Modernidad líquida 4ta parte | La columna J por Roberto Ahumada - LJA Aguascalientes
03/07/2024

“En todo amor hay por lo menos dos seres, y cada uno de ellos es la gran incógnita de la ecuación del otro. Eso es lo que hace que el amor parezca un capricho del destino, ese inquietante y misterioso futuro, imposible de prever, de prevenir o conjurar, de apresurar o detener”: Zygmunt Baumann.

Estimado lector, ¿Cómo va su semana? Espero que todo vaya de acuerdo a la naturaleza, le agradezco nuevamente concurrir en este espacio mediático LJA.MX, en esta ocasión abordamos la última parte de esta breve reseña de la modernidad líquida. 

El intelectual Zygmunt Baumann dejó a lo largo de sus obras una referencia del dinamismo de la modernidad, haciendo alusión a la falta de consistencia que impera en los humanos y en la relación que tienen las líneas que componen a la sociedad, las relaciones personales, el trabajo, la religión, el consumismo etc. Particularmente considero que fue un sociólogo visionario que pudo aducir un sin fin de situaciones que estamos viviendo en la actualidad.

Algo me genera una gran incertidumbre y rompe con mi proporción estoica, y es que cada vez nos parecemos más a la sociedad Orwelliana, a la tesitura de Bradbury y al mundo feliz de Aldous Huxley. Pero al parecer a nadie le interesa, salvo que la información esté minada de sobre entretenimiento y esto conceda al espectador un manojo de insensatez luminosa y rítmica la cual genere aún más una ilusión que nos aleje del sentido básico y esencial, la naturaleza.

Todos entendemos la vida desde distintas aristas, con los sesgos naturales de cualquier ser humano, no obstante, es ineludible ser ajeno al despojo existencial el cual se ha convertido en el camino transitorio fuera de toda proporción natural consciente. Como bien se dice las revoluciones mueren cuando triunfan, pero en los mundos distópicos tal vez podría ser que esa fuese la alternativa para tener a la sociedad en un modo más civilizado.

Los algoritmos de las redes sociales aparentemente juegan en nuestra contra, nos predicen, nos dicen qué nos gusta, qué debemos de comprar, incluso dentro del celebritismo que permea el sentido de popularidad, se logra establecer un vínculo de concepción de éxito y en su antagónico de fracaso, las redes sociales, el big data, le han dado un toque especial a la modernidad. Todo el tiempo estamos vigilados y el desquebrajamiento de los meta discursos avientan, alejan, despojan y posiblemente mutilan las aspiraciones naturales de los seres humanos. 

Existe una frase famosa de Slavoj Zizek: “No necesitamos más información, necesitamos más comprensión”, revela una verdad fundamental sobre la sociedad actual. En un mundo hiperconectado y saturado de información, es fácil sucumbir a la idea de que la acumulación de datos nos llevará al conocimiento. Este punto en particular considero que es una reseña muy puntual de lo que está pasando con el término líquido, la materia en su estado sólido tiene consistencia, el conocimiento en sí hace que tenga una rigurosidad dentro de los parámetros metafísicos que implican, el hecho de que el conocimiento sea una sombra de lo que expresan los buscadores o las supuestas inteligencias artificiales hace que la sociedad sea líquida.

Lo preocupante es que el próximo estado de la materia es el gaseoso, es decir, para que pueda llegar a ese punto tiene que evaporarse, en tanto que; eso implica que la mayor cantidad de sentidos que se le han dado a la vida y a la concepción se vayan a esfumar simplemente en el próximo proceso humano. 

En la película Don’t look up se muestra a grandes rasgos a una sociedad líquida movida por la lógica del capital y la ineptitud al servicio de un interés político, cualquier parecido con la realidad es mera casualidad. A lo que me refiero es a lo siguiente, un meteorito va a caer a la tierra, es decir, el mundo se va acabar si no hacemos algo. El asunto se toma con poca seriedad hasta que se politiza, y una vez que se politiza existe un desarrollo mediático sobre el científico que descubrió lo del meteorito, la película es cínica, es aterradora y muy divertida, justo como lo es la modernidad líquida, se crea una empresa que pretende hacer riqueza con el meteorito, aquí se puede apreciar la lógica del capital, ¿a quién le importa el dinero si el mundo se va acabar? Pues a una sociedad alienada de lo básico y natural, el sin sentido llega al punto extremo de componerle una canción al meteorito que rompe record. 


Algo así le está pasando a la humanidad, se habla de derechos humanos, y hay lugares en donde ni siquiera existe estado de derecho. Se habla de educación y no hay alimentación, los políticos cada vez tienen menos valores y por el contrario tienen más ambiciones. Después de esta descripción, considero que es necesario replantear el rumbo, primero en lo individual y posteriormente en lo grupal. Pues como bien decía Mark Twain: “Si todos piensan igual, es porque seguramente nadie está pensando”. En lo que descubrimos el secreto de esa frase, tal vez sea prudente apreciar y abrazar al presente, es lo único real que tenemos y se ha escurrido como el agua en nuestras manos.

In silentio mei verba, la palabra es poder.


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