Ahora uno se explota a sí mismo figurándose que se está realizando; es la pérfida lógica del neoliberalismo que culmina en el síndrome del trabajador quemado. Byung – Chul Han.
Estimado lector de este reconocido medio LJA.MX con el gusto de saludarle como cada semana, agradezco en demasía su tiempo, su atención y su buena disposición para leernos y considerarnos. Debo de ser sincero con usted, han sido semanas complejas para un servidor, mi columna es un refugio para la intempestad del mundo, no puedo ser ajeno a las noticias o a todas aquellas publicaciones en donde la reseña del ambiente a dejado de ser cárdeno y gris, para ser violento y desolador.
En publicaciones anteriores he plasmado que “Tiempos difíciles hacen personas fuertes, personas fuertes hacen tiempos buenos, tiempos buenos hacen personas débiles, personas débiles hacen tiempos difíciles”, frase de Tonny Robinson, que del mismo modo puede ser concebida en la obra de Camus de La peste. Algo está sucediendo, el mundo se sacude, sangra, genera una propulsión que está desencadenando reacciones turbulentas.
No estoy hablando únicamente de los robos masivos que se ven a diario en las tiendas de los centros comerciales de Estados Unidos, tampoco estoy hablando específicamente de los 2500 migrantes que quedaron varados en el municipio de San Pancho hace unos meses, cuyo origen ya no es una opción no para comprar una casa de cuatro habitaciones y un automóvil, De lo que estoy hablando es un señalamiento que presupone que en otras latitudes no lejanas a México no se tiene la oportunidad de trabajar para generar el ingreso más básico para cubrir las necesidades más básicas, el tiempo es difícil, es diáfano, es poco alentador.
Por citar otro ejemplo de tiempos difíciles, podemos considerar el conflicto armado que nuevamente explota entre las naciones de Israel o Gaza, en donde la historia se encuentra en el hartazgo por una situación bélica que está expresada en la máxima expresión del eterno retorno de Nietzsche. Las imágenes de los osos polares migrando del norte al sur porque sus casas, sus cuevas, su hábitat se derriten por el cambio climático. Posiblemente estas breves expresiones de lo que está pasando es el pelo de la cola del elefante de lo que está sucediendo en el mundo, son tiempos difíciles, son tiempos de controversia, pero de una controversia existencial, es la letanía del oprobio.
“Para Ehrenberg, la depresión es la expresión patológica de la incapacidad del hombre moderno de convertirse en él mismo. Sin embargo, la depresión también se deriva del apego empobrecido, que es una característica de la creciente fragmentación y atomización de la vida en la sociedad”, Byung Chul Han.
Los tiempos son difíciles porque ya nos somos sujetos, somos individuos, estamos solos, nos encontramos con nuestro propio laberinto de la soledad, no hay meta discurso que nos proteja, que nos sostenga, que nos sujete, es un devenir existencial en lo más complejo que tenemos los seres humanos, el encuentro con el camino que procuramos. La religión cada día pierde más adeptos, y no es por que existan personas más espirituales, es porque tiene más relevancia pagar la vacación que ir al templo, existen tantas inconsistencias que ya casi nada tiene consistencia, es la referencia de Bauman con la sociedad líquida.
No hay ideologías que perseguir, hay muchas causas por las cuales vale el gusto, no la pena luchar, pero pues de momento las sociedades no tienen tiempo para luchar por una causa, hasta que la causa se convierte en un problema, y de manera posterior el problema se convierte en una crisis, y esta crisis llevan a las sociedades a los problemas que mencione al principio del presente texto.
Fukuyama lo expresó y del mismo modo Thomas Piketty, estamos viviendo un momento histórico bastante complejo, en donde los enemigos son invisibles, en donde las relaciones son virtuales, en donde los trabajos son digitales, los matrimonios traen fechas de caducidad en el corto plazo, las familias se desintegran, hay títulos académicos, pero personas con menos conocimientos, hay más riqueza en el mundo y más gente que muere de hambre, hay tecnología y conocimiento al alcance de todos, pero hay aún más drogas sintéticas al alcance de todos para llenar los vacíos que hemos construido en una carrera frenética de la acumulación material.
Estimado lector, sin importar que sean tiempos difíciles, sin importar lo opaca que sea la esperanza, sin importar el letargo, siempre es momento para volver a intentar, la complejidad de estos momentos nos extiende la oportunidad de encontrarnos a nosotros mismos en la soledad que forja a los humanos, el tiempo es una medida que tenemos, la adversidad una interpretación, al principio y al final sólo estará la esencia que pudo convertir lo que era en algo mejor. La perseverancia en el bien.
In silentio mei verba, la palabra es poder.