Nuestro análisis crítico de la historia oficial de la Universidad Autónoma de Aguascalientes está elaborado de acuerdo con el orden de los párrafos del texto que aparece publicado en su portal de internet, a los que les asigné un número progresivo.
A la fecha llevamos analizados 11 párrafos de los 37 de que consta dicha historia, sin considerar el párrafo número 2 que se refiere a la fundación de la UAA ocurrida un siglo después, debido al desorden cronológico con que está redactada; ni la relación de carreras que se encuentra al final, que si se insiste en incluir debería ser ubicada en un anexo, pero completa.
Ahora bien: en el capítulo número 3 de esta serie, publicado el 5 de Enero pasado, nos referimos a su párrafo 3, cuya quinta frase dice en relación con Jesús Gómez Portugal:
3.5 En el año de 1867 fue electo gobernador del estado, y fue derrocado el 5 de agosto de 1871.
Nuestro comentario a este respecto, fue el siguiente:
“Este párrafo termina con la mención de un dato nefasto: Gómez Portugal fue derrocado… tan solo cuatro años después de ser designado gobernador, caso lamentable sin parangón en la historia de Aguascalientes. Un derrocamiento puede ser justo o injusto, pero vale la pena advertir que el o los autor(es) oficiales de la historia de la UAA guardan un silencio significativo a este respecto, porque con él omiten la inicua verdad: Gómez Portugal no fue derrocado por militares o por algún grupúsculo adversario: fue derrocado por el pueblo. Y la respuesta de Gómez Portugal, que veremos posteriormente, fue peor que su derrocamiento.”
Llegó, entonces, el momento de saber por qué razones el coronel Gómez Portugal fue derrocado, ya que el párrafo 11 es el último que se refiere a la afirmación malsana de que la participación de este personaje nefasto en la historia de la UAA es su antecedente más remoto -¿a quién se le ocurriría semejante necedad?- y el porqué de su respuesta a su derrocamiento que resultó peor que el derrocamiento mismo. Veamos:
Ya vimos cómo el Dr. Ignacio T. Chávez, que por ser “un hombre talentoso y honrado” fue designado por el coronel Gómez Portugal como presidente de la Junta de Instrucción Pública y director tanto de la Escuela de Agricultura como del Hospital civil en el que “servía sin ningún emolumento” y de cómo la Junta se paralizó, la Escuela quedó desierta y finalmente desapareció y el Hospital quedó a la deriva porque el gobernador no les proporcionaba los recursos necesarios para funcionar; y cuando quiso sancionar a Chávez éste no se intimidó y renunció a sus cargos.
Pero la causa de aquél conflicto no era la falta de recursos, sino del derroche que se hacía de los que se obtenían por “Los elevados impuestos cobrados en la época de Gómez (que) tenían por único objeto “… ‘el que cuatro o cinco individuos de esa fatal administración disfrutaran de sueldos exorbitantes’.” “El pueblo era testigo del lujo con que vivían aquellos funcionarios, ‘de las bacanales y las orgías que se celebraban diariamente en la cantina La luz del Siglo’ y de la forma inexplicable en que se habían enriquecido.”
La situación política se complicó a tal grado debido, por una parte, a la avidez de poder y al carácter intransigente del coronel Gómez Portugal; a los perversos consejos de Agustín R. González (el autor de la Historia de Aguascalientes” del siglo XIX) que se aprovechó de su dominio sobre el militar ambicioso que de política y administración pública no sabía absolutamente nada, provocando los severos conflictos que lo llevaron al precipicio, sobre todo cuando al ver el desastre provocado, González huyó a la ciudad de México con una diputación bajo el brazo, ganada fraudulentamente en una contienda electoral plagada de intrigas de la que finalmente quedó como propietario a pesar de haberse declarado nula, sellándola con una frase con la que desvergonzadamente expresó a su contrincante Luis A. Chávez que perdió la curul a pesar de haber ganado limpiamente al repetirse la contienda: “…y me vengué diciendo a Chávez al salir del salón de sesiones [del Poder Legislativo en la ciudad de México]: ‘Está demostrado que no naciste para la política y la intriga’.”
El caso es que Gómez Portugal quedó solo, abandonado por los que lograron huir y odiado por los que, al no lograrlo, fueron a dar a la cárcel por sus tropelías.
Pero la situación se complicó cuando, al perder las elecciones presidenciales Lerdo de Tejada -por quien había traicionado al presidente Juárez- decidió presentar una licencia el 4 de Agosto de 1871 con la intención de regresar cuando se calmaran los ánimos -cosa que no sucedió- pero lo peor estaba por llegar: quien lo sustituyó al frente del Gobierno del Estado fue, precisamente, su peor enemigo: el Dr. Ignacio T. Chávez.
GÓMEZ PORTUGAL, ASALTANTE. Sin consejeros que le ayudaran a buscar una solución decorosa, se le cerró el mundo y resolvió, como última opción al alcance del hombre de armas, un golpe de Estado que pretendió dar el 13 de Septiembre acompañado de un pequeño grupo de malvivientes, que resultó un sonoro ridículo.
Convencido de que la solución no la encontraría por la vía legal, el coronel decidió colocarse fuera de ella mediante la “rebelión armada” para lo cual empezó saqueando “las haciendas de Peñuelas y San Antonio” y lanzando “una inflamada proclama contra los actuales funcionarios” a la que la ciudadanía no hizo caso alguno.
El gobernador del Estado, Dr. Ignacio T. Chávez se afirmó en su lugar, solicitó autorización al Congreso para aumentar y equipar lo mejor posible a la fuerza pública, de manera que tuviera capacidad para perseguir al delincuente, lo que lo obligó a cometer pequeños asaltos y vagar para evitar enfrentamientos.
La situación más difícil que llegó a vivir el gobierno de Aguascalientes, fue el terrible ataque lanzado por el general García de la Cadena -el amigo de Gómez Portugal que le cedió la gubernatura del Estado en 1856- el día 24 de Diciembre de 1871, al que para sorpresa general derrotó la fuerza pública apoyada con gran determinación por el pueblo.
Ese triunfo sorpresivo, más la llegada del general Sóstenes Rocha, quien derrotó en toda la línea la considerable fuerza del general Donato Guerra en Zacatecas, determinó el avance en la derrota de Porfirio Díaz y su Plan de la Noria.
Esta fue la puntilla que faltaba para que el coronel Gómez Portugal desistiera totalmente para continuar insistiendo en recuperar “su” gubernatura. Así pues, “…abandonó sus compañeros de correrías y obtuvo en México una especie de amnistía. A cambio de la promesa de no volverse a levantar en armas y de no seguir sembrando la inquietud en Aguascalientes, el gobierno le permitió instalarse pacíficamente en San Luis Potosí, en donde se le hizo jefe de la oficina local de correos.” Allí terminó sus días.
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