 

@normaglzz 


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