La trascendental importancia de inducir una auténtica Política Fiscal, máxime en tiempo de transición política de gran magnitud como la que se apresta mediante las próximas elecciones generales de junio 02, 2024, se manifiesta en la calidad y profundidad de los elementos fundantes de la Economía Política que toca positivamente o, en contrario, que evade o deja interesadamente en el silencio, por resultar asuntos metaproblemáticos, aunque vitales para el pacto social nacional.
Lo cierto es que este nudo central del proyecto de Nación, resulta absolutamente inevitable e inexcusable ante la inminente transición a la que estamos convocados todos los mexicanos-as-es, ningún argumento ideológico es válido ante este imperativo cimero que habrá de definir nuestra naturaleza y destino como país libre e independiente. Como nunca, nuestra libertad de elegir está en juego. Y el primer paso de avance comienza en cómo se definen los representantes del Capital -portadores de los medios de producción- ante el gran cuerpo de ciudadanos en tanto fuerza de trabajo viva -portadores de los medios de subsistencia, o de la capacidad real de revalorización de dicho Capital-, y ambos comprometidos en la ampliación cíclica de la riqueza, cuya productividad sea capaz de incrementar la magnitud del Tesoro de la Nación, para su justa y equitativa distribución hacia el todo del Estado.
Eximirse de esta responsabilidad histórica es sustraer criminalmente las condiciones de posibilidad de futuro, de desarrollo, de sentido del bienestar para la población una y total. Se trata del imperativo ético de mayor trascendencia para la pervivencia del todo social como Nación libre y soberana. No hay excusa, o somos Patria o quedamos apátridas. En esta vertiente neurálgica de nuestro ser mexicano, confluye la centralidad de un nuevo pacto fiscal, razón por la cual abundo en ello. Y abordo el siguiente flanco, que presenta dos caras: la primera, como racionalidad de la inversión del capital orgánico, y la segunda como desarrollo del capital variable o en detrimento de la fuerza de trabajo, o magnitud de la clase trabajadora.
1a.- Inversión del capital de los medios de producción.- Evento en la sociedad. La discusión sobre la reducción de la jornada laboral en México, de 48 a 40 horas, se discute en la Cámara de Diputados, sin embargo, recordamos que Carlos Slim considera que las personas deben trabajar incluso menos. Te decimos cuáles son sus razones. (Excelsior. Dinero en Imagen. Eduardo Rosales, Editor. 2 oct., 2023). Sin que exista una fecha exacta para debatir esto en el Congreso.
El empresario mexicano mencionó que en varios países se había reducido la jornada laboral a solo 4 días por semana, con resultados positivos. No obstante, consideró que esto “no es suficiente”. Según él, lo ideal sería trabajar únicamente 3 días a la semana, lo que podría duplicar el empleo en lugares donde se apruebe esta idea. Esta declaración la hizo el millonario el 2 de septiembre de 2022, durante su participación en un evento de la Fundación Telmex.
– Su propuesta: una jornada aproximada de 36 horas, trabajando diariamente entre 11 y 12 horas.
– Comentario editorial: esto ha sido solo un comentario y los efectos que pueda tener en los trabajadores aún no están claros. A pesar de tener menos días de trabajo, cubrir más podría ser un factor crucial para los trabajadores.
– Y, su contrapropuesta: la edad de jubilación suba de 60 y 65 años hasta los 75 años de edad.
– El efecto percibido: “Conforme se desarrolle esta nueva civilización y sube la productividad a niveles muy altos muchas personas, sobre todo jóvenes, no encuentran empleos o buenos empleos”.
– Su inferencia: “Entonces ahí el planteamiento que, creo que de verdad debe de empezarse a adoptar, es que trabaje la mayoría de la gente tres días, 11 o 12 horas, esto serían 36 horas, pero se jubilen hasta los 75 años”.
Dicha propuesta implica: Reformas el artículo 123 Constitucional y plantea que por cada 5 días de trabajo se deben otorgar al menos 2 días de descanso, lo que implica una reducción en las horas laboradas para alcanzar dicho objetivo.
