Filosofía Estoica Primera Parte | La Columna J por Roberto Ahumada - LJA Aguascalientes
03/07/2024

“Cuando te levantes por la mañana, piensa en el privilegio de vivir: respirar, pensar, disfrutar, amar”, Marco Aurelio. 

Hoy es un extraordinario día estimado lector, espero que se encuentre bien, agradezco nuevamente su atención y disposición para dar lectura a esta columna y sobre todo a este medio ejemplar LJA.MX por el espacio de cada semana. En esta ocasión quiero abordar la primera parte sobre la filosofía estoica tomando como ejemplo al primer precedente de este modo de ver y de vivir la vida, Zenón de Citio. Es menester recordar que los estoicos son una escuela de sabiduría aplicada, no especulativa, que tiene distintos estilobatos, entre ellos el aceptar las cosas tal y como son.

La vida estoica tiene como base el vivir de acuerdo a la naturaleza, ahora cuando la humanidad está condecorada por la intransigencia y por la decadencia de las redes sociales aunado a la velocidad impositiva, resulta extraordinario el poder dilucidar esta postura que abraza al destino.  La filosofía tiene un despertar, tiene una resurrección que no es una solución paliativa, si no una conquista integral para robustecer a la propia existencia. 

Ante las distintas adversidades del ser humano, resulta ineludible el poder tener una base que traspase la recomendación optimista plasmada en Instagram, el tener control sobre las emociones y la conciencia sobre la percepción del tiempo aunado a la concepción real materialista de lo que es real e importante es un primer paso para poder tener un equilibrio en la vida.

En una breve reseña de la vida Zenón, recordamos que era un comerciante acaudalado de una familia dedicada a los negocios, su lugar de nacimiento no es exacto, no obstante, se aduce que fue en el actual Chipre. Forjado en con la inercia del intercambio de mercancías y la riqueza que genera dicha actividad, emprendió un viaje por alta mar, en tanto que la vida, así como la describe Walt Whitman en su poema de carpe diem, la marea le destrozó su embarcación y con ello toda su mercancía, la cual representaba todo su patrimonio. De manera milagrosa su cuerpo llegó con vida a las playas griegas, a su despertar se dio cuenta de que no tenía nada, evidentemente no tenía un celular para hablarle a su familia y pedir que le hicieran una transferencia, o en su casa pedir un Uber que le llevara, estaba sólo sin nada, en medio de la nada.  

“Somos seres, humanos, llenos de pasión.
La vida es desierto y también es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en
protagonistas de nuestra propia historia…
Pero no dejes nunca de soñar,
porque sólo a través de sus sueños
puede ser libre el hombre” (fragmento del poema Carpe Diem de Walt Whitman).

Zenón pide al oráculo una señal y ante las diversas circunstancias tiene contacto con las obras de Sócrates, inspirado e impresionado con la sublime obra del filósofo, pregunta ¿Dónde puedo encontrar a un Sócrates? A lo que le responden – Ahí va Crates de Teba, acércate a él y te dará luz y conocimiento. Crates había sido un hombre próspero, pero ante el entendimiento de que la posesión material es una simple ilusión, decidió donar todo y vivir en la calle junto con su esposa. Zenón le aprendió lo más que pudo, forjó su filosofía estoica.

El estoicismo en su esencia adopta una línea que permea en el cultivo de una actitud de aceptación, los personajes citados, aceptaron su destino, “amor fati” le abrazaron, y vivián en el presente, entendiendo que en el pasado están los dolores y en el futuro las preocupaciones. Aceptaron que lo único que podían controlar es la propia emoción, es la trascendencia de todo aquello que modifica el equilibrio, los pensamientos y los juicios son fáciles de tergiversar para las mentes débiles, ellos fortalecían su mente ante lo que se presentaba a fin de encontrar paz interior, equilibrio emocional, disciplina y constancia en dominio del cuerpo para cultivar y engrandecer a la mente. 

En nuestro mundo moderno, basta con que una persona pierda su fortuna virtual para que vaya directamente a quitarse la vida, tal cual lo vimos en las crisis de las viviendas subprime en el 2008. Únicamente se necesitan analizar los índices de suicidio para tener perfectamente claro que la vida y el carácter de las personas es verdaderamente endeble, hay una sobre oferta de escuelas y universidades, pero tal parece que no hay una escuela de vida como lo fue la enseñanza estoica. Bien se dice que nos formamos en la adversidad, pero la adversidad de estos días es ridícula ante el contexto histórico, la depresión, la ansiedad son la especulación de la ausencia de generaciones formadas en el sobre consumo. “La fortuna quiere que tenga yo mayor libertad para filosofar” (Zenón). 


Cuando Zenón tenía 72 años murió. Su pensamiento siguió permeando en los filósofos de varios siglos después. ¿A que se viene a la vida? ¿Por qué estamos aquí? Son preguntas llanas que trataremos de resolver en todo este camino, no obstante, en ese lapso, es digno, necesario e ineludible vivir en equilibrio, el estoicismo ya no se enseña en la estoa, pero aún prevalece como una loable opción ante lo que vivimos, la siguiente semana escribiré sobres Epicteto. Gracias por leerle, me despido de usted.

In silentio mei verba, la palabra es poder.


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