Gala de ópera | Orquesta Filarmónica de la UAA por Rodolfo Popoca Perches - LJA Aguascalientes
21/11/2024

La noche del pasado jueves 4 de abril asistí al segundo concierto del año 2024 de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Autónoma de Aguascalientes en el auditorio Pedro de Alba del campus norte de nuestra máxima casa de estudios dentro del ciclo de Polifonía Universitaria.

Para esta ocasión, el maestro Marco Pruneda, director titular de la orquesta universitaria, preparó un programa sin duda interesante y de grandes desafíos, la primera parte fue instrumental iniciando con una de las más célebres oberturas de Gioachino Rossini, y mira que todas lo son, en este caso fue El Barbero de Sevilla, y después, conforme a lo programado, el Concierto para piano y orquesta No.20 en re menor, K. 466 de Wolfgang Amadeus Mozart, uno de los conciertos más dramáticos del músico de Salzburgo, probablemente también lo podemos considerar como de los menos mozartianos, de acuerdo al espíritu al que nos tiene acostumbrados en su repertorio concertante. Este concierto está escrito en la tonalidad de re menor, lo que evidentemente resulta algo muy significativo si consideramos que algunas de sus obras más dramáticas, como es el caso de su célebre e inconcluso Réquiem, están en esta misma tonalidad.

Este concierto le fue encomendado a la joven pianista Cielo Leandro que resolvió con técnica irreprochable y sensibilidad a flor de piel los retos que plantea esta partitura. No se trata de un caramelito, lo es, por supuesto, para el oído, pero no para el intérprete que tiene que enfrentarse a verdaderos retos que hacen de esta pieza, una de las más demandantes del repertorio concertante del clasicismo vienés. 

Siguiendo el esquema básico de este período musical, el concierto se estructura en tres movimientos con un movimiento lento en medio de dos rápidos, en este caso, inicia con un allegro, continúa con una Romanza y concluye, como la mayoría de los conciertos clásicos y románticos, con un rondó, en este caso Rondó: allegro assai, aunque en realidad, también encontramos la forma rondó vigente en el segundo movimiento. 

Nos hubiera gustado saber un poco más sobre las particularidades del concierto, por eso es necesario tener notas al programa que nos ilustren en pormenores que no están necesariamente incluidas en el programa de mano en donde sólo se mencionan las obras que se van a interpretar, por ejemplo, en este caso, sabemos que Beethoven tenía este concierto en su repertorio cuando todavía era muy joven y escribió para él varias cadencias, lo que también hizo Johannes Brahms, y es frecuente que actualmente, cuando se toca este concierto mozartiano, se recurre a algunas de las cadencias escritas por Beethoven sin descartar las elaboradas por Brahms, aunque algunos solistas prefieren hacer las propias o, incluso, improvisar alguna. En lo personal me hubiera gustado mucho saber qué cadencia interpretó la maestra Cielo Leandro en su exquisita interpretación de este concierto, pero independientemente de esto, la cadencia la resolvió con lujo de técnica y una desbordada sensibilidad, consecuencia de saberse apropiar de la obra y dominarla por completo. 

La segunda parte del concierto fue más breve y consistió en una selección de arias para soprano, iniciando con Je veux vivre de la ópera Romeo y Julieta de Gounod, continuamos con Deh vieni non tardar de la Nozze di Figaro de Mozart. Después vino una de las arias, me parece a mí, más complicadas para soprano, esta es Quando men vo, conocida popularmente como el Vals de Musetta de la ópera La Bohemia de Puccini, todavía está fresco el recuerdo, y la emoción de la mano con la memoria, de la interpretación de Lourdes Ambriz en su representación de Musetta en el montaje de esta ópera aquí en Aguascalientes reuniendo, posiblemente, al mejor elenco mexicano que en ese momento estaba disponible, hablo del año 2002, si no me equivoco, con Alfredo Portilla como Rodolfo, el poeta; Jesús Suaste en el papel del pintor Marcello, el bajo Rosendo Flores representando al filósofo Colline, las dos sopranos eran Silvia Rizo caracterizando a Mimí que muere en los brazos de su amado Rodolfo y, como ya lo mencioné, Lourdes Ambriz personificó a Musetta, la novia de Marcello. Pero siguiendo con esta gala operística de la Filarmónica de la UAA, el programa continuó con la célebre aria de la ópera Gianni Schicchi también de Puccini, me refiero a O mio babbino caro, y el programa terminó con Mein herr marquis de Die Fledermaus de Johann Strauss Jr. La soprano fue la maestra Sindy Gutiérres y la dirección a cargo del maestro Marco Pruneda, director titular de la Orquesta Filarmónica de la UAA.

Debo decir que en realidad sentí débil el trabajo de la maestra Sindy Gutiérrez, no dudo de su capacidad y talento, pero creo que su técnica flaqueó en algunos momentos, sobre todo en las notas agudas en donde abusaba de la potencia de su voz y perdía sensiblemente la afinación. Por otro lado, no obstante, su incuestionable potencia, de la que ya he hecho mención, por algunos momentos la orquesta la tapaba, incluso cuando el maestro Pruneda, desde el podio del director,  siempre la cuidó y la estuvo arropando, la noté en algunos momentos insegura y es entonces cuando se ocultaba en la poderosa voz de la orquesta, al mismo tiempo le faltó sensibilidad, eso que no está escrito en la partitura, quizás sea lo más difícil de interpretar, pero con arias que suelen ponerme la piel chinita como en el caso de Quando men vo, o Mio babbino caro, ambas de Puccini, me pareció que sólo cumplió con hacer una digna interpretación, pero fría. En fin, esto no es más que un punto de vista personal.

Felicidades a la OFUAA y a su director, el maestro Marco Pruneda.



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