// Profundización del asunto: // – La fuente: @Merca20, en la plataforma X (antes Twitter). #YoPorLas40Horas, expone que: – El 58.3% de los trabajadores son los que se verán beneficiados con la reducción de la jornada laboral en Mexico. Y exhibe la estadística de Horas que trabajan los mexicanos por semana: – 45.3% entre 41 y 50 horas; y 30.2% entre 31 y 40 horas.
Desde principios del año pasado, una reforma llamó la atención de la ciudadanía: se trata de la propuesta de reducir la jornada laboral, que pasaría de 48 a 40 horas semanales. Sin embargo, el proceso para que ésta sea aporbada ha sido largo y con diversos puntos de vista encontrados. (Fuente: Telediario). Una de las reformas con mayor especulación en el último año.
(…) El argumento de que la producción no se vería afectada y los trabajadores podrían pasar más tiempo con sus familias y seres queridos. En voz de otro empresario: “Yo creo que sería bueno para que la gente le dedique un poquito más de tiempo a su familia. Entonces, como quiera, es muy poco lo que se reduce. Se pueden lograr los mismos objetivos, la misma capacidad de trabajo y dedicarle más tiempo a los valores y a la familia”, dijo Carlos Bremer al respecto hace meses.
Por su parte el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Francisco Cervantes, quien se dijo abierto a discutirla. “Dialogaremos entonces sobre la viabilidad de que las empresas destinen de sus gastos un 1 por ciento adicional al PIB, que es lo que se requiere para hacer frente a esta nueva propuesta de reforma”.
Y la misma fuente añade una afirmación que exige un extrañamiento: Pese a los posibles puntos positivos de la reforma, algunos empresarios, como Carlos Slim, se mostraron en contra. // – ¿En qué quedó la nota inicial, como propuesta original suya? //
En contraparte, una de las preocupaciones de la clase trabajadora consiste en plantearse: – La posibilidad de que disminuya el salario de una persona cuyas horas trabajadas pasen de 48 a 40, situación a la que hizo referencia Carlos Slim. (Mi pregunta: ¿Entonces, en contra de qué está Carlos Slim?).
A lo que se les responde con lo que afirma el Artículo 85 de la Ley Federal del Trabajo: – “El salario debe ser remunerador y nunca menor al fijado como mínimo de acuerdo con las disposiciones de esta ley. Para fijar el importe del salario se tomarán en consideración la cantidad y calidad del trabajo”.
2a- Aportación del capital de los medios de subsistencia, la clase obrera.- Asentado lo anterior, resulta por demás interesante el análisis científico, a este respecto, que aporta Karl Marx, en el Capital, en tanto que Crítica de la Economía Política, (Fuente: Libro primero, El Proceso de Producción de Capital Vol II. Edición Siglo XXI, Edición Pedro Scaron. 7a. Edición en español, 1979. México).
Abordo el Capítulo XV, Tomo I, Vol. 2, de El Capital (ut supra), “Cambio de Magnitudes en el Precio de la Fuerza de Trabajo y en el Plusvalor”. Y sigo el apartado A. Magnitud de la jornada laboral e intensidad del Trabajo, constantes (dadas); fuerza productiva del trabajo, variable (Cfr. op. cit., ut supra. Pp. 630ss).
El razonamiento se concentra en la enunciación de la siguiente: Tercera ley: El aumento o la disminución del plusvalor es siempre la consecuencia y nunca la causa, de la disminución o aumento correspondientes operados en el valor de la fuerza de trabajo. (Ibid., p. 632).
Para entender lo cual aporta este nota explicativa (pie de página): De esto se desprende que el aumento en la productividad del trabajo reduce el valor de la fuerza de trabajo y, con ello, acrecienta el plusvalor, mientras que, a la inversa, la reducción de la productividad acrecienta el valor de la fuerza de trabajo y reduce el plusvalor.
// Por lo cual, la sola racionalidad de esta ley, nos permite entender que el punto clave desde la posición de la clase trabajadora, es ensayar de incrementar su productividad laboral, como condición indispensable para hacer posible la reducción de su jornada laboral, sin que por ello sea afectado el monto del plusvalor que el dueño del capital orgánico recibe. En contrario, si el contingente de la fuerza viva de trabajo reduce su productividad relativa, el resultado es el encarecimiento de la fuerza de trabajo necesario para generar el mismo plusvalor, como retorno al dueño del capital que invierte en los medios de producción. //
Del anterior razonamiento se deduce que: “todo cambio de magnitud en el plusvalor surge de un cambio de magnitud en el valor de la fuerza de trabajo” (ibid., p. 633). // Digamos que, si lo más preciado para el inversionista de capital de los medios de producción es obtener un plusvalor ya sea constante o incluso acrecentado, su ganancia o plusvalía estará garantizada si se mantiene constante el valor de la fuerza de trabajo, sin que por ello implique el aumento o la disminución de la jornada de trabajo. Es decir, la duración de la jornada de trabajo no es un factor preponderante a la hora de decidir ya sea su ampliación o su recorte, como sí lo es el factor de la productividad laboral. //
Entonces, el hecho de reducir la jornada laboral, no implica de suyo la disminución efectiva del capital invertido de medios de producción, como tampoco de los medios de subsistencia del obrero; puesto que no consiste en una concesión graciosa de los dueños del capital a la clase trabajadora, sino el efecto de una ley interna al flujo de Capital, en su proceso de conversión como plusvalor, mediante la productividad de la fuerza de trabajo.
De lo que podemos deducir lo que pareciera una paradoja, pero en realidad obedece a la naturaleza propia de la fuerza de trabajo, sea: “Lo que varía con la fuerza productiva de trabajo es el valor de esos medios de subsistencia, no su masa. La masa misma, si aumenta la fuerza productiva del trabajo, puede acrecentarse simultáneamente y en la misma proporción para el obrero y el capitalista, sin que se opere cambio alguno de magnitud entre el precio de la fuerza de trabajo y el plusvalor” (Cfr. ut supra, ibid., p. 635).
Lo que puesto en cristiano, significa que si la clase capitalista genera quejas o sospechas que “conceder” a la masa obrera una ‘reducción de la jornada de trabajo’, bajar de 48 horas a 40 horas la jornada laboral mexicana, implica otorgarle la gracia o merced de “pagarle más/o igual con menos horas de trabajo”, es un craso error -por ignorancia o comedido cinismo-.
Puesto que el factor determinante es potenciar el incremento de la productividad de la fuerza de trabajo de su masa obrera, y ello puede ser mejorando los medios de producción con nuevas o más eficientes tecnologías; sin que tal medida implique crear menos empleos o disminuir la tasa de ganancia de los ya existentes; sino, al contrario, fomentar el crecimiento del empleo -invirtiendo más en el capital variable/o el salario de la base laboral; al tiempo que es capaz de alentar la productividad de su fuerza de trabajo contratada.
El humanismo fundamental que exhibía el empresario Carlos Bremer, al decir: “Yo creo que sería bueno para que la gente le dedique un poquito más de tiempo a su familia. Entonces, como quiera, es muy poco lo que se reduce”. Nos transporta a una plausible emoción de caridad cristiana y aun estética (en los términos de Gabriel González Molina); pero que en los términos científicos de El Capital encuentran una racionalidad fuera de conjeturas o “doctas ignorancias”.
No, señores empresarios de México, su capital atesorado no sufrirá ni menguas ni amenazas asintiendo a una reforma fiscal de esta naturaleza, al contrario va a revalorizar el plusvalor que acrecentará su capital orgánico; y ustedes, como sector productivo, permitirán generar nuevos y necesarios empleos -capital variable/salarios-, que acrecienten la magnitud de la masa obrera en su capacidad real de elevar al tiempo, la magnitud del capital con que se haga la, entonces sí, creciente Nación mexicana.