El panorama de la gran música de concierto en Aguascalientes sigue siendo vigoroso y sólido, a pesar de la indiferencia de los medios de comunicación por promover y difundir la música clásica, o de concierto, o académica, o culta, o como le quieras llamar, y no me refiero a los medio comerciales, ellos tienen su función y la cumplen, su función es vender, generar recursos de los cuales se mantienen, ellos no están para apoyar y difundir la cultura, esa es labor de los medios públicos que en Aguascalientes simplemente no están haciendo bien su trabajo, específicamente las estaciones de Radio y Televisión de Aguascalientes que pertenece a gobierno del estado, renunciaron a su natural vocación cultural, porque finalmente para eso fueron creadas, para hacer una propuesta en su programación diferente a las de los medios comerciales, tristemente, desde octubre de 2022 a la fecha, se han dedicado a hacer una copia barata de las estaciones comerciales, como si estas tuvieran algo digno de ser copiado, en lugar de hacer su trabajo, es decir, una radio inteligente con un perfil cultural, y este perfil debería ser algo irrenunciable para la radio pública, pero en fin, ese es otro asunto.
Pues bien, a pesar de esa indiferencia de la radio pública a la promoción de la gran música de concierto, el público amante de esta expresión musical sigue existiendo y existe porque a pesar de todo, contamos con propuestas musicales de incuestionable calidad. No sólo es la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, cuya calidad y prestigio ya no están a discusión, sino que, a consecuencia de nuestra amada Sinfónica, han surgido muy diversas propuestas dentro de la exquisita e inagotable música de cámara.
En nuestra ciudad contamos con un ensamble de primer nivel y con trascendencia nacional, me refiero al Ars Sonui que funciona de diferentes maneras, desde una orquesta escuela, al estilo de la orquesta Carlos Chávez de la Ciudad de México, hasta la adaptación de las necesidades del programa que van a interpretar, en esta ocasión fue un octeto, cinco instrumentos de cuerda, violín primero, violín segundo, viola, violoncello y contrabajo, y tres alientos, corno, fagot y clarinete. La obra que interpretaron fue el Octeto Op. 62 del compositor de Hamburgo, Alemania Ferdinand Thieriot.
El concierto fue el pasado viernes 19 de abril a las 18:00 horas en el auditorio de la Biblioteca Jaime Torres Bodet, y de acuerdo a las necesidades del programa preparado para esta ocasión, el ensamble estuvo integrado con Magdalena Hernández, primer violín, David de Luna, segundo violín, David Cruz, viola, Gonzalo Pérez, violoncello, Daniel Mansilla, contrabajo, Francisco Pascual Aquino, clarinete, Víctor Mendoza, fagot y Juan Manuel Hernández, corno.
Una de las cosas que más me llaman la atención de este ensamble es la selección de su repertorio, si bien es cierto que dentro de su programación de conciertos tienen obras clásicas dentro del repertorio de este tipo de ensambles, como el Septeto en mi bemol, Op.20 de Beethoven que es, además de una delicia, un referente obligado que además fue la influencia para compositores como Schubert, Brahms o Mendelssohn a la hora de abordar este material de música de cámara, el Ars Sonui recurre frecuentemente a obras mucho menos probables pero igualmente grandiosas, y creo que este afán de acercarnos a un material musical al que no tenemos tan fácil acceso, es trabajo del violista David Cruz. Esto es importante, porque si bien es cierto que ahora con la red tenemos acceso a casi todo este material, no hay nada comparable a escuchar una interpretación en concierto, ver en vivo a un ensamble de música de cámara abordando este material.
Fedinand Thieriot es un compositor del siglo XIX que frecuentó con gran solvencia la música de cámara, además de este octeto que es el Op. 62, tiene también un quinteto en mi bemol mayor, y un sexteto en re mayor para dos violines, dos violas y dos violoncellos. De hecho, podríamos decir que el Octeto, Op.62 de Thieriot es consecuencia directa de dos obras que lo anteceden, el Octeto en fa mayor, D. 803 de Franz Schubert, y el ya mencionado Septeto en mi bemol mayor, Op. 20 de Beethoven, sin olvidar la influencia que Johannes Brahms, coterráneo de Thieriot, tuvo sobre su pensamiento musical.
Pues sí, este es uno de los rasgos que más me agradan del ensamble Ars Sonui, esa constante búsqueda por un inagotable repertorio que, de no ser por ellos, difícilmente podríamos disfrutar en vivo.
Anteriormente había asistido a algunas conferencias y presentaciones editoriales al auditorio de la Biblioteca Torres Bodet, nunca había estado en un concierto y el espacio, aunque reducido, me parece apropiado, la acústica es aceptable, nos permite disfrutar de la música sin problemas, y es apto, igual que el Teatro Leal y Romero, para la música de cámara que busca escenarios que acerquen al público a la intimidad de la música, de lo que pasa en el escenario, esa es una de las maravillas de la música de cámara, poder escuchar la respiración de los músicos, estar ahí, justo en el lugar desde donde surge la música.
Estaremos al pendiente de las próximas presentaciones del Ensamble Ars Sonui, una propuesta musical verdaderamente refrescante en el panorama de la gran música de concierto en Aguascalientes.