Hace un año, al día 15 de diciembre de 2022, habida cuenta de nuestro entorno nacional en lo social, económico y político, decidí emprender una tarea que sin duda alguna sería desafiante: dedicar ésta mi colaboración semanal, a construir un marco teórico formal que sirviera de base para la edición de políticas públicas radicalmente distintas a las emitidas por el actual gobierno federal de López Obrador, cuyo cometido fuera la construcción de un futuro realista, deseable y sostenible para la nación mexicana entera, toda.
Esta aspiración genuina alimentada en la mente y en el ánimo de un segmento mayoritario de la población del país, estaba a la espera del surgimiento de un liderazgo social y político capaz de aglutinar su fuerza popular representativa para emprender un cambio de tal magnitud. Estaban ya en asedio muy importantes organismos autónomos orientados a la ciencia y a la educación, como el CONACYT y el CIDE, cuyos centros orgánicos fueron cooptados y duramente sacudidos desde sus bases laborales, sus cuerpos docentes y estudiantiles, hasta sus consejos superiores de administración.
Y esta inclemente acción de zapa, destrucción y cooptación se fue irremisiblemente ampliando como una onda negra del océano profundo contra la playa del cuerpo inerme de importantes órganos autónomos, constitucionalmente instituidos, para servicio del Estado Mexicano. El mismo viento rasante embistió implacable a órganos administrativos de distintos órdenes sectoriales. Se dijo, entonces, en la opinión pública y publicada que era el uso del machete y no del bisturí. A unos meses de iniciada la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, el que fuera su secretario de Hacienda, Carlos Urzúa presentó su dimisión al cargo; no seguiría como cómplice a la devastación generalizada del aparato gubernamental constituído por Ley, es decir amparado bajo el Estado de Derecho, todavía vigente.
Yo me referí a esa “transformación” como a la de una Perestroika a la mexicana; y la llevé al campo simbólico como parangonando la leyenda y aventuras de Tarzán, el Hombre Mono, que implacable y velozmente atravesara la selva, columpiándose de liana en liana, por lo alto del follaje y fuera derrumbando con su machete cuanta rama o copa se le interpusiera, y prorrumpiendo su estridente grito de guerra. Al día de hoy no ha cesado, tal furia “transformadora” y tiene bajo amenaza nada menos que al Poder Judicial de la Federación, incluido el Tribunal Federal Electoral, como si le fuera un subordinado molesto a su voz única y mandante, sin cortapisa alguna. ¿Será este arremetimiento devastador en verdad de naturaleza democrática… porque el “pueblo!” lo quiere? O ¿intenta demostrar que no hay poder alterno a él, porque se erige en el único supremo? Como exclamaría el gran sintetizador de la Edad Antigua, Agustín de Hipona, ante la debacle y caída del Imperio Romano: ¿Qué República es esta?
Ya me extrañaba el silencio de la Administración Federal respecto del Consejo de Salubridad General, cuyo Reglamento Interno es reeditado y publicado en uno de los días más significativos para los mexicanos-as-es de este 12/12/2023. Y no faltaba más, se hace por medio de un decreto ejecutivo, sin consulta alguna ni negociación política, al mejor estilo dictatorial. En efecto, su artículo único modificado reza como sigue: Disposiciones Generales. Artículo 1. El Consejo de Salubridad General, en adelante el Consejo, es un órgano que depende directamente de la persona titular del Ejecutivo Federal y tiene el carácter de autoridad sanitaria, con funciones normativas, consultivas y ejecutivas.
Las disposiciones, acuerdos y avisos que emita el Consejo deben ser de carácter general y obligatorio en todo el país. CAPÍTULO II. De la Integración del Consejo.
Pasó de ser un órgano colegiado al más alto nivel académico, de investigación, de prestadores del Servicio de Salud, de integración federalista, y abierto a una gran pluralidad de actores sociales; ahora, Ector Jaime, diputado federal Distrito 05 Guanajuato, Comisión de Salud, Seguridad Social, Transparencia y Anticorrupción, en su cuenta de X -antes Twitter-, afirma: Eliminan a la UNAM del Consejo de Salubridad General; – Eliminan a todos los Vocales del Consejo: IPN, Instituciones de Educación Superior, a las Academias, Colegios Médicos (pediatría, enfermería, salud pública). -Eliminan todos los contrapesos a la 4T. Y añade: Durante la pandemia lo redujeron a nada, ahora le dan el tiro de gracia para convertir a la institución en una oficina dependiente de los caprichos de Palacio Nacional, una institución que ya no está obligada a escuchar a la comunidad médica, ni a los expertos.
