El viaje de dos poetas a Cuba para ser testigos de una boda a distancia (en un mundo donde todavía no existían las videoconferencias), y disfrutar de unas buenas vacaciones en aquel país caribeño para encontrar inspiración desde el espíritu y la hormona, es una apuesta narrativa que, tras su aparente sencillez, en realidad propondrá al lector una humorística, ácida, cáustica y disfrutable e intensa lucha para encontrar el sentido del ser, del mundo y de las cosas.
De la mano de la narrativa de una poeta como lo es Grissel Gómez Estrada, seremos testigos privilegiados de la intimidad de una escritora y un escritor de poesía, y su manera de ver el mundo desde espacios domésticos y cotidianos, así como sus formas de enfrentar las peculiaridades (insospechadas, imaginadas y no) de un viaje de placer y compromiso, en las peculiares maneras que tienen ambos personajes de articularse y de dejar de hacerlo ante los eventos en los que se ven envueltos. De esta manera, ambos amigos tendrán que armar las maletas, elegir los enseres y artículos para el viaje, llegar a Cuba y vivirla (en un delirante choque entre la imaginación y la realidad), empezar el sinuoso camino para conocer a detalle a sus anfitriones para cumplir con sus compromisos (ajenos, propios, compartidos y no), para además sumergirse en la cultura cubana, acompañado este periplo con sus historias personales llenas de expectativas, desasosiego, lucha, soledad y resistencia. Con un pie en México (nunca dejan sus protagonistas de pensarlo) ambos poetas sueltan de a poco en tierras caribeñas su sentir, su pensar y sus dilemas.
A la sazón de tres shocks, esta novela propone el desencanto de lo encantador, que se refleja en los eventos que envuelven muchos de los temas que atraviesan las páginas del texto: de esta manera el propio viaje, el amor (el del pasado, el del presente y del porvenir), el paraíso caribeño, el encuentro de dos culturas, la caballerosidad tornada machismo, lo aparentemente genuino de la gente, que oculta tras de sí dobles caras y trasfondos, pondrá a los protagonistas en dilemas que deben meditarse y vivirse intensamente en ron, baile, cerveza, poesía y tabaco. A través de este punto de partida, este texto disfrutable y engañosamente sencillo, su autora se da tiempo también para plantear en la cotidianeidad más franca de sus personajes cubanos y mexicanos, las desigualdades económicas en Latinoamérica, el patriarcado, las maneras de pensar y vivir la migración y el exilio, y además hacerlo sumergiéndose bailando al son de la música de la isla, las conversaciones casuales, los encuentros fugaces, los recuerdos y las miradas de una isla compleja y de fría tibieza.
En el casi primer cuarto del siglo XXI, estamos articulando los ejes problemáticos de la literatura hispanoamericana contemporánea. Entre todo ello, nos son interesantes las nuevas configuraciones que la literatura de nuestro continente está proponiendo a la historiografía, como el descubrimiento y redescubrimiento de las literaturas caribeñas y centroamericanas, la diversificación genérica, los procesos actuales que aún se instalan en la modernidad y posmodernidad, la comprensión de cómo los discursos literarios se nutren de otros procesos culturales, la violencia, etc. Para leer Contigo me voy, mi santa, es imprescindible pensar la forma con la que Grissel Gómez Estrada ofrece una instantánea indeleble en su lectores, muy adecuada y acorde en las contiendas culturales del siglo XXI, para conocer un poco de la cultura caribeña que existía a un paso del surgimiento del boom del streaming, de la consolidación de las redes sociales, de la hipermedia y toda la problematización ya referida, y que retrata con desparpajo los paradigmas, temas y universos de sus personajes, a través de unos ojos que solamente querían turistear y meditar sus propios abismos anímicos, sentimentales y creativos.
Gómez Estrada, Grissel. Contigo me voy, mi santa. Ciudad de México: Universidad Autónoma de la Ciudad de México – UACM, 2022, 62 págs.