El Estado mexicano requiere actualizar marcos legales y regulatorios que rigen el manejo del agua 52% del territorio mexicano está ubicado en clima árido o semiárido
El agua representa una gran importancia para el desarrollo económico, ambiental y social, por ello el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) realizó un estudio con el objetivo de ofrecer un diagnóstico de la situación actual del agua en el país, desde entender a los cuatro grupos consumidores hasta los retos que enfrentan los tipos de los recursos hídricos en México. Con ello se realizaron propuestas que abonen al desarrollo de lineamientos de política pública a nivel nacional que resuelvan los problemas actuales y prevean los riesgos futuros en la materia.
El estudio evidencia que México ya experimenta los efectos negativos de la falta de agua. Durante los últimos años, las regiones centro y norte del país han vivido escasez de agua debido al aumento de las sequías. De acuerdo con datos del Banco Mundial, en el país la disponibilidad promedio anual per cápita pasó de 10 mil metros cúbicos (m3) en 1960 a 4 mil en 2012. Se estima que para 2030, esta disponibilidad en México descienda debajo de los 3 mil m3 por habitante al año.
A señalar por el Instituto, para garantizar la demanda futura, el Estado mexicano requiere actualizar los marcos legales y regulatorios que rigen el manejo del agua, así como modernizar la infraestructura hidráulica del país. Hay que considerar las características técnicas -en particular las geofísicas- y desafíos del país en materia hídrica, como el aumento de la población, el crecimiento de la mancha urbana, la evolución de las sequías y la variación en las precipitaciones.
El análisis destaca que en el país existen cuatro grupos consumidores de las concesiones de agua:
Sector agropecuario. En 2020, este sector tuvo 76% del total de agua concesionada para riego de cultivos y ganadería.
Abastecimiento público. Representa 15% del total concesionado y se distribuye a través de las redes de agua potable a domicilios, industrias y a otros usuarios que estén conectados a dichas redes.
Industria autoabastecida. Representa 5% del total concesionado e incluye a las empresas que toman agua directamente de los ríos, arroyos, lagos y acuíferos del país.
Centrales termoeléctricas. Representa el 4% del agua concesionada.
En México, el 60% del agua potable proviene de los cuerpos de agua superficiales. Siete de los principales ríos representan el 71 % del agua superficial del país, distribuidos en el centro y sur del país, mientras que solo el 29 % del agua superficial está en la zona norte. El principal problema de las aguas superficiales es la contaminación, en particular por las aguas residuales, ya sean domésticas, industriales, agrícolas o ganaderas, que en la mayoría de los casos son vertidas sin tratamiento previo y que contienen elementos y sustancias contaminantes disueltas.
Agua subterránea (acuíferos). Los acuíferos en México se encuentran en riesgo de sobreexplotación. En 2018, 18% de los acuíferos subterráneos estaban sobreexplotados. Esto afecta tanto al abasto humano como a las actividades agropecuarias e industriales, eleva los costos de extracción del agua y causa hundimientos en el terreno.
Precipitación: México recibe, en promedio, alrededor de 1.5 millones de hm3 de agua al año en forma de precipitación. 67% cae entre junio y septiembre, en su mayoría en la región sursureste -donde tiene lugar 50% de las lluvias-. La precipitación promedio anual a nivel nacional ha aumentado a través del tiempo, potencialmente debido al cambio climático. Sin embargo, este fenómeno no se ha presentado en todas las entidades federativas con la misma intensidad.
Sequías: México es un país vulnerable a sequías con 52% de su territorio ubicado en clima árido o semiárido. En total, 14 estados se encuentran en estas regiones. Aunque las sequías son fenómenos recurrentes, durante la última década éstas han aumentado en frecuencia.
Propuestas
A partir de este diagnóstico, el IMCO Propone una serie de recomendaciones de política pública, como mejorar el monitoreo del uso del agua, principalmente en el sector ganadero y agricultor (actualmente no está basado en mediciones precisas, sino en estimaciones), con el objetivo de contar con datos e indicadores que permitan una gestión más eficiente del agua en el país.
Desarrollar proyectos climáticos en el sector ganadero y agricultor, a través, por ejemplo, de la compra y venta de bonos de carbono o bien financiamientos climáticos como el Fondo Verde del Clima (GCF por sus siglas en inglés).
Es fundamental desarrollar, renovar y acrecentar la infraestructura para la gestión y uso eficiente del agua. Evaluar y actualizar la delimitación de los acuíferos en que se encuentra dividido el país con criterios geofísicos en vez de geopolíticos.