La falta de una institución rectora de las políticas de salud que sí tome decisiones con base en evidencia científica es grave. // Eliminar la participación de los actores no gubernamentales es una terrible decisión. (…) //.
A lo que yo añado, con gran sorpresa que un profesional de la salud como lo ha sido Juan Ramón de La Fuente, a quien yo sostuve respeto y admiración por su larga trayectoria profesional, como rector de la UNAM durante la administración del presidente Zedillo, también coordinador de Investigación Científica, y presidente de las Academias Nacional de Medicina y Mexicana de Ciencias, director de la Junta Directiva del Programa de la ONU del Programa contra el Sida en París, y de la Asociación Internacional de Universidades en la UNESCO, entre otras posiciones muy destacadas, hasta su representación diplomática última como representante, permanente de México ante la ONU en la presente administración de López Obrador, ahora haya decidido incorporarse al equipo de trabajo de Claudia Sheinbaum.
Y que a la luz del presente hecho unilateral y autoritario del presidente Andrés Manuel López Obrador, no entiendo cómo puede él compatibilizar una política pública errónea, miope, anticientífica y antidemocrática, dentro del encargo que pueda tener en la próxima administración federal. Recuerdo vivamente, cómo De La Fuente abogó e impulsò, precisamente desde el Consejo de Salubridad General, el compromiso del Estado Mexicano por adoptar y asumir plenamente la política pública del país en materia obligatoria de los cuidados paliativos, un pronunciamiento con pundonor y orgullo para el gobierno mexicano. Tendríamos que convertirnos en ciudadanos bipolares o maníaco-depresivos, esquizofrénicos para aceptar tal ruptura valorar y etnológica.
Decía yo que tomé la decisión de no seguir el flujo mayoritario de una comentocracia nacional dedicada a la crítica puntual del arbitrio y arbitrariedades gubernamentales, sino emprender la construcción epistemológica de un marco teórico suficiente como para elicitar nuevas políticas públicas, desde una cosmovisión de horizonte abierto a un futuro realista, viable, plausible, esperanzador. Y con sincera modestia comento que, a partir del 15 de diciembre del 2022, partí del punto 0% que registraba la herramienta de análisis de mi cuenta de LinkedIn, y con un incipiente club de lectores que completaban apenas un 35% de impresiones, para constatar con sorpresa que al plantear las primeras propuestas de mis relecturas noéticas había saltado al pico de 102 y luego más adelante elevarlo hasta llegar a 226 impresiones por mensaje, y cuyas cifras ulteriores fueran estabilizándose hacia el registro de 113 impresiones promedio. Ahora que escribo esta colaboración, el registro me indica 16,045 impresiones y un porcentaje elevado de 1,111% captado durante los 365 días transcurridos.
¡Claro! Nada que ver con los alcances de un Tik-tokero, o de una “celebrity” o una “socialité”; Taylor Swift este año es el Everest que domina las redes digitales y el intercambio comunicativo mundial. Pero, volviendo al caso, es indicativo sin duda de un alcance significativo tratándose de textos cargados de términos filosóficos, semánticos, epistemológicos, teológicos, técnicos, sociológicos, políticos y aun económicos. Agradezco enormemente a los esforzados lectores que han seguido estos artículos; pero lo importante es generar conciencia de y hasta un cambio real e histórico de lo que hoy priva en la escena pública. Y sí, Xóchitl Gálvez ha galvanizado el ánimo, la mente y el corazón de muchos que aspiramos a una mutación de esta naturaleza; la seguimos con un convencido ethos de cambio democrático. El cual está sustentado en una sociedad civil viva, consciente, actuante y comprometida; por más que la propaganda oficialista la quiera reducir a la condena de marcas desprestigiadas y condenadas al olvido de la ciudadanía.
A partir de mi colaboración “Coexistir, primer imperativo”, 03/02/2023, en estas páginas, inicié mi aventura constructiva del marco teórico para las esperadas nuevas políticas públicas. En cuyo texto afirmé: Desde la cosmovisión de “Esferas” de Peter Sloterdijk,un primer paso Esferas I, II, III 1998, Español, Siruela. 2003, avanzamos al afirmar nuestra esencial existencia “en pares”; y por ello nos resulta irrespirable habitar en una atmósfera cuyo fundamento es la exclusión de un colectivo social total, bajo su relativización como adversario, enemigo de un supuesto proyecto de cambio social, abiertamente dicotómico, maniqueo, autoritario y, en suma, excluyente por mero afán de expulsión del “paraíso perdido” a los conservadores, neoliberales corruptos y ladrones de la riqueza nacional. Esta radical polarización aún no está consumada, pero con férreo y ciego voluntarismo avanza hacia ella. ¿Acaso habremos de aceptarla?