Juan Pablo Adame, el líder que trasciende | La Columna J por Roberto Ahumada - LJA Aguascalientes
03/07/2024

“Uno deleita con historias a un mundo perdido, sin señalarle jamás la huella de una verdad salvadora”: Thomas Mann.

Estimado lector de LJA.MX con el gusto de saludarle como cada semana quiero aprovechar esta ocasión para redactar una carta para un amigo y un líder que acaba de ocupar su columna en el eterno oriente, escribo porque es necesario plasmar el sentimiento y la reflexión que deja Juan Pablo Adame. Duele escribir porque nunca es fácil aceptar que alguien de tanto valor como tú ya no estará. El pasado 5 de diciembre a todos los que te conocimos se nos hizo un nudo en la garganta, fuimos cabizbajos en nuestro andar y en un modo paradójico y a título personal agradecido con la vida por haberte conocido. 

Tuve la oportunidad de conocer a Juan Pablo Adame en el año 2008, desde aquel entonces se le veía como un joven preparado con un gran carisma, pero sobre todo con una calidad humana extraordinaria, fuera de lo común, atípica y especial como solo tú. Decidiste participar en política porque me queda perfectamente claro que si creías en poder cambiar a México a través de los valores y el compromiso solidario con el bien común.

Recuerdo algunas de las reuniones que tuvimos, nunca hablabas mal de tus contrincantes políticos, los veías con honor, siempre proponías, siempre eras proactivo y pulcro con tus palabras, responsable con tus actos. Te encargaste de formar una generación de jóvenes que siguieron tus pasos y para los cuales siempre serás un gran ejemplo.   

En tus últimos días como en todo el trayecto de tu vida mostraste grandeza, nuevamente nos hiciste reflexionar y ver la vida desde tus ojos, desde tu nobleza, desde tu gran bondad, escribiste lo siguiente; 

“Ver el vaso lleno, tomarlo y pasarlo por tu boca, sentir cómo se activan tus papilas de inicio a fin, que el agua pase por tu garganta y dejar de tener sed; una sensación única, un placer tan grande”.

“Llevo más de un mes sin poder gozar de ese vaso de agua fría, mi cuerpo se ha ido deteriorando y por la enfermedad he perdido gustos tan simples y tan básicos como el tomar un buen vaso de agua fría”.

“Hoy entro a una nueva etapa de mi vida, mis oncólogos han sido muy generosos conmigo, han puesto lo mejor de sí para curarme hasta este momento, pero el cáncer no dio tregua; toca entrar a cuidados paliativos, decidimos tomarlos desde casa, ese espacio de amor y seguridad que hemos construido Eli y yo durante nuestro matrimonio”.

“Sé que me acompañarán con sus oraciones, pensamientos y con todo el amor que me han dado hasta el día de hoy a mí, a Eli, a María, a Rodrigo y a Inés”.


“Estoy muy en paz, con la tranquilidad y seguridad que Dios está conmigo, que no estoy solo; sigo disfrutando la vida como un regalo diario”.

“Hoy sólo asumo esta nueva situación de mi vida con la seguridad de que el cielo me espera, pero no seré yo ni las expectativas de vida que me han dado los doctores los que tienen la última palabra, Dios sabrá el día y la hora; mientras tanto, a vivir”.

“Disfruten de un buen vaso de agua fría por mí”.

El tiempo es una medida que como seres humanos aún no hemos comprendido, no sabemos cuánto tenemos, ni cuánto nos queda, el diario se nos escapa, el tiempo es un gran misterio, una cuestión difícil de explicar. Es extraño que al principio de la vida el tiempo nos parezca tan largo, pero los instantes no regresan, solo queda una memoria que es construida con los recuerdos, los recuerdos que tu nos dejas Juan Pablo, son la excelencia en la bondad y en la nobleza. Todos vamos caminando al mismo destino, pero las personas como tu dejan una huella que no se puede borrar con el tiempo. Hoy en tiempos de crisis moral, tu partida nos extiende la reflexión y el sentimiento de luchar por los ideales, de tener valor y congruencia en la vida, porque es la única opción de vivir de manera congruente. 

Te nos has adelantado, eres el líder que trasciende, dejas lo más valioso que tenemos los seres humanos, el ejemplo, estoy seguro que tu lucha inspirará, y dejará plantada una semilla que algún día dará una cosecha que siga engrandeciendo tu ejemplo de vida. 

In silentio mei verba.